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1jose galart pepeJosé Porfirio (Pepe) Gallart CarcasésMenos de una treintena de presentes fueron testigos de la plasmación de la leyenda: escuchar obras rescatadas de la creación de José Porfirio (Pepe) Gallart Carcasés (Guantánamo,19-12-1887, 16-8-1946), por Teresa Manzanares Serret, y del exigente repertorio, casi todo cubano, de prominentes vástagos actuales de la saga pedagógica del fundador de la pianística de concierto aquí: María de la Caridad Porto García y René Méndez Fernández.

Los 130 años del nacimiento de Gallart y los 30 de vida artística de Manzanares propiciaron, por el celo “arqueológico” de esta sacar su música, con lupa de las gastadas partituras manuscritas del primero, donadas por familiares, en Pesares del alma y Dulce recuerdo, inspiradas por cuitas domésticas del autor, también, de Mabel, interpretada a dúo vocal por la soprano Ailec Caramazana Díaz y el barítono Pablo Roger Díaz Manzanares.

El “mito” gallartiano incluye haber sido predilecto del gran pianista Paderewski, que Pepe fuera devuelto por imperativo paternal a su ciudad, acompañara al no menos universal violinista Brindis de Salas, y se negara a mostrar aquí públicamente su maestría de ejecutante.

Sobre sus condiciones de ejecutante y compositor se aprecian sus virtudes de pedagogo, favorecedor inicial en su Guantánamo de quienes llegarían a ser cumbres pianísticas cubanas, como Zenaida Manfugás, Ivette Hernández… y hasta el popular Lilí Martínez, y una pléyade de eminentes maestras locales de las teclas, según evocó el investigador José Cuenca Sosa, otro de los cómplices del concilio en la sala de conciertos Tusy Cabal, otra de sus ilustres alumnas.

Por el redescubrimiento del maestro y la consagración, los familiares y Manzanares recibieron en el concierto homenaje sendos certificados y otros presentes, de manos de los principales directivos del sectorial de Cultura, el centro provincial de la música Luis Martínez Griñán, la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, y la Asociación Hermanos Saíz aquí, en emotivo intercambio que ganó palabras de gratitud de la pianista, en la que constituyó una de las más genuinas ofertas de la edición 21 de la Fiesta a la Guantanamera.

Como una suite cubana en cuatro movimientos, por su coherencia, pudo figurarse la interpretación intercalada, ofrecida en su digitación por la Porto, de piezas de José María Vitier (Tarde en La Habana y Danza de fin de siglo) y Ernesto Lecuona (Gitanerías y la menos escuchada Rapsodia Negra), en el inicio de la velada.

Ayes del alma, de Manuel Saumell, Habanera, de Carlos Malcom, Danzón Legrand, de Andrés Alén, y Polonesa militar, del infaltable cosmopolita del piano Federico Chopin, permitieron a Méndez mostrarse como uno de los principales ejecutantes actuales de la tecla de concierto en Guantánamo.