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Hola, amigos. Este domingo celebramos el Día de las Madres en Cuba y gran parte del mundo. Es la fecha que cada año los almanaques marcan reconocer con quien, durante un tiempo, formamos un solo ser. Ellas son regazos de ternura, cariño, dedicación; brazos de impulsos y acompañamiento.

Muchos ven complejo elegir el regalo que encierre la más elevada dimensión del amor y cariño profesado hacia las progenitoras, sin sospechar que el agasajo supremo está en la bondad, el beso y el abrazo a mamá, pieza clave en el ajedrez de la vida.

 

A todas ellas, por haber dado a luz nuestros mejores sueños, les ofrecemos un hermoso texto de la escritora Isabel Minhós Martins, extraído de Libro del zorro rojo, 2010. ¡Felicidades!

Corazón de madre

 

El corazón de una madre no es solo un músculo que late sin parar. Es un lugar mágico donde suceden las cosas más extraordinarias…

 

El corazón de una madre está unido al corazón de cada hijo por un hilo muy fino, casi invisible.

 

Gracias a este hilo, todo lo que le sucede a un hijo hace que algo pase también en el corazón de una madre.

 

Cuando un hijo se ríe a carcajadas, el corazón de una madre se pone a bailar… Pero si su hijo está triste, el corazón de su madre se parte en mil pedazos.

 

Cuando un hijo enferma, el corazón de una madre se llena de pintitas rojas y se hace mucho más pequeño… Pero no se olvida de crecer apenas su hijo se siente mejor.

 

Cuando un hijo se cae y se da un buen batacazo, el corazón de una madre se queda blanco como el papel.

 

Y se hiela hasta dejar de latir si su hijo se pierde entre la multitud.

 

Cuando no entiende a su hijo, el corazón de una madre es como un laberinto. Y una nube oscura pasa por él siempre que un hijo es descortés.

 

Cuando pasa mucho tiempo sin ver a un hijo, el corazón de su madre se oxida… Pero cuando llega la hora de ir a recoger a su hijo a la escuela es un avión a propulsión.

 

Cuando un hijo dice algo graciosa, el corazón de una madre se ilumina.

 

Y cada vez que su hijo aprende una palabra nueva en su interior se abre una ventanita.

 

Si un hijo hace un disparate, el corazón de su madre se convierte en un volcán en erupción… Pero cuando un hijo necesita ayuda es una campana que repica sin parar.

 

Si alguien quiere hacer daño a uno de sus hijos, del corazón de su madre brotan garras y dientes afilados… Pero cuando llegan las vacaciones, late suavemente al compás de las olas.

 

El corazón de una madre es un pajarillo cuando va de merienda al campo.

 

Y un buen día, en el corazón de una madre nacen flores… cuando un hijo dice “hola” por primera vez, a otro hijo.

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