asamblea diaz canelFoto: Juvenal Balán

El trabajo comunitario tiene que atravesar los procesos ideológicos, económicos y sociales. No podemos ver la labor cultural y educacional por separado, sino hacerlo con enfoques integrales. El ideal revolucionario cubano tiene que ser la base de esa actividad, los símbolos, las costumbres, las tradiciones.

Así expresó Miguel Díaz-Canel Bermúdez, miembro del Buró Político y primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, al intervenir en los debates de la Comisión de Educación, Cultura, Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, en su primera jornada de intercambios.

El trabajo cultural comunitario y el papel de las alianzas institucionales y centros educativos en función de esa labor, signaron los análisis de los parlamentarios de un tema que, como definió Díaz-Canel, exige rigor profesional, toda vez que ayudará a mejorar la calidad de vida de la gente, su compromiso con la Revolucióny la unidad nacional.

Los proyectos tienen que ser enaltecedores, de participación,deben apartarse de lo vulgar y sustentarse en una ética socialista. El trabajo comunitario tiene que partir de una acción de gobierno, relacionada con la labor de las instituciones, los liderazgos comunitarios, la creatividad, las iniciativas y aspiraciones de los habitantes. Hay que detectar las potencialidades de las instituciones, dijo Díaz-Canel.

El diputado Luis Morlote Rivas, vicepresidente de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, presentó a los parlamentarios el informe de fiscalización realizado por los diputados a este tema, que responde al Lineamiento 133 de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, aprobado en el 6to. Congreso del Partido.

En el recorrido realizado por el país, se identificaron problemas y aristasprincipales que inciden en el trabajo comunitario, entre ellos la ausencia de una estrategia de formación sobre el tema; falta de integración, articulación ycoordinación para el desarrollo de esta actividad,dado que no se basa en diagnósticos sobre los intereses de los habitantes de la comunidad. En algunos lugares–apuntó Morlote- se manifiesta una insuficiente claridad sobre el rol del gobierno en el trabajo comunitario.

Además, subyacen insatisfacciones de la población por la poca socialización del impacto del trabajo comunitario, y dificultades en el tratamiento del tema de su sostenibilidad. Sobre ese último aspecto, se fundamentó que no son suficientes lospromotores culturales, los instructores de arte, y hay muchas expresiones de falta de presupuesto para realizar este trabajo.

Entre los desafíos fundamentales, Morlote mencionó la necesidad de fomentar propuestas estéticas de calidad desde el accionar comunitario; introducir cambios estructurales para el fortalecimiento de la institucionalidad; desarrollar una cultura económica que acompañe la gestión del trabajo culturalcomunitario; insertar en la estrategia de informatización de la sociedad a través de un mayor uso de los medios en función de esta actividad; trabajar con mayor intencionalidad la dimensión del trabajo comunitario en la formación del maestro; implementar en los principios planteados en el perfeccionamiento de la educación, la vida de la comunidad.

Ena Elsa Velázquez, ministra de Educación, indicó que hablar de la escuela como el centro culturalmásimportantede la comunidad es hablar de mejorar la calidad de la enseñanza. Mencionó, entre los espacios de seguimiento y evaluación de la actividad por parte del organismo formador, los intercambios con estudiantes, miembros de la comunidad, presidentes de los consejos de escuela, y los docentes en los seminarios de preparación del curso.

Como ejemplo de lo hecho por la educación, se refirió a la aprobación en el 2014 de la Resolución 186, donde fueron aprobadas adecuaciones para el trabajo educativo, en aras de lograr una mayor flexibilidad en el diseño de su organización escolar. Allí donde se implementó de forma coherente, se ha logrado unmayor trabajo de la comunidad, la concreción de convenios con diferentes centros de trabajo, una mejor formación, argumentó.

Asimismo, apuntó al programa Educa a tu hijo, una expresión concreta de trabajo comunitario, en la que se atienden más 490 000 niños en todo el país de 0 a 5 años.No obstante, entre los retos todavía resaltan, entre otros, la atención a tarjas, monumentos y sitios históricos, e incentivar el hábito de la lectura.

En el debate,los parlamentarios se pronunciaron por la importancia de medir impactos del trabajo comunitario, en aras de lograr su perfeccionamiento continuo; y sobre el trabajo realizado por el Ministerio de Educación (Mined) en la informatización de los centros educativos y la explotación de los recursos audiovisuales creados por Cinesoft.

El diputado Miguel Limia, de la provincia Granma, sostuvo que el trabajo comunitario no debe analizarse separado de su vínculo con la promoción del desarrollo económico y social. En ese sentido, destacó que es necesario enriquecer la comprensión de la función cultural de la escuela dentro de la comunidad, para abarcar las dimensiones científicas, tecnológicas e innovadoras necesarias enla formación de la cultura económica y laboral que se requiere.

Por su parte, Liliam Mendoza, presidenta de la brigada cultural de instructores de arte, puntualizó en la importancia de la eficiencia en las alianzas que se establezcan entreinstituciones y actores sociales.Entre los proyectos comunitarios de la entidad cultural, destacó la Guerrilla 50 aniversario, el Concurso Escaramujo y los conjuntos de montaña. No obstante, persisten insatisfacciones, como el hecho de que no se potencia la realización de un diagnóstico a la hora de realizar un proyecto de este tipo. “No se trabaja como un sistema”, criticó.

Asimismo, se refirió a la fuerza técnica de 30 000 graduados de instructores que formó que país, de los que hoy solo se cuenta con 14 000, a lo que una representantede ese grupo de profesionales, Idaliena Díaz, diputada por Guantánamo, agregó que es un imperativo enfrentar el éxodo de instructores de arte.

A propósito, se conoció que el país, para dar respuesta a esa necesidad, iniciará a partir de octubre próximo, la formación de profesores-instructores de arte de forma experimental, y con una duración de tres años, con un grupo reducido de egresados de nivel medio superior.

“En la comunidad se está dando la batalla entre los valores del socialismo y los impulsos hacia una pretendida Cuba capitalista que jamás aceptaremos”, dijo Abel Prieto, ministro de Cultura, al referirse al tema.

Capacitar a la gente, vigilar siempre la calidad de lo que estemos promoviendo en esos espacios, medir la calidad de lo que se promueve, difundir el trabajo de los instructores de arte, articular los empeños de cada uno de los actores, trabajar de manera más coherente, son principios fundamentales en ese trabajo, fundamentó.

Fuente: Periódico Granma

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