congreso enseñanza especial Existen en Cuba 365 instituciones de Educación Especial. Foto: Alberto Borrego

Dos miradas diferentes a la situación de la educación cubana actual ofrecen los eventos que se desarrollan por estos días —y hasta mañana— en el Palacio de Convenciones de la capital cubana.

 

El X Congreso Internacional de Gestión Em­presarial y Administración Pública —con el lema Por la contribución al conocimiento y la innovación en la gestión empresarial y pública— fue inaugurado este martes con una conferencia del doctor Rodolfo Alarcón Ortiz, ministro de Educación Superior.

 

El titular del sector puso sobre el tapete —ante más de 100 delegados de 18 países— la im­portancia ascendente del conocimiento, y de la capacidad de una sociedad para producir, seleccionar, adaptar y usar esos saberes (no solo los científico-técnicos), en aras de lograr un crecimiento económico sostenido y mejorar los estándares de vida de la población.

 

“En un mundo donde la distribución de la riqueza es tan desigual, los docentes, en el campo de la ciencia de la dirección tenemos que entender los efectos que ello puede provocar y reaccionar desde la academia, y superar a ese profesional capaz de defender su cultura y su identidad”, expresó en el es­pacio con­vertido, además, en tribuna para el reconocimiento a aquellos que han contribuido en el desarrollo del evento desde su surgimiento.

 

Al unísono, en las salas del Palacio de Con­venciones sesionaron las comisiones del VII Congreso Internacional Educación y Pe­da­gogía Especial —iniciado el pasado lunes— en el que educadores e investigadores se pronunciaron por una educación inclusiva, la calidad en la formación del maestro y su de-sempeño profesional, y una mejor organización escolar, entre otros temas.

 

Para el día de hoy, el programa científico del evento prevé el desarrollo de ponencias relacionadas con la utilización de la tecnología en el proceso docente educativo, así como visitas especializadas a algunas instituciones, entre ellas las escuelas Dora Alonso, Vo Thi Thang, Eter­no Baraguá, y la institución pedagógica Ful­gencio Oroz.

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