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colmenita gtmoLa directora Xiomara, con parte de su colmena en un ensayo. Foto: Lorenzo Crespo Silveira

Oscarito se dispersó durante el ensayo, le habló fuerte a Viviana, no le recogió el pañuelo a Patricia; Milenita grita demasiado y hasta se le escapó una grosería; Perlita hizo lo que nunca: llegó tarde… Así lo juzgan sus propios compañeritos. Es un juicio.

Aunque los nombres y casos son supuestos, el estilo es real en La Colmenita Guantánamo, un colectivo de 50 niños -35 hembras y 15 varones, el menor, de cuatro años, y de 15, la mayor- que desde hace cinco años hace un panal no solo de actuar, cantar y bailar, conducidos por profesores de arte y familiares, sino para fabricar la miel de personas mejores.

De esa misión, la directora Xiomara Solís Gómez, instructora de teatro, habla hoy con igual entusiasmo que el llevado el 14 de marzo de 2011 al estreno, con el espectáculo La cucarachita Martina, de La Colmenita Guantánamo, en el teatro Guaso, donde este sábado celebraron su aniversario quinto con el público.

“Ha sido una escuela de valores y de esencias humanas, desde que comenzamos a cumplir aquí aquel acuerdo del VI Congreso del Partido, de extender a la provincia la experiencia de la compañía capitalina dirigida por Juan Carlos Cremata Malberti”, reconoce Xiomara, metodóloga de teatro en el Centro provincial de Casas de Cultura.

Fundadores fueron también, con la preparación por especialistas del equipo de Cremata, los instructores Kenya Galano, de teatro; Guidaisi Sariol, de música, y Yumisleidi Ortega, de danza, explica la directora, quien asume los preceptos martianos como conductores de esta actividad.

Esencia martiana

“Los niños debían juntarse una vez por lo menos a la semana, para ver a quién podían hacer algún bien”, es una expresión de José Martícuya práctica sistematizan en La Colmenita, donde los pequeños exponen las buenas acciones realizadas, más allá del cumplimiento de sus deberes escolares y hogareños.

“Cultura hacemos aquí, no artistas; es la unión con la familia de los colmeneros, el juego, actuar, bailar, cantar, cumpleaños colectivos, visitas a los enfermos, a lugares de interés, atención al rendimiento escolar, les damos “vacaciones” de La Colmenita a los que bajan notas, buscamos repasadores, revisamos y corregimos la conducta social, las relaciones con los padres, con los demás…”, y sigue Xiomara un amplio etcétera.

Jugar a… es como lo viven Vanessa, de ocho, Yolaimará, de 11, y Naomi, de ocho años -“abejitas” reales- todas fundadoras. “Bailando, actuando y cantando aprendo aquí desde los tres años como juego”, dice Vanessa. “Nos divertimos de forma sana, culta y segura”, añade Yolaimará. “Ahora también toco guitarra, pero lo principal es que el espacio nos enseña que tenemos derechos como niños, a expresar nuestras ideas y valores jugando”, resume Naomi.

Se integran allí pequeños de 16 escuelas de la localidad, entre ellos, de las primarias 24 de Febrero y el seminternado Conrado Benítez, así como dos con Síndrome de Down, de la escuela especial Desembarco del Granma.

Insuficiente ventilación y tabloncillo deteriorado en el teatro de la Biblioteca provincial Policarpo Pineda, de esta ciudad, no impidieron que desde esa sede La Colmenita Guantánamo haya llevado sus funciones a las salas del Guiñol, Campanario y Guaso, a nueve de los 10 municipios (“nos duele la deuda con Maisí”, dice Xiomara), escuelas, centros de trabajo y sitios abiertos, incluida la preparación de los cinco espectáculos que presentan en el aniversario (Cinco panal para mayo).

Son niños escogidos inicialmente al azar por los barrios si querían integrarse, con el consentimiento de sus padres, advierte Xiomara. “Ellos son los primeros beneficiados, porque refuerzan valores y aprenden a estar más unidos, a ser más responsables y disciplinados”, refiere junto al señalamiento de que la gran mayoría de ellos y sus familiares nunca habían asistido antes a una función teatral.

Para todos, la doctora del proyecto Guantánamo es Bárbara Rivó Sayoux, quien lo asume porque es doctora en Medicina, trabajadora del Hospital General Doctor Agostinho Neto, de esta ciudad, está siempre que puede y atiende a los colmeneros, a la vez que es madre de la “abejita” Rayma Nery, de siete años de edad y poco más de un uno en la agrupación.

“Es lo más maravilloso, por el talento de los niños, la dedicación de Xiomara y su equipo, el apoyo de los familiares y de Cultura”, resume la doctora su entusiasmo. Ve cómo se desarrolla la disciplina, la responsabilidad, el amor, la unidad, la solidaridad, la dedicación, y el trabajo social, entre otros valores, pues están muchachos de la calle, de los barrios, cuyos padres colaboran en la costura de los trajes y adornos, y otros.

“Una Colmena que está en los barrios, en la calle, en los teatros, en las escuelas, en los centros de trabajo, en la Cruzada Teatral por las montañas, en los municipios… dando amor y alegría a los propios niños y al pueblo. Es un lujo para Guantánamo tener esta única Colmenita en su quinto aniversario”, dice con sonriente elocuencia.

Siempre más

Asesorando idea similar, con el lema que las acompaña a todas: Juntos por el bien,Xiomara participó, como coordinara nacional de los colaboradores cubanos en esa labor, en la creación de 19 “Colmenitas” en 10 estados de la República Bolivariana de Venezuela, durante tres años, hasta el 2014.

De vuelta reasumió la conducción en su ciudad natal. La cucarachita Martina, La muerte del ratón(“clásicos” localmente adaptados),Meñique, Mis tradiciones…se nombran algunos de los espectáculos, ahora enriquecidos conlos estrenos deBlancanieves a la guantanamera, Historia de mi payaso y Elintruso, todos escritos por ellos, con música de Leonis Amaro, en los que se recrean géneros y estilos sonoros, danzarios y gestuales cubanos y locales, como el changüí, el quiribá y el nengón.

En son de celebración del primer lustro, reconocer al sonidista de siempre Jesús Sánchez Alonso (Pinso), al entusiasmo de Virgen Speck, desde los inicios en la subdirección provincial de Cultura, al apoyo logístico de esa institución y el Centro provincial de Casas de Cultura, a las demás instituciones, reiterarlo a los niños, a sus familias y escuelas, es voluntad de Xiomara, entre muchos que no quisiera olvidar.   

“Se nota que los colmeneros son niños educados”, escuchamos entre el público que aplaudía una de sus recientes actuaciones. En Martí pensé entonces, en cuando escribió en el primer número de La Edad de Oro: “Así queremos que los niños de América sean: hombres que digan lo que piensan, y lo digan bien: hombres elocuentes y sinceros”. Es lo que el público le agradece a este espacio cultural.

Con su actuación, La Colmenita Guantánamo ha continuado fomentando la defensa de la identidad, la conservación del patrimonio cultural, la creación artística y literaria y la capacidad para apreciar el arte, a la vez que ha contribuido a enriquecer la vida cultural de la población y potenciar el trabajo comunitario como vías para satisfacer las necesidades espirituales y fortalecer los valores sociales, en cumplimiento del Lineamiento 163 de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, aprobado en el VI y reafirmado por el VII Congreso del Partido.