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Nuestro deber es luchar por una cultura libertaria, contestataria, diferente e insujetable, aseguró en La Habana, José (Pepe) Mujica, expresidente de Uruguay y actual senador del país suramericano.

Invitado especial a la edición 57 del Premio Literario Casa de las Américas y acompañado por su esposa, la también senadora Lucía Topolansky
, el carismático líder conversó a puertas abiertas durante una hora, con intelectuales, jóvenes y diversas personalidades de los ámbitos políticos y culturales.

Con una ovación y la repetición de su sobrenombre, fue recibido por una multitud que conoció de primera mano sus concepciones en torno a cuestiones como la independencia latinoamericana, su amor por la cultura tradicional y sobre todo, sus diferentes puntos de vista con respecto al pensamiento y el legado de José Martí.

Repitiendo la historia de sus coterráneos Mario Benedetti y Eduardo Galeano, Mujica logró desbordar la sala Che Guevara de la institución habanera, calificada por él como una joya de la cultura latinoamericana.

Se han ido amontonando los años, los pensares, los decires, y siento que para mí es un honor  -un inmerecido honor- estar en este templo de la cultura del escribir, del pintar, del sentir, del transformar la nostalgia y el sentimiento en poesía, en sensaciones que se transmiten a lo largo del tiempo que intercomunica a los humanos, expresó emocionado.

Un día me enamoré y soñé -como los que están acá- en cambiar el mundo, pero una cosa aprendí para trasmitirle a las nuevas generaciones: cometan los errores de su tiempo, no los nuestros; añadió ante un espacio repleto de escuchas jóvenes.

Asimismo, Pepe dialogó sobre los años de presidio en su vida y narró cómo esa experiencia lo apartó de la literatura, razón por la cual confesó no haberle concedido a la lectura el respeto merecido.

Por eso el estar acá es para mí un honor no merecido, porque este lugar es un templo que simboliza el esfuerzo más comprometido y sagrado de la cultura latinoamericana, con la cual tenemos una deuda vieja alrededor de un sueño antiguo, aseveró el exguerrillero uruguayo.

Soñamos con esa vieja bandera que nos dice en términos sintéticos, que hemos logrado en estos últimos 200 años fundar varios países, pero la nación es una deuda que existe agazapada en las incertidumbres de la historia y esa es otra liberación que no hemos logrado, la de fundar una sola nación con nuestras patrias, abundó Mujica.

De igual manera, el senador evocó a Martí y su pensamiento, al definirlo como el símbolo de la construcción de una república, un Apóstol que hoy da la impresión de que buscó con alegría la muerte, como última manera para suscribir lo que pensaba y sentía.

No es la liturgia de recordar a Martí solo por hacer un homenaje, vamos al baúl a buscar las herramientas intelectuales que nos sirvan para esta lucha de hoy; nuestro compromiso no está en el pasado, radica en el porvenir, enfatizó el expresidente.

Por último, hizo un llamado contra la civilización mediática y en contra de la cultura que gobierna a través de la dominación capitalista.

Por eso defiendo a muerte la sobriedad, el vivir liviano de equipaje, tener tiempo para vivir, recordar que la felicidad humana es la relación con otros seres humanos, que el hombre no es una mercancía -ni se compra ni se vende- y que las cosas más sagradas y las decisiones más importantes nada tienen que ver con la economía, concluyó.

José Mujica se encuentra en Cuba cumpliendo con una agenda coordinada por el Ministerio de Relaciones Exteriores, la cual incluye su participación en la II Conferencia Internacional "Con todos y para el bien de todos", enfocada en el intercambio intelectual acerca de la obra de José Martí.

Fuente: ACN