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yasnay ricardo komotuSoy una guajira que confía de corazón en el gusto del público.

Teatro lleno, es mucha la expectativa, la risa se impone aun cuando el telón no ha abierto completamente… se divisa en el oscuro escenario una sonrisa, es Alexis Ayala, ¡como confundirlo!; luego aparece Yasnay, seguida de Miguel Moreno y de Anachelys.

 

La gente los identifica, son Komotú con otro espectáculo. Por 25 años han capturado el corazón y movido el pensamiento de los guantanameros, por eso nadie se pierde ninguna presentación; frente a ellos el tiempo pasa inadvertido: riendo, susurrando, aplaudiendo…

 

En este cuarto de siglo mucho se ha dicho y escrito sobre el grupo humorístico, sin embargo, siempre quedan detalles por conocer… así lo percibimos cuando conversamos con Yasnay Ricardo Pérez, la única mujer que hasta hace unos años integraba el conjunto. Recientemente sumaron a Anachelys Matos.

 

“Cuando llegué al grupo, ya ellos tenían camino andado, pues surgieron en 1994. Siempre me gustó ser actriz dramática e hice mis primeras incursiones en Casa de Cultura, en el antiguo pedagógico, donde me preparaba como maestra, hasta que pasé un curso en el antiguo Cabildo Teatral.

 

“Trabajé con Virginia López, probé con la danza en la compañía del maestro Ladislao Navarro, director de Fragmentada, y anduve así como sin rumbo, hasta que vi a Komotú actuar una noche en el Cine América”.

 

“Aquel día presentaron varios actos, entre ellos el emblemático Noticiero, igual de divertido y crítico que el último que se haya visto. La corriente se fue varias veces y hasta eso sirvió de efecto e inspiración para los chistes del siempre avispado Miguelito. Me fascinaron, aun a oscuras no se dejó de aplaudir y nadie se fue hasta el final; ahí decidí que iba a formar parte de ese grupo.

 

“Primero me hice amiguita de Miguel y luego le propuse que me ayudara con un monólogo que mi esposo escribió y que escogí como carta de presentación. La pieza era Un, dos, tres globando, y quienes la vieron en el Guaso la adoraron, entonces se nos ocurrió proponerla al Aquelarre.

 

“La obra consistía en que una maestra de primaria debía explicarle a los niños el proceso de la globalización. ¡Qué dilema! Entramos en la competencia junto a Un tren hacia la dicha, escrito por Miguel. Entonces Alexis me dijo, en broma claro, que debía ganar o no trabajaría con ellos. ¡Tremenda presión!

 

“No gané, pero se me otorgó el premio colateral que entregaba la Universidad de México Quintana Roo, cuyos especialistas participaban en esa época como jurado. Había mucha gente con creaciones de calidad, humoristas como Osvaldo Doimeadiós, Rigoberto Ferrera y llamé la atención yo, una oriental quien por primera vez salía en el Teatro Mella.

 

“Fue un inicio divino, allí nerviosa, alegre, en éxtasis… supe que era a eso a lo que quería dedicar mi vida, y que privilegio hacerlo con compañeros tan excepcionales, que con el tiempo se convirtieron en mi familia”.

 

Personajes, obras, retos

 

Hacer humor no es fácil, y más aún para las mujeres, cuya presencia en este gremio es escasa. Yasnay fue de las primeras en la nómina del Centro Promotor del Humor, y hasta hoy defiende, como nadie, el papel de las comediantes en la escena cubana.

 

“Nosotras somos muy exigentes, perfeccionistas, muy creativas, sin miedos, ni complejos… tanto así que en los Aquelarre nuestras propuestas resultan las más interesantes y es difícil a la hora otorgar premios. Hay que ver la genialidad de Mireya Abreu, de Anachelys Matos, de La Cuqui, quien además hace Cabaret; de Venecia; Yerlin Pérez (Arturita) en la TV… ellas son un referente de originalidad.

 

“En cuanto a mí, siento que he tenido mucha suerte en esta carrera. Agradezco a Miguel, quien parece diseñar los personajes especialmente para nosotros. Otra fuente de inspiración es mi madre; la forma de hablar, de moverme, de ser, tiene mucho de ella, quien por cierto, es natural de Santiago de Cuba, como yo, pero prefiero decir que soy dignamente la guajira guantanamera.

 

“De mis personajes recuerdo y atesoro a todos: la Cuca Almendares… que fue muy popular en su tiempo; la reciente Doña Yuya; la Hipocresía en Adorables Mentiras; la Virgen Milagros en Casting para Cuatro… Cada uno ha contribuido a pulir mi técnica, porque mantener al pueblo riendo, sin sobreactuar y quedar naturales, orgánicos es una tarea ardua.

 

“Esa profesionalidad que uno alcanza con esfuerzo y sacrificio es lo que me permite entrar y salir de la trama, para ver la reacción del público, improvisar si es necesario. También hice televisión y en cine incursioné con el corto de Juan Carlos Cremata, donde trabajé con Paula Alí, Verónica Lynn, Mario Limonta...

yasnay ricardo komotu2Como grupo nos conocemos muy bien y nos perdonamos cualquier cosa, como un matrimonio de tres.

Interioridades Komotú

 

La palabra que usa siempre Yasnay para referirse a su grupo, es familia. Aun cuando se podría creer que solo se trata de una noche, una tarde en el teatro…

 

“Cada obra tiene antes y después. Ahora es Miguelito quien escribe, pero en el proceso de creación hacemos lluvias de ideas, trabajo de mesa, ejercicios de preparación y crítica ¡fuertes! entre nosotros mismos.

 

“Yo siempre llego tarde, y Alexis me regaña mucho, me lleva de prisa, como se dice en buen cubano; y Miguel no dice nada, pero el que calla otorga. Hemos pasado por mucho y yo en especial les quiero porque me abrieron las puertas.

 

“Nuestra relación fluye genial, personal y profesionalmente. Nos perdonamos, como un matrimonio de tres; nos conocemos y si alguno está incomodo o se siente mal lo notamos enseguida. En el escenario solo con mirarnos sabemos si hablar, callar, reír, hacer pausa, interactuar con el público…

 

“Tenemos nuestras diferencias, Miguel es menos abierto y cariñoso que Alexis, por ejemplo, quien es el típico hombre que se relaciona con las mujeres rápido, de hecho tiene muchas amigas. Pero si antes de actuar estamos disgustados, cuando se corre el telón todo se olvida y damos lo mejor.

 

“Estoy orgullosa de ser Komotú. Siempre se nos reconoce donde vamos, en Camagüey, La Habana, Holguín y claro en Guantánamo. Quizás porque aunque nos gusta cambiar, experimentar tratamos de no perder la esencia que nos identifica al representar la comedia de situaciones, la sátira social.

“Somos guajiros de gran corazón y muy modestos, siempre agradecemos a los que nos siguen, aconsejan y elogian al terminar cada show, porque el mejor medidor que tiene el artista, está en la opinión de las personas, de los fans, ellos son parte imprescindible de lo que es hoy Komotú”.