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atleta novata 2017Wendy durante la premiación de los mejores atletas del año en Guantánamo, donde se le reconoció como Novata del año. Además, fue la más destacada deportista en la categoría juvenil.

“Sigan creyendo en mí, que yo voy a triunfar y a sacar la cara por Guantánamo y Cuba” fue la afirmación que extendió la joven pelotari Wendy Leydis Durán Arroyo en respuesta a su selección como Atleta Novata del año 2017 en el Alto Oriente.

“Este premio es un estimulo que me obliga a esforzarse más. El compromiso es seguirme sacrificando para lograr alcanzar una medalla mundial y panamericana”, afirma Wendy al tiempo que explica que no incluye el nivel olímpico porque la pelota vasca no es un deporte que compite bajo los cinco aros.

Precisamente tal estímulo fue el resorte que nos movió hasta su hogar, en 1 Oeste entre Prado y Jesús del Sol, para conocer un poco más de su corta pero ya prometedora carrera deportiva.

Arrancada

Wendy Leydis se inició en el deporte hace relativamente poco tiempo, pues a los 12 años fue que comenzó a practicar bádminton, aunque reconoce que desde pequeña le gustó jugar con pelotas.

“Ya estando en séptimo grado cerraron el bádminton en la Escuela de Iniciación Deportiva Rafael Freyre, y entonces a uno de mis compañeros y a mí nos pasaron para la pelota vasca porque nos vieron condiciones para esta especialidad.

“Al principio no me gustó porque no la conocía, pero luego el entrenador Guillermo Pérez se sentó conmigo, me explicó más sobre ella y con el tiempo me empezó a gustar y comencé a ir a competencias, a conocer otras provincias y contrincantes, y eso definitivamente me enamoró de la pelota vasca.

“Tuve suerte de rápidamente lograr resultados y en mis dos primeros juegos nacionales obtuve medallas y en 2017 me apunté dos oros, a nivel escolar y juvenil”, recuenta esta atleta de 16 años, quien a inicios del año pasado también conquistó dos títulos en la Copa de Pelota Vasca de Villa Clara.

Camino a la consagración

Tras sus metales dorados en las lides escolares y juveniles nacionales de 2017, desde el 20 de junio de ese año, Wendy entró en la Escuela Nacional de Pelota Vasca, ubicada en el Cerro Pelado, en Boyeros, La Habana.

Ya entrenando en la capital del país, participó en la Copa Capitán San Luis de Pelota Vasca. “Ahí fuí más para coger experiencia, porque en ese torneo se compite en modalidades que en las provincias no se juegan como el trinquete, la paleta de goma, la cesta punta y el share -en Guantánamo ella practicaba el frontón de 20 metros con pelota a mano o pala.

“Lo más importante del año fue la posibilidad de asistir al Campeonato Panamericano Sub 22 de mi disciplina, celebrado en Bueno Aires, Argentina. La preparación fue intensa porque teníamos que eliminarnos entre todas las integrantes de la preselección cubana para lograr ir. Al final me eligieron junto con la habanera Daniela Darriba para hacer dúo en la paleta de goma femenina. Fue mi primera incursión internacional.

“Nunca había estado en una competencia así y pude aprender muchísimo y representar a Cuba, algo que me dio una alegría inmensa. Al final cogimos cuarto lugar, pero lo veo solo como el inicio de un camino grande por el que vienen más y mejores resultados”, refiere Duran Arroyo.

El día a día

Lograr abrirse paso en el deporte, como en la vida, requiere voluntad y mucho esfuerzo no solo del atleta, sino de todos los que inciden en su formación, lo que incluye a la familia y hasta a los amigos y vecinos del barrio, como declara Wendy que ocurre en su caso y pudimos comprobar durante la visita a su casa.

“La vida en la escuela nacional es dura porque hay que sacrificarse mucho y apenas tenemos tiempo para divertirnos como otros jóvenes de nuestra edad. Entrenamos en la mañana, desde la hora que precise el profesor Alejandro Placer, hasta las doce, y por la tarde tenemos docencia, y luego debemos cumplir con las tareas individuales.

“En el horario de preparación hacemos muchos ejercicios físicos, corremos bastante y fortalecemos las piernas y brazos. Además, los pelotaris trabajamos arduamente en aumentar la seguridad y la inteligencia para saber a dónde tirar la pelota en todo momento de juego.

“Las principales dificultades en la preparación nuestra en Cuba son con los materiales, porque los implementos de la pelota vasca son muy difíciles de conseguir, y eso nos lleva a redoblar esfuerzos para en ocasiones entrenar sin ellos.

“Lo otro que golpea, por lo menos a mí, es la lejanía de mi Guantánamo. No es lo mismo estar con la familia cerca aquí que allá sola. La nostalgia es muy fuerte, pero uno se impone porque sabe que se encuentra en juego el futuro. No hay derecho a retroceder, hay que seguir siempre adelante”, concluye Wendy, que disfrutó de unas merecidas vacaciones en su Guantánamo natal y regresó a La Habana para encarar los nuevos retos en la búsqueda de seguir escalando dentro del estrellato deportivo cubano.

¿Qué es la pelota vasca?

La pelota vasca es un deporte tradicional del norte de España, el cual posee sus raíces en el país Vasco, Navarra y en La Rioja. A sus competidores se les llama pelotari y estos persiguen como objetivo hacer que la pelota golpee la pared lo más duro posible, con el propósito que esta se aleje los más posible de esta y se dificulte que el competidor o pareja competidora logre alcanzar a esta.

La Federación Internacional de Pelota Vasca (FIPV) reconoce cuatro modalidades (trinquete y los frontones a 36, 30 y 54 metros) con un total de catorce especialidades oficiales (se considera modalidad el tipo de cancha donde se juega, y especialidad lo que en ella se practica). En Cuba se práctica el frontón de 20 metros, que es una variante local en la que se compite con pelota de goma y raqueta de tenis.