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mella

Hay vidas que son como el paso de los cometas que, a pesar de la fugacidad, su estela luminosa queda. Una de esas vidas fue arrebatada un día como hoy, 10 de enero pero de 1929, marcando una pérdida irreparable para los revolucionarios cubanos. Fue asesinado en México un valeroso joven. Iba a cumplir 26 años y le arrancaron la vida por creer en la justicia y amar a su Patria incondicionalmente.

Los cubanos rendimos tributo eterno a quien soñó y vivió para esta tierra, que trascendió por su combatividad y antiimperialismo.
Fidel Castro Ruz, líder de la Revolución Cubana, expresó sobre este hombre inolvidable: "En Cuba nadie hizo tanto en tan poco tiempo".
Y es que Julio Antonio Mella, comunista cubano, fue un combatiente incansable, paradigma de quienes lucharon a su lado por una sociedad mejor, y también de las generaciones que le sucedieron.
En su fructífera y breve vida se dedicó a denunciar los horrores que sufrían los cubanos cuando este país era neocolonia de los Estados Unidos. Su juventud no disminuyó su responsabilidad, ni la importancia y eficacia de sus acciones y palabras.
Ingresó en la Universidad de La Habana en 1921 y allí se convirtió en líder estudiantil. Sus compañeros lo apoyaban, y este joven no vaciló ni un momento en denunciar los atropellos de los gobiernos títeres que se sucedían.
Estuvo a la vanguardia de quienes pedían reformas universitarias, con las que se demandaba la depuración de profesores corruptos, mejoramiento de los planes de estudio, entre otras exigencias.
Fundó n la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) y organizó el Primer Congreso Nacional de Estudiantes, donde se debatieron temas que preocupaban al estudiantado de aquellos tiempos, y unió criterios sobre la situación social y económica de Cuba.
La Universidad popular José Martí también fue creada por Mella, con el objetivo de impartir temas políticos y académicos a trabajadores.
Junto a Carlos Baliño fundó el Partido Comunista de Cuba, organización política que aunaba a seguidores del pensamiento marxista leninista y que Gerardo Machado cuando asumió el poder ilegalizó junto a la FEU.
El joven estudiante fue expulsado de la Universidad y encarcelado bajo falsas acusaciones. Era un estorbo para el Imperio y tuvo que salir del país para proteger su vida. Se exilió en México y allí no detiene sus pasos revolucionarios, sino que se vincula al movimiento independentista continental.
Julio Antonio Mella, en síntesis, fue la respuesta concluyente y enérgica a la necesidad de proseguir, bajo las nuevas condiciones históricas creadas por el dominio imperialista, la lucha liberadora y revolucionaria que habían iniciado Céspedes, Agramonte, Martí, Maceo, Gómez y demás próceres de la Patria.
Demostró que, dadas las circunstancias de su época, esta lucha emancipadora era inseparable del combate de la clase obrera internacional y de todos los explotados del mundo contra el imperialismo y el capitalismo.
Mella fundió genialmente en nuestro país las tradiciones heroicas de ayer, los ideales y aspiraciones populares, con el pensamiento revolucionario universal del marxismo-leninismo y con la lucha por el socialismo.
En las calles y en las fábricas, en la Universidad y en el sindicato, en las épocas más duras y de mayor terror, siempre se recordó a este joven alto, impetuoso, lleno de optimismo y sensibilidad humana.