feria libro2018

¿Quién duda que los pequeños de casa fueran los más favorecidos durante las recientes jornadas de Feria del Libro, acá en el extremo más oriental?

 

De un estanquillo a otro a lo largo de la calle Pedro Agustín Pérez, incluso en el Pabellón Guantánamo -que en días de Feria junto a la Librería Ateneo Asdrúbal López potencia la comercialización de los mejores y más interesantes títulos que llegan al territorio- primaron textos dedicados a estas edades.

 

Un hecho favorable, si pensamos que el público infantil es sensible y receptivo; el primero y al que por más debiéramos apostar al buen aprendizaje en estos tiempos de tanta tecnología e internet.

 

“Saber leer es saber andar”, dijo el Apóstol cubano.

 

Miles e inimaginables posibilidades de ayuda, superación, regocijo y enseñanza se nos descubren al término de una obra literaria; por ello es esencial y casi obligatorio concientizarlo desde la cuna. “El pueblo más feliz es el que tenga mejor educados a sus hijos, en la instrucción del pensamiento (…)”, asimismo se refirió nuestro Héroe Nacional a la importancia de cultivar el conocimiento en los libros.

 

Claro que no por ello los organizadores del magno evento literario en el territorio, deben descuidar los títulos para adultos, la literatura científico-técnica, la narrativa, de ciencia ficción, la especializada o las deportivas, entre otros tantos apartados.

 

Aplaudo y me alegro que hasta acá llegasen obras de autores cubanos de cabecera como La Edad de Oro, del propio José Martí, Oros Viejos de Herminio Almendros y El Cochero Azul de Dora Alonso; entre otros tantos de escritores contemporáneos para niños como Enrique Pérez Díaz, José Raúl Fraguela, Eldys Baratute Benavides, Ramón Elías Laffita y Gregoria Bollé Pineda, estos tres últimos guantanameros, por cierto.

 

Pero algunos, volvemos a quedar insatisfechos y sin llevar a casa lo que realmente buscábamos.

 

Ciertamente complacer los gustos de una población heterogénea resulta complicado; pero insisto, las autoridades culturales y del Centro provincial del Libro y la Literatura deben unir esfuerzos y voces para que la Distribuidora Nacional del Libro, garantice en la provincia cantidad suficiente y variada de títulos y volúmenes.

 

Ojalá que algún día logre articularse una estrategia coherente de promoción y distribución desde La Habana –donde como sabemos se gesta la principal Feria del Libro en Cuba- y lógicamente puedan hallarse en todo el archipiélago las novedades del Instituto Cubano del Libro y sus respectivas editoriales nacionales o las convocadas para la cita internacional.

 

Mientras tanto, creo que la poca visibilidad de otros materiales que llegan al territorio y a veces pasamos de vista, tiene que ver con la disposición de los estanquillos y recintos feriales, “a veces da la impresión de que todos los quioscos se parecen pues todos venden lo mismo”, comentó a esta reportera más de una persona entrevistada.

 

Tal vez ayude la personalización. Habrá que pensar si abastecer y colocar los stands por casas editoras, géneros o publicaciones.

 

Con la actual distribución y horarios establecidos –este último, que debería extenderse al decir de varios guantanameros- los resultados económicos de la cita literaria guantanamera muestran saldos positivos en el cumplimiento del plan de ventas con más de 236 mil pesos recaudados, y más de 15 mil ejemplares vendidos.

 

Los dedicados a literatura científica e infantil, diccionarios de lengua española e inglés, materiales didácticos para la enseñanza escolar y Hasta siempre, Fidel de la periodista Rosa Miriam Elizalde, presentado aquí por el titular de Cultura, Abel Prieto Jiménez estuvieron entre los tomos más demandados por los lectores.

 

La visita del Ministro, posibilitó visualizar la alianza de las autoridades y las instituciones culturales en el Guaso en pos de concretar un evento no solo para la promoción del libro y sus escritores, sino para imbricar otras manifestaciones artísticas, como bien sucedió en esta edición.

 

Durante su estancia en Guantánamo se interesó y felicitó a la prestigiosa editora El Mar y la Montaña, con ocho nuevas publicaciones en el apartado guantanamero de la XXVII Feria del Libro. Su labor se afinca no sólo en relevantes autores nacionales y del patio, sino con todo un cuerpo experimentado de especialistas que cuidan con desvelo los pasos fascinantes que van del texto original al futuro libro.

 

Si algo más debiera resaltar, es que pese a las lluvias de estas jornadas, la calidad y acogida de cada uno los intercambios teóricos del programa profesional de la Feria (presentaciones y lanzamientos de libros, los espacios Entre Líneas realizados en la sede de Unión de Escritores y Artistas de Cuba, el Ciruelo Rojo en la Casa del Joven Creador y los Cafés Lliterarios con la presencia de noveles poetas) fue superior a la pasada edición, y atrajeron al público general, no solo al conocedor.

 

Los que disfrutan esta manifestación siempre estarán deseosos de escuchar a sus autores preferidos y tener en portada la firma del creador; aunque en esta ocasión, fueron pocos los artistas del panorama literario nacional que llegaron al extremo más oriental.

 

La presencia de los escritores de otros territorios publicados en el período por El Mar y la Montaña, es un imperativo y propiciaría engrosar el número de invitados además de garantizar mayor jerarquía en las compras, reconocimiento y visualización del trabajo de una institución tan valiosa y querida por los guantanameros.

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