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laborde homenaje2Durante el encuentro, Ángel Laborde compartió algunas de sus experiencias como profesor y ceramista, y reveló su fascinación por la creación, el ser y el tiempo como temas recurrentes en sus obras.

Sumergir entre la muchachada del pre universitario urbano Enrique Soto su espiral de 75 años vividos, hizo especialmente feliz al artista de la plástica Ángel Laborde Wilson, en ocasión de dedicarse, entre otros, por su cumpleaños, la Semana de la Cultura Guantanamera en la presente edición.

Así lo confesó el propio caricaturista, pintor, dibujante, escultor, ceramista, profesor e investigador al concluir, en el Centro provincial de Superación para la Cultura, una conferencia sobre la vida y obra del creador espiralista por la joven historiadora del arte Dayamis Rodriguez La Cruz, cuyo público más atento y numeroso fueron los futuros bachilleres, un atinado diálogo entre juventud y experiencia.

 

La proyección del documental La Espiral Infinita, del realizador Pedro Gutiérrez, del telecentro Solvisión, complementó el homenaje al artista de las caracolas, quien recibió presentes de los trabajadores del centro cultural y la ovación de los adolescentes estudiosos, motivados por la coherente entrega cívica, política, artística y personal del creador a su concepción de cubanía universalista a través de su actuación.

laborde homenajeAl término de su exposición sobre la obra pictórica de Laborde, la joven investigadora Dayamís Rodríguez agradeció al maestro su presencia y lo convidó a seguir promoviendo las artes plásticas guantanameras.

Al agradecer el reconocimiento, Laborde refirió que su dedicación parte de su origen humilde, sus vocación cultivada por sus maestros, la oportunidad dada por la Revolución y su interés personal de estudiar en la Escuela Nacional de Arte, especializarse en cerámica en Checoslovaquia, compartir conocimientos con alumnos y otros artistas y profesores, junto a una firme militancia política, patriotismo local y nacional, y conciencia de la identidad cubana como una mezcla y un resultado.

 

El artista septuagenario sugirió a los jóvenes mantener con voluntad sus empeños por conquistar sus ideales de mejorar la vida, pues en ese propósito él mismo marchó primero a alfabetizar a las montañas a quienes no sabían leer ni escribir, a inicios de la Revolución, y continúa aprendiendo de los que crearon antes que él.