Benjamín Lapidus Doctor en Etnomusicología

Para ir adelante en la música hay que beber del pasado y mucho he aprendido de la obra del legendario tresero guantanamero Chito Latamblé, a mi entender el primer exponente del changüí-jazz, subrayó en esta ciudad el estadounidense Benjamín Lapidus, Doctor en Etnomusicología.

Esa fusión entre el ancestral género cubano y el popular norteamericano es pasión y experimentación enriquecedora para el también jazzista y catedrático neoyorquino, quien apuntó a la ACN que lleva 21 años vinculado a Guantánamo, donde aprendió a tocar y amar al changüí, tema de su tesis de doctorado, convertida en 2008 en el primer libro publicado sobre el bicentenario ritmo.

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Asiduo al festival changüisero en la Villa del Guaso y activo por estos días en los escenarios de la IX edición, Lapidus bebe del genuino folclor guantanamero, aprende más y enseña sus saberes, y es reconocido por los músicos locales por sus aportes a la proyección internacional del antiquísimo pero vital género cubano de esencia campesina.

En estas jornadas se le ha visto impartiendo y recibiendo talleres, alternando en la tarima del Changüí más largo, o en el homenaje anoche por el aniversario 102 del natalicio de Reyes Latamblé Veranes (Chito), considerado el tresero mayor del changüí y un referente obligado para las actuales generaciones de intérpretes del instrumento.

Chito era poseedor de una descarga innovadora, con una calidad de improvisación narrativa semejante a lo que se persigue en el jazz, y con su sonido changüisero magistral, que lo hizo trascender en el género, revisitaba armonías jazzísticas, señala Lapidus, quien da fe con su obra musical de que cualquier melodía changüisera se inserta también con éxito en el jazz.

Con soporte de audio para ejemplificar, e instrumento en mano (un híbrido entre guitarra y bajo hecho a su medida), el joven artista y pedagogo foráneo dictó una clase práctica magistral sobre las congruencias entre ambas músicas, en el coloquio del festival changüisero, donde se conoció además de la más reciente discografía de su grupo “Sonido Isleño”.

Pero el changüí no es sólo música y danza -dice-, es conexión de pueblo, tradición, referencia histórica, compañerismo, alegría, todo lo que me he llevado en cada una de mis visitas, señala el etnomusicólogo estadounidense al referirse al fenómeno sociocultural nacido en el siglo XIX en la serranía guantanamera.

Apreciado por la comunidad changüisera como un ejemplo de la amistad y los lazos culturales entre ambos pueblos, Lapidus es además reconocido aquí por su constancia, más sabiéndose que para sus investigaciones musicales tuvo que viajar muchas veces haciendo escala en otros países, sorteando los obstáculos del bloqueo de Washington a la Isla.

Tengo un pie en ambos mundos, el corazón dividido entre la música caribeña y el jazz, por eso vuelvo siempre a Cuba y no paro hasta Guantánamo, remarca sonriente este amigo de la Isla, que hasta en fonograma de música sacra ha introducido elementos del changüí. 

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