Canel HumboltMiguel Díaz-Canel Bermúdez, miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba y primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, encabezó el homenaje del estudiantado, los jóvenes y todo el pueblo de Cuba a los mártires de Humboldt 7, a 60 años de un crimen que conmocionó a La Habana y enlutó a la nación.

Al atardecer fue la cita, a la entrada del edificio de apartamentos donde el 20 de abril de 1957, aproximadamente a la misma hora y luego de 38 días de feroz cacería, esbirros de la tiranía batistiana asesinaron a mansalva a cuatro jóvenes sobrevivientes del  ataque al Palacio Presidencial y la toma de Radio Reloj.

Historia y presente se fundieron en el tributo a Fructuoso Rodríguez, Juan Pedro Carbó, José Machado y Joe Westbrook, para quienes no faltaron el canto y verso apasionados ni las flores, depositadas como ofrenda de amor, en nombre de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), a las puertas del inmueble.

Recordados fueron los hechos  aquella fatídica tarde de sábado, cuando la traición, la barbarie, la impotencia y el odio se cobraron cuatro vidas preciosas, y recordados fueron, también, la grandeza y el sacrificio de aquellos jóvenes, que supieron ser dignos y poner la Patria por encima de todo.

Cómo no defender lo que tanta sangre costó, expresó Raúl Alejandro Palmero Fernández, presidente de la FEU en la casi tricentenaria Universidad de La Habana -la más antigua casa de altos estudios del país-, y añadió que sucesos como la masacre de Humboldt 7 demuestran que los revolucionarios cubanos, los de ayer y los de hoy, “estamos del lado correcto de la historia”.

Más de una vez citó a Fructuoso, la misiva que escribiera el propio 20 de abril, poco antes de ser asesinado, y que se considera el testamento político de quien, tras la caída del líder de la FEU, José Antonio Echeverría, el 13 de marzo de 1957, asumió la secretaría general del Directorio Revolucionario.

En esa última carta preguntaba y desde la eternidad sigue preguntando:  ¿Qué hace más grande a nuestra Universidad, los que siguen el ejemplo de José Antonio o los 500 certificados de alumnos que se marchan presurosos a otras latitudes y poco generosos con la Patria y con la Humanidad?, señaló el orador.

Lo que importa es que la Universidad sea de veras una promesa de esperanza para su pueblo, que haga hombres antes que médicos, ingenieros o abogados, escribió hace 60 años y nada más aterrizado al presente de cada casa de altos estudios del país, a su misión y al derecho que con sangre se ganó la FEU, a exigir el tipo de estudiantes que aspiramos se gradúe de nuestros centros de enseñanza superior, enfatizó.

En tiempos de Revolución hemos aprendido a desarrollarnos, a batallar y defendernos con las ideas, pero que nadie dude que, como Fructuoso y sus compañeros, sabremos también usar los puños y las armas para defender la obra construida por la Revolución Cubana: eso podemos jurarlo, añadió Palmero Fernández.

Presidieron también la conmemoración Olga Lidia Tapia Iglesias, miembro del Secretariado del Partido, Susely Morfa González, integrante del Comité Central y primera secretaria de la Unión de Jóvenes Comunistas, y la también miembro del Consejo de Estado y presidenta de la FEU, Jennifer Bello Martínez.

Combatientes del Directorio Revolucionario y familiares de los caídos 60 años atrás acompañaron a los “pinos nuevos” en este homenaje, como lo hicieron, horas antes,  en el mausoleo a los mártires del 13 de marzo, en la necrópolis Cristóbal Colón, donde reposan los restos de Joe, Fructuoso, Machadito y Juan Pedro, junto a muchos de sus compañeros.  

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