año nuevoCasi nada falta para que el 2017 se despida y dé paso al siguiente calendario, que igual estará lleno de retos para los cubanos.

Los 12 meses a los que ahora decimos adiós fueron difíciles- los próximos también-, pues hubo una comunión de dificultades que hicieron aún más complicado el accionar diario del ciudadano común y hasta para la economía en general.

Problemas financieros, déficit de combustible, elevación de precios de importaciones imprescindibles, entre ellas de alimentos, una nueva administración en la Casa Blanca y con ella más bloqueo- seguía intacto- y un retroceso en los avances bilaterales previos.

Con tal enumeración bastaría para que una nación hubiese ido a la debacle total; sin embargo,   tuvimos un “regalo” más, en este caso de la naturaleza: el huracán Irma (septiembre), del que nos estaremos acordando por largo tiempo dado lo destructor de su paso y las secuelas- paliadas en algún por ciento- que han quedado como una muestra de lo que el cambio climático trae consigo.

Pero no todo resultó trágico en el 2017, cuando la Isla continuó con su obra social, nadie quedó en el desamparo y continuaron los avances en ramos claves- los llamados estratégicos-, como resultó el turismo, que desde ya anuncia romper todos los récords precedentes, pese a que “Irma” barrió su desarrollo en los cayos al norte-centro del archipiélago.

En las recientes sesiones del Parlamento se habló claro de todo esto y de mucho más. Es obvio que los tiempos que se avecinan tampoco serán un mar de espuma. Trabajo, eficiencia, operatividad, iniciativas y que cada cual cumpla con lo suyo constituyen exigencias impostergables.

Ahí está, en solo jornadas, otro Primero de Enero y con él los nuevos retos para este 2018, frente al cual los cubanos tienen otra batalla anunciada, que no es nueva, sino la continuidad de la obra,  que no admite dilaciones ni dobleces.

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