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universidad evento En la jornada inaugural se abogó por la necesidad de integrar las funciones universitarias tradicionales de formación, investigación y extensión. Foto: pprincipe.cult.cu

Se acerca la celebración del primer siglo de la Reforma de Córdoba, —iniciada en Ar­gentina en 1918— suceso que sentó las bases del fortalecimiento de la función social de la universidad latinoamericana; y en ese contexto Cuba es sede del XIII Congreso Latinoa­mericano de Extensión Universitaria, inaugurado este lunes en el Palacio de Convenciones de La Habana con la asistencia de más de 400 delegados de una veintena de países.

En conferencia inaugural el ministro de Edu­cación Superior de Cuba, Rodolfo Alar­cón Ortiz, puso sobre el tapete la importancia que tiene esta actividad —“función más pretérita y olvidada de nuestros sistemas universitarios”— en el cumplimiento de ese rol social; y sostuvo la importancia de profundizar en su concepto, la contribución que puede hacer en la defensa de la identidad, y la necesidad de integrar las funciones universitarias tradicionales de formación, investigación y extensión.

Por otro lado, hizo un llamado a superar las tendencias de una extensión universitaria dirigida a ofrecer “migajas” del saber universitario a aquellos que no pueden acceder a las aulas, o a utilizarla como fuente de ingresos económicos, para transitar —como bien se encaminan los estudios sobre el tema— a una extensión que contribuya a una mayor y mejor calidad de vida de la sociedad, reto para el cual “la universidad tendrá que modificar sus actuales formas de interactuar con el entorno”.

El titular de Educación Superior dijo que el Programa Nacional de Extensión Uni­versi­taria en Cuba permite comprenderla como un proceso; no obstante, precisó que existen in­satisfacciones relacionadas con su vinculación con otros procesos universitarios, en el dominio de sus referentes teórico-metodológicos, en la concepción creativa de esa labor, y en los niveles de implicación-motivación de los actores involucrados.

Como respuestas a estas insuficiencias, in­sis­tió en continuar preparando los recursos hu­manos, elevar esos niveles de satisfacción y potenciar el intercambio de las buenas prácticas, hasta lograr convertir el Programa en un “real instrumento de gestión”. Así, dejaría de ser “un conjunto de acciones dispersas, lideradas por un departamento o un grupo de personas”, para ser “un proceso lleno de actores conscientes, protagonistas de su crecimiento espiritual y colectivo”.

“El principal indicador que debe ser utilizado para medir la pertinencia y calidad del proceso extensionista que se desarrolla en las universidades está en el desarrollo de las ca­pacidades axiológicas”, afirmó.

En el acto inaugural el doctor Roberto Es­calante Semerena, secretario general de la Unión de Universidades de América Latina y el Caribe, entregó el premio Dr. Carlos Mar­tínez Durán a la Profesora de Mérito de la Universidad de La Habana Elvira Martín Sa­bina, por su contribución al quehacer universitario en toda la región.

Fuente: Periódico Granma