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Discurso del General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de los Consejos de Estados y Ministros, en el acto por el XII Aniversario de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), y el XXII Aniversario del primer encuentro de Fidel Castro con Hugo Chávez. Palacio de las Convenciones, el 14 de diciembre de 2016, “Año 58 de la Revolución”. 

 

(Versiones Taquigráficas – Consejo de Estado)

 

Querido compañero Nicolás Maduro, Presidente de la República Bolivariana de Venezuela;

 

Compañeros y compañeras venezolanos y venezolanas;

 

Representantes de las naciones hermanas del ALBA-TCP y demás Estados de América Latina y el Caribe;

 

Compatriotas:

 

Seré muy breve, como suelen ser la mayoría de mis discursos, además en este caso para no forzar la voz, que como apreciarán la tengo algo afectada y, sin embargo, queda mucho que hablar t

todavía (Aplausos). Decía que queda mucho por hablar y pelear todavía en este país (Aplausos), por lo que mi ronquera puede ser permanente.

 

La reciente historia de Nuestra América nos convoca hoy a conmemorar varios acontecimientos:

 

El aniversario 22 del primer encuentro entre el Comandante Hugo Chávez Frías y el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, punto de partida de una amistad y lealtad infinitas entre la Revolución Cubana y la Revolución Bolivariana.

 

El aniversario 16 de la firma del Convenio Integral de Cooperación entre Cuba y Venezuela, que fijó las bases de una relación económica, comercial y de cooperación, que ha aportado grandes beneficios y experiencias humanas para ambos pueblos.

 

Celebramos, además, el aniversario 12 de la constitución en La Habana de lo que primero fue Alternativa y luego se convirtió en Alianza Bolivariana para las Américas y Tratado de Comercio de los Pueblos; una nueva forma de organización para concertar e impulsar la cooperación y el desarrollo de los estados miembros.

 

De estas experiencias se pueden destacar significativos y elocuentes resultados:

 

Cuatro países se liberaron del analfabetismo y avanzaron en la escolarización de sus poblaciones, lo cual constituye la base inicial para todas las grandes transformaciones revolucionarias en cualquier sociedad.

 

Millones de latinoamericanos recibieron servicios de salud gratuitos y más de un millón setecientos mil recuperaron la vista.

 

Un comercio de nuevo tipo, justo y complementario, sin proteccionismos comenzó a abrirse paso.

 

Venezuela, en actitud altruista, creó mecanismos de cooperación y comercio solidario para compartir parte de sus riquezas petroleras y fomentar transformaciones socioeconómicas integradoras en la región, sin las cuales muchos países no habrían resistido la crisis internacional.    

 

Es imperioso hoy el llamado a todos los pueblos de América Latina y el Caribe a ser solidarios con esa Venezuela bolivariana, antiimperialista e inmensamente generosa a la que tanto agradecemos, víctima en este momento de un gran asedio y una hostilidad sin precedentes por parte de las fuerzas históricamente enemigas del progreso en nuestra región.

 

Apoyar a Venezuela, en época de ofensiva de las oligarquías, el imperialismo y el neoliberalismo, significa también luchar por la plena emancipación y la integración latinoamericana y caribeña.

 

Ser solidarios con Venezuela implica tener conciencia de qué podría ocurrir en este hemisferio si prevalecieran quienes buscan reconquistar las inmensas riquezas de ese país y fomentar el odio y el enfrentamiento, en detrimento de la libre determinación y la paz, a lo que se comprometieron aquí en La Habana los jefes de Estado de la región en el año 2014 al firmar la Proclama de la América Latina y el Caribe como Zona de Paz.

 

Solidaridad, consenso en las ideas y unidad de acción es lo que necesitan ahora los pueblos de Nuestra América, en esta época de dificultades y crecientes desafíos.

Fidel y Chávez trazaron las metas, las ideas y con su imperecedero ejemplo señalaron el camino. Nos corresponde a todos hacer de sus legados la trinchera invencible para la defensa de la Patria Americana (Aplausos).

 

Martí dijo: “Deme Venezuela en que servirla: ella tiene en mí un hijo”. En esta memorable fecha los cubanos ratificamos: ¡Venezuela, aquí estamos tus hijos!

 

Muchas gracias (Aplausos).

 

Fuente: Periódico Granma