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Cuando al musicólogo e investigador José Cuenca Sosa se le pregunta por elpianista, compositor y orquestador Luís Martínez Griñán (Lilí), se emociona, enorgullece, y emprende una elocuente disertación sobre la vida de ese coterráneo, figura más importante de la música popular en el siglo XX guantanamero.

Con su exposición sobre el tema esteconocedor del ámbito musical de la provincia más oriental de Cuba apasiona hasta al más inmutable de los interlocutores y lo suma a la larga lista de admiradores de la obra de quien merecidamente, por su poder al piano, fue conocido también como La Perla de Oriente.

En todo este año varias actividades del programa cultural en Guantánamo celebrarán el centenario del natalicio de Lilí, entre ellas la Fiesta a la Guantanamera, por el aniversario 145 del otorgamiento del título de Villa a Guantánamo.

Cuenca Sosa, ferviente promotor, no perdió la oportunidad de narrarle a la prensa momentos importantes de la trayectoria de ese genial artista de las teclas, y la admiración por él también contagió a esta reportera, que mientras más conoce más le atrapa y sorprende el quehacer del autor de piezas populares una y otra vez tarareadas, de las que muchos ignoran su origen.

De las manos de ese guantanamero, nacido el 19 de agosto de 1915, emanaron obras que hoy son joyas del pentagrama musical cubano, como Quimbombó, Tu cosita mami, No me llores, Que se fuña,entre otras muchas.

Al pretender resumir la labor de Lilí, Cuenca Sosa se remite primero a su procedencia. De padre español y madre cubana –explicó- su educación familiar combinó la severidad con una sólida formación cívica y artística.

Recordó que desde pequeño el adelantado músico local recibió clases de piano con su hermana Ana Emilia y se puso en contacto con las obras y autores más importantes de la música de concierto, entre ellos Federico Chopin, su preferido.

“A los l7 años comienza a trabajar en las llamadas Academias de Baile, donde tiene que ejecutar todos los géneros musicales y empieza a transformarse en el instrumentista que después deslumbró a Cuba.

En 1935 toca en la orquesta de Corsino Calzado, en la Base Naval Norteamericana, y dos años más tarde crea su propia orquesta Los Champions de Lilí Martínez, la más popular de la época en la Villa del Guaso”.

A la par del trabajo en esta agrupación en 1943 fundó un conjunto al que nombra Rarezas del 43, el cual contó en su nómina a cuatro de los que poco después crean el hoy insigne Grupo Changüí Guantánamo: los hermanos Arturo y Chito Latamblé, Justo Kindelán y Luis Céspedes.

El talento de Lilí trasciende hasta la capital, y en 1945 el destacado músico Arsenio Rodríguez (conocido como El Ciego Maravilloso) le pide que forme parte de su grupo, y el guantanamero contribuye con sus acordes, arreglos e inspiraciones a la consolidación del conjunto Todos Estrellas.

Cuenca recuerda que, según la leyenda, el gran tresero se lo presentó al flautista y director de orquesta Antonio Arcaño y este al escucharlo tocar lo bautizó como La Perla de Oriente.

En el grupo de Arsenio estableció un estilo de tocar el piano que ha perdurado hasta nuestros días. Este se sustenta en la base rítmica y los giros percutivos que definen al llamado tumbao, una de las invenciones más universales de la música cubana, de la que él es sin dudas el más reconocido maestro, afirma el investigador.

Por largo tiempo Lilí estuvo vinculado a la agrupación musical del Ciego Maravilloso y a la que derivó de esta (el Conjunto Chapotín), aportándoles sus geniales solos, su sofisticado pensamiento arreglístico, inteligencia armónica y un puñado de composiciones propias que dieron mayor coherencia estilística.

Fue el primer pianista cubano de música popular en escribir anotaciones de Chopin para interpretar el Son.

Enriqueció su obra con elementos de ritmos autóctonos guantanameros como el changüí y el nengón, y géneros de la música norteamericana, en especial el jazz.

Su estilo influyó en el quehacer de sucesivas generaciones de pianistas, incluidas figuras de la talla de los cubanos Chucho Valdés, Frank Fernández, el puertorriqueño Papo Lucca y el neoyorquino de ascendencia boricua Eddie Palmieri.

Tras dejar su trascendental impronta, este grande de la música cubana falleció en La Habana el 26 de agosto de 1990.

Para evocar su creación autoral y estilo pianístico en 2003 la discográfica Unicornio reunió a prestigiosos instrumentistas y cantantes de la Isla, entre ellos los intérpretes Paulo Fernández, Mayito Rivera, Pedro Lugo, y el pianista y compositor Manolito Simonet, quien reconoce en su propia obra el legado de Lilí.

Así se concibió el fonograma titulado Esto sí se llama querer, nominado al Premio Cubadisco de ese año, en las categorías de Antología de Versiones y Música Popular Tradicional.

En el quedaron registradas 11 piezas del repertorio de Martínez Griñán, incluida la que da nombre al CD y Para bailar este Son, Sazonando, Tu cosita mami y Quimbombó, muchas conocidas por el público actual, pero cuyo autor aún pocos conocen.

La excelente cantante cubana Anaís Abreu actualmente prepara un álbum con composiciones de Lilí, que saldrá bajo el sello Colibrí, con la producción de Manolito Simonet.

Comentarios   

0 #1 Cledys 12-06-2015 21:21
Soy guantanamero que le dedico parte mi tiempo a ver lejos del Guaso aunque en Cuba las noticias de mi tierra y Lilí es de los inmortales de la música que no se pueden olvidar
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