En la Banda Gigante conocí elementos de la música cubana muy útiles.A Valexis Rizo Díaz la música le viene de cuna, de hecho asegura que desde pequeño ya tocaba tambores impulsado por la necesidad de crear ritmos propios. Jamás imaginaría aquel niño, que dichas inquietudes artísticas lo llevarían años después, a convertirse en uno de los ganadores del show la Banda Gigante, que durante los últimos domingos cautivó a los cubanos frente al televisor.

De regreso a Guantánamo, donde le esperaban familiares y vecinos orgullosos del joven, amante de las sonoridades cubana, Venceremos dialogó con él, justo en la sala del hogar donde recibiera las primeras influencias musicales.

“Mi madre Irela Díaz Navas, quien es profesora de piano en la escuela profesional de música Antonia Luisa Cabal, sentó las bases de cuanto soy; ella siempre me indicaba lo que hacía bien o mal al interpretar, me orientaba e inspiraba a la vez.

“Por otro lado, está el abuelo José Benancio Díaz Planes, Pepín, ya fallecido, pero muy conocido por ser compositor de changüí”, comenta el entrevistado con tono pausado y cierta añoranza.

“A Pepín le debo el amor por los ritmos populares y tradicionales de la provincia; entre ellos el changüí es el que más aprecio, porque aprendí a tocarlo, seguir su compás, investigar sobre sus orígenes. Es mi género favorito porque es de mi tierra y tiene muchas cualidades de la rumba, el son, la salsa…

Según Valexis otra etapa importante en su crecimiento profesional fue la formación en la antigua Escuela Vocacional de Arte Regino Eladio Boti, en la ciudad de Guantánamo, y luego en el Conservatorio Esteban Salas, de Santiago de Cuba.

“En tercer grado entré a la escuela de arte donde tuve que aprender a tocar el violín al principio, hasta que en octavo comencé con viola.

“De aquel tiempo agradezco las enseñanzas de profesores como Neilan Brooks de solfeo, una de las materias más difíciles; Elionay Figueroa, hoy amigo y compañero, con quien supe cómo dominar la Viola; y Francisco Gardner, quien me ayudó con las clases de piano y me repasaba en casi todas las asignaturas; con él pude ver académicamente la música desde otro punto.

“En el conservatorio de Santiago de Cuba, hice el nivel medio como violista y justo un año antes de graduarme, cambié de especialidad para bajo, con el cual me sentía más cómodo e identificado. Terminados los estudios en 2017, comencé el servicio social en la Sinfónica de Oriente y justo cuando empezaba el segundo año, escuché de la Banda Gigante.”

Más que un simple concurso de talentos

“Yo estaba en Santiago de Cuba cuando supe del concurso y junto a dos amigos, uno pianista y el otro percusionista, decidimos probar suerte. Los tres formábamos un grupo llamado Okán Jazz, con el que conquistamos el primer lugar en el evento JoJazz de La Habana e incluso participamos del Jazz Plaza.

“Muchos se presentaron junto conmigo, y yo jamás imaginé que me seleccionarían. Cuando me llamaron a la casa y me dijeron que formaba parte del show, sentí muchísimas emociones alegría, agradecimiento, temor…recuerdo que estaba con mi novia, junto a mamá y para todos fue una noticia extraordinaria.

“En la Banda para mí todo se basó en estudiar y acatar los consejos del jurado en las presentaciones. Fueron seis meses, tres de concursos y tres de preparación previa en La Habana, donde recibimos clases magistrales de grandes del pentagrama artístico cubano como Alain Pérez, mi bajista favorito, el maestro José Luis Cortés (El Tosco), Michel Herrera, Pancho Amat, Rodney Barret…

“Compartimos con el maestro Joaquín Betancourt, quien nos instruyó sobre la composición; con David Calzado nos adentramos en la grabación en estudio y la realización de audiovisuales; mientras que el actor Osvaldo Doimeadiós, jurado de la Colmena TV, nos mostró técnicas para controlar los nervios y concentrarnos; también hubo otros que compartieron de su gran talento y experiencias de vida.

“Como era un Show dimos clases de baile a cargo de la compañía danzaria Ballet Revolution y si a ello le agregas los espacios de impacto comunitario y la posibilidad de estar en el mismo escenario junto a consagradísimos artistas, pues solo te puedo decir que fue un experiencia que no cambiaría nunca, pues con ella conocí elementos de la música cubana muy útiles para cualquier intérprete.

“La Banda Gigante fue algo único porque competíamos, creábamos lazos de amistad y incluso sufríamos cada vez que un compañero se iba; además entre los profesores y concursantes siempre primó la empatía, las ansias de aprender mutuamente y crecer como profesionales integrales, fieles a nuestra raíz, porque todos los temas que defendimos eran de la antología musical isleña”.

Anécdotas y futuro

“Hubo dos momentos muy tensos en el periodo que duró el espectáculo… durante mi debut, pues me tocó salir en el segundo show y me puse nervioso al ver que en el primero eliminaron a varios colegas. Además era impactante la idea de pararme en un escenario, rodeado de cámaras, con Cuba entera mirándome y también un jurado que se fija en cada detalle. Era inevitable sentir presión.

“Entonces reflexioné y me dije: esta oportunidad no la puedo perder. Nunca había estado en un reality, pero creo que lo hice bien porque pasé.

“Otro momento estresante fue al final. La última pieza: El Baile del Buey Cansao, de Los Van Van, tenía un arreglo complicado y fue muy trabajoso montarlo entre dos, pues ambos teníamos puntos de vista distintos; pero igual lo superamos y quedé como ganador.

“Ahora nos harán un contrato por un año con RTV Comercial para ser su banda oficial en otros espectáculos como Sonando en Cuba, Bailando en Cuba y La Colmena TV, pero también en grabaciones de novelas y películas dentro y fuera del país”.

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