Imprimir
Visitas: 1689

Aparece de nuevo el enigma de los subsidios que se solicitan y trascienden en una historia inconclusa de gestiones y papeles inmóviles que, a la sombra de una espera, convierten en incertidumbre una clara política de la Revolución para proteger a las personas socialmente más desprotegidas...

Justamente por eso, debiera ser igual de transparente y sensible el tratamiento a cada caso, y de pertinente la respuesta o solución.

En carta enviada a este semanario, Neobelín Fernández Laborit nos acerca a la problemática que, en sentido contrario a esa máxima, viven desde hace cuatro años su madre Juana Delfina Laborit Sánchez y su hermana Ana Méndez Laborit (impedida física y con 52 años de edad), vecinas de la calle Prado No. 2472 entre 9 y 10 Este, en San Justo.

Asegura el remitente, que el 30 de enero de 2012 su progenitora, jubilada, de 80 años de edad, con artrosis generalizada que le dificulta la marcha, y antecedentes de isquemia cerebral, entre otros padecimientos, solicitó un subsidio para mejorar o reconstruir la inhabitable casa “donde vive, además un sobrino que es alcohólico crónico, con varios ingresos en el hospital psiquiátrico y en el de higiene mental de La Habana”, describe en la misiva.

Al cabo de ocho meses de gestiones fue entregada la documentación requerida en esos casos, “con todo, solo faltaba una firma de aprobación”, acota. Pero mientras la anciana espera dicho asenso, Sandy, el huracán que azotó ese año a la provincia, arruinó aún más la maltrecha morada con paredes de madera y trozos de nylon.

Por esa razón, y ante el panorama de una vivienda sin techo y agujereada, una comisión gubernamental de la provincia, creada para atender los casos afectados por el ciclón, “le llenaron la correspondiente planilla como damnificada y le informaron que como estaba en proceso el otorgamiento de un beneficio del Estado, la mencionada planilla sería archivada dentro del expediente que se conforma para quienes tramitan un subsidio”, explica en su carta el hijo de Juana Delfina.

Y pasó el tiempo y sucedió que “hasta hoy ni acaban de aprobar el subsidio para la construcción de la casa, ni se repararon los daños de Sandy”. Agrega que “cuando reclamaron por las afectaciones del ciclón le plantearon que no aparece ninguna planilla como afectada.

“A mi madre no le quedó otra que continuar abogando por el subsidio, para lo cual tuvo que pasar no se sabe cuántos sinsabores de una oficina a otra, donde siempre la respuesta era la misma: no hay presupuesto”, expresa textualmente el escrito, y amplía:

“Comienza entonces, a través de cartas y solicitud de entrevistas, a buscar respuesta, ayuda a todos los niveles en la provincia. Mandaban no sé cuántos funcionarios y trabajadores sociales, pero al final… nadie resolvió nada”.

Después de exponer detalles de los escritos que, según dice, envió Juana a otros niveles fuera de Guantánamo, y desde estos remitir el caso a las autoridades competentes en el territorio, aquí, afirma, “vuelven a plantearle que no hay presupuesto”.

Y pasó más tiempo y “cambiaban funcionarios y directivos en entidades y organismos donde buscaba respuesta”. En esas nuevas circunstancias su caso, plantea, “volvía a cero”.

Además de abundantes detalles que recoge la epístola, referidos a cartas y fotos de la vivienda enviadas al Consejo de Estado, respuestas sin soluciones dadas en la Dirección provincial de la Vivienda, y despachos sin respaldo de parte de su delegada de circunscripción, entre otros, señala:

“El día 4 de agosto de 2015, las visitó una funcionaria de la Dirección provincial de Trabajo, quien mostró un listado de personas que debían visitar las casas. Lo mismo les dijo el 28 de abril de este año la trabajadora social. Pero nada, de nada.

“Si no es la delegada, si no es el Gobierno, si no es la trabajadora social,… ¿quién tiene que ver aquí con la situación de esta familia? Conocemos la situación del país, pero aún así, el propio país está inmerso en la solución de problemas de viviendas como este. Así lo expresó la ministra de Finanzas y Precios, Lina Peraza, en la edición del 30 de diciembre de 2015 en el periódico Juventud Rebelde, página 7, primera columna, último párrafo: /En el próximo año se incrementan los recursos financieros para el otorgamiento de subsidios a personas que necesiten emprender acciones constructivas, al destinarse el 60 por ciento de la recaudación por el impuesto sobre las ventas de materiales de la construcción, y no el 48,5 por ciento que se aplicaba/”.

Y se pregunta: ¿Para nosotros nunca va a haber presupuesto? ¿Acaso es represalia por haber acudido a otras instancias? Finalmente, dejan claro que “solo hemos intentado encontrar a diferentes niveles una solución, sabiendo que no es la Revolución, sino algunos dirigentes de la base, que solo sirven para ser incompetentes burócratas”.