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dominoArte, “ciencia” y muchas habilidades, hasta miméticas, están presente en las lides del dominó

Pasada las tres de la tarde el ambiente cambia en San Gregorio entre La Avenida y 1 Sur, donde a mitad de cuadra, se dan cita los Amigos del Algarrobo, una de las más antiguas y renombradas sociedades de “doministas” en Guantánamo.

De los alrededores llegan, alardeando, los mejores jugadores dispuestos a llevarse la corona en un partido donde la tensión, la suerte, el conocimiento y las “trampas” hacen de las suyas. Mientras unos se enfrentan, otros estudian minuciosamente desde fuera los gestos, movimientos y frases de los sentados a la mesa.

 

“Es emocionante, nadie quiere perder y por eso, trazan tácticas increíbles, exhiben excelentes dotes matemáticas y se tornan maestros de la mímica”, comenta jocosamente Osvaldo Laserra Bess, vicepresidente de la sociedad, que en vacaciones abre las puertas temprano en la mañana y solo cierra cuando se cansan los jugadores.

 

Tras el verano vuelve al horario habitual, de cinco de la tarde a 11 de la noche, y solo los sábados prolonga la jornada para el disfrute de sus 55 miembros.

 

Para formar parte ese carismático grupo -precisa Laserra- no hay límites de edad ni sexo, solo hay que ser varios días en la sociedad y se le tendrá en cuenta sus reacciones ante cada jugada.

 

“Si muestra personas integrales. Se crea una comisión que evalúa al aspirante, quien compartirá como invitado, respeto, calma y le dan el visto bueno entonces aprobamos el ingreso, que se oficializa cuando abona cinco pesos en moneda nacional. A partir de ese momento, mensualmente, pagará dos de cotización para los fondos de la sociedad, con lo cual pintan y ornamentan el local, además de realizar actividades”.

 

Inicio y picardía

 

Aprender a jugar dominó es apasionante y más cuando te instruye un pícaro, experto en artimañas, “es divertido intentar hacer tus primeras señas con los dedos y manos sin que te descubran los contarios.

 

“Cuando no eres un gran fichero, debes perfeccionar esas y otras habilidades para sentarte a la mesa y no “tirar piedras”, y para eso también necesitas dominar la tecla, o sea, un pequeño golpe con la ficha para comunicarle algo a la pareja”, agrega este señor, uno de los cientos de practicantes de dominó en el Guaso.

 

Ante la astucia de los jugadores los árbitros también toman medidas en los campeonatos, “colocan paraban entre las parejas para evitar el contacto visual y las señas -propagadas por todo el país-, porque al que sorprendan es multado.”

 

Las mismas fichas, diferentes juegos

 

El dominó de Oriente es diferente al de Occidente, en el primero de los territorios se juega con 28 piezas repartidas entre cuatro personas, quienes cogen siete fichas cada una; no así en la segunda región donde se reparten nueve por jugador, de las 55 que se ponen en la mesa.

 

“En cualquiera de los casos se desarrolla la inteligencia, pues tienes que estar calculando constantemente para descubrir donde están las fichas más altas y saber cuándo puedes hacer un tranque y sacar ventaja, pues la dupla que primero llegue a los 200 tantos, gana.

 

“Aunque parezca complicado -afirma Laserra- el juego es simple, solo hay que entenderlo y tomar buenas decisiones en los momentos difíciles, se debe ser preciso con las marcas y evitar equivocaciones, que luego devienen en las habituales discusiones de parejas”.

 

La sabiduría es fundamental en este juego, pero la suerte también, “las mejores fichas, a veces, le caen a los que menos saben y, cuando vienes a ver, te enredan la partida”, señala sonriente, mientras asegura que lo más doloroso es ser burlado por la pollona, y cuando eso pasa “ los competidores se levantan echando candela”.

 

A pesar de la exacerbación los jugadores, deben ser respetuosos y responsables con el reglamento disciplinario, “que prohíbe las frases ofensivas, las rencillas entre compañeros y las manifestaciones agresivas”, explica mientras agrega, que incurrir en una de ellas es sancionable.

 

Entre doble seis, capicúas y exaltaciones, los 55 miembros de la asociación disfrutan cada jornada de juego, donde confluyen emociones, retos, complot y sobre todo, diversión. Cuando se trata de doministas, el Algarrobo siempre da la buena ficha.