julio calorEn julio se establecieron un total de once récords de temperatura máxima. Foto: Yaimí Ravelo

El pasado julio resultó el tercero más cálido ocurrido en Cuba desde 1951 a la fecha, al registrar una temperatura media de 28,2 grados Celsius, que supera en 0,7 el promedio histórico de esa variable para el séptimo mes del año.

Según los datos ofrecidos a Granma por el Centro del Clima del Instituto de Me­teo­ro­logía, los valores de la máxima y la mínima media mensual estuvieron en el orden de los 33,1 y 23,3 grados, sobrepasando las cifras habituales en 0,5 y 0,7, respectivamente.

La propia fuente confirmó que en julio se establecieron un total de 11 récords de temperatura máxima, con el reporte más alto de 38,2 grados, en Contramaestre, provincia de San­tiago de Cuba, el miércoles 29.

También es interesante señalar que en la capitalina estación de Casablanca hubo 20 días con condiciones de calor intenso, cifra por encima de la media histórica del mes, que es de 17.

Igualmente, el evento el Niño/Oscilación del Sur (ENOS) prosiguió su desarrollo al incrementarse las anomalías de la temperatura superficial del mar en el Pacífico ecuatorial hasta en dos grados Celsius.

Como reflejan la mayoría de los modelos, la intensificación de este complejo proceso de interacción océano-atmósfera continuará has­ta finales del 2015 y comienzos del 2016, pudiendo alcanzar la categoría de fuerte durante el periodo agosto-octubre, algo que no sucede desde el bienio 1997-98.

Vale reiterar que el principal impacto del ENOS sobre el clima cubano suele tener lugar entre enero y abril del año siguiente a su aparición, cuando de manera general los totales de precipitación superan las cifras normales de la época. En algunas ocasiones repercute en el incremento de episodios de lluvias intensas, brotes de tormentas locales severas e inundaciones costeras.

De igual forma, tiende a deprimir la actividad ciclónica en nuestra área geográfica, pues genera fuertes vientos del oeste en la atmósfera superior (cizalladura vertical), ca­paces de entorpecer en gran medida el surgimiento y desarrollo de las tormentas tropicales y huracanes, al impedir que la energía pueda concentrarse en la columna de aire en la altura.

Fuentes: Periódico Granma

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