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balitas ventaLa producción actual de balitas de gas alcanza para cubrir la demanda de los territorios que ya tienen el servicio de venta liberada y no la demanda total del país. Foto: Ventura de jesús

Como alternativa complementaria a las otras formas de cocción de alimentos en los ho­gares cubanos, y coherente con los lineamientos apro­bados en el VI Congreso del Par­tido, este año se ha continuado la venta liberada de gas licuado en las provincias donde se estableció el servicio.

En días recientes, usuarios de la página web de Granma comentaron una serie de insatisfacciones e inquietudes respecto al tema, lo que motivó para entrevistar a Lucilo Sánchez Aquino, jefe de Combustibles Domésticos de la Empresa Cuba Petróleo (Cupet), quien ex­plicó sobre el desarrollo y estado actual del programa de venta liberada.

—¿Cuándo se prevé generalizar la venta liberada de gas licuado al resto de los territorios del país?

—Para la venta de gas licuado se requiere crear una serie de condiciones tales como contar con una provisión considerable de cilindros (balitas), puntos de venta seguros para al­­­­macenar un producto altamente inflamable, medios de transporte para su distribución na­cional y accesorios (manguera, regulador y pre­­sillas). Todos esos recursos están incluidos en el plan 2016 de la Empresa Cupet, el cual es­tá pendiente a aprobarse por el Ministerio de Economía y Planificación (MEP) a partir del próximo mes de septiembre.

“En dependencia de los recursos aprobados se valorará la posibilidad de ir ampliando el servicio al resto de los territorios (las capitales provinciales en primer lugar) el siguiente año. Entre los criterios que se tendrán en cuenta para establecer un orden de prioridad están la existencia de condiciones en los puntos de venta, la garantía de medios de transporte pa­ra la distribución y la mayor concentración de clientes de gas licuado”.

—¿Cuáles factores dificultaron que en el 2015 la venta liberada se estableciera en to­das las provincias incluidas en el plan inicial de la empresa Cupet?
—Para extender la comercialización liberada se demanda en primer lugar una vasta cantidad de cilindros. Cuando hicimos el plan inicial del 2015 —que incluía las territorios de Artemisa, Mayabeque, Matanzas, Camagüey, Holguín, Moa y las provincias centrales— solicitamos 300 000 cilindros a fin de cubrir este servicio con estabilidad. Teniendo en cuenta las limitaciones económicas y de recursos del país, de esa cifra solo se aprobó por el MEP el presupuesto para alrededor de 100 000 uni­dades.

lucilo sanchez izquierdoLucilo Sánchez Aquino, jefe de Combustibles Domésticos de Cupet. Foto: Alberto Borrego

“En las provincias que iniciaron los contratos de balitas y la venta liberada, el número de personas que pasó de cocción con queroseno a gas licuado fue muy superior a la cifra prevista y debido a ello hubo que mover recursos del resto de las provincias que estaban planificadas para comenzar también esta actividad (por ejemplo las centrales) y posponer en ellas la apertura del servicio.

“También de manera urgente hubo que ha­bilitar otros nuevos puntos para la contratación, importar 60 000 reguladores, 120 000 metros de mangueras, 120 000 presillas y 60 000 cilindros (parte de los cuales todavía están arribando al país) por encima del plan aprobado. Co­mo resultado de lo anterior, en el año en curso y hasta la fecha se superó el plan aprobado de arrendamiento de cilindros, que hoy alcanza la cifra de 164 835 balitas.

“Con el propósito de satisfacer la demanda de la población se estableció como procedimiento la posibilidad de alquilar hasta dos ci­lindros por cada contrato. Hoy aproximadamente el 20 o 30 % de quienes hacen el contra­to rentan dos balitas”.

—¿Existe una producción nacional de ba­litas que respalda su presencia estable en los puntos de renta?

—Hasta ahora sí, pero esa producción al­canza para cubrir la demanda de los territorios que ya tienen el servicio de venta liberada y no la demanda total del país. En Cuba hay actualmente dos millones 600 000 clientes que utilizan el queroseno y que son potencialmente los que van a adquirir el gas cuando se generalice este tipo de servicio y para ello todavía no estamos preparados.

“La producción nacional anual prevista para el 2016 (300 000 cilindros) es insuficiente para responder a la demanda de 400 000 cilindros que —en su plan 2016— ha realizado la empresa Cupet. El resto para completar el pe­dido habría que importarlo. No obstante, estas cifras son tentativas mientas no se apruebe el plan de la economía por el MEP, en el último trimestre del presente año.

“En cuanto al tema transportación está programado importar próximamente 20 camiones de distribución y diez equipos de servicios mecánicos (camionetas) a fin de resolver problemas y fallas que en el traslado y la instalación se le presenten al cliente”.

—¿Pero esa cantidad de medios de transporte es mínima respecto al número de cilindros que actualmente se necesita distribuir y los recorridos que hay que realizar en los territorios donde se abrió el servicio?

—Sí, es cierto. Estamos procurando paulatinamente aumentar ese número en la medida en que sea posible importar camiones acondicionados para esa actividad. Hay que ir escalonando las necesidades a las posibilidades económicas de inversiones que tiene el país. Todavía no contamos con los recursos financieros para importar 50 o más camiones des­tinados exclusivamente a ese servicio. De to­das maneras, aunque parezca poco —y lo es— no se puede ignorar el hecho de que un camión permite distribuir los equipos para dar servicio a 12 000 clientes. Si bien no es una cifra elevada en comparación con la demanda, ya suman en total unos cuantos miles de familias beneficiadas, que hoy perciben una mayor calidad en quehaceres domésticos tan vitales como la cocción de alimentos.

—¿Cuál es la situación respecto a la ga­rantía de accesorios que llevan los equipos y el local para la comercialización?

—Los accesorios se importan y no son muy costosos. Los establecimientos se han ido creando y acondicionando.

“Sin embargo, la otra cuestión que incide en la ampliación de los contratos y la venta li­berada es que básicamente la mitad del gas li­cuado que se consume en Cuba se importa. Solo existen en el país dos plantas productoras de gas licuado de petróleo (una en La Habana y la otra en Cienfuegos).

Dadas las condiciones técnicas de la planta de la refinería Ñico López de La Habana que hoy tiene más de 50 años, no existe una certeza de que desde el punto de vista productivo no va a ver afectaciones en el suministro. Por ello, aún no podemos crear una dependencia en la población hacia ese modo de cocción y extender el servicio sin poder garantizar estabilidad en el abastecimiento”.

—¿Por qué Cienfuegos que tiene el producto en su propio territorio —al contar con la mayor refinería de petróleo del país— no tiene aún el servicio?

—Empezamos en las capitales de provincia que mejores condiciones presentaban para abrir este servicio. Cienfuegos tiene la refinería en su territorio y por tanto el gas licuado mu­cho más cerca. Pero en el momento que se hi­zo la valoración existían serios problemas allí con el transporte, incluso con aquel que ga­rantizaba la distribución normal de gas licuado, causa por la cual entonces no se dispuso la prestación del servicio en el territorio.
—¿Se ha valorado la posibilidad de disminuir el precio del gas de venta liberada?

—El costo de este producto ha ido disminuyendo. De 155 pesos que era el precio inicial, se rebajó primero a 130 y hoy está en 110. Ante las condiciones actuales no se puede garantizar a un menor valor. Según el comportamiento de las ventas a partir de la demanda de la población, creo que por el momento se mantenga con este importe.

—¿Todavía hoy se están realizando nuevos contratos y renta de balitas en los territorios donde se inició este servicio?

—En las provincias en que inició la venta liberada no se puso límite de tiempo para la realización de los contratos y por tanto el proceso de contratación no se ha detenido.

—¿Podrán legalizar la posesión de la ba­lita quienes la han adquirido de forma clandestina?

—La empresa elaboró un procedimiento para que aquellos clientes que han adquirido de forma ilícita un cilindro —el cual no está in­cluido dentro de los controles de Cupet— puedan legalizarlo.

“El importe por la certificación y contrato de estos equipos que para el trámite deben presentar buen estado técnico (sin hendiduras u oxidados) sería la mitad de lo que usualmente cuesta hacer un contrato, es decir 200 pesos.

“Ese procedimiento que actualmente está pendiente a aprobación por la comisión de im­plementación de los lineamientos y por el área jurídica del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, una vez aprobado, se implementará en las capitales de provincia donde se está eje­cutando la venta liberada”.

Fuente: Periódico Granma