La victoria clara de Erislandy Savón sobre el colombiano Deivis Julio Blanco en la final de los 91kg no bastó para borrar la rara impresión que dejó ver al campeón olímpico y mundial Arlen López, uno de los boxeadores cubanos más seguros, caer por el oro ante el guatemalteco de 22 años, Lester Martínez.

El guantanamero de 25 abriles perdió por decisión 3-2 un combate muy parejo, pero en el que los jueces votaron con justicia por su rival. Arlen tuvo un segundo asalto especialmente flojo en el que se le vio demasiado pasivo. En los últimos minutos sacó la casta e intentó arreglar el marcador, pero ya era demasiado tarde. La insistencia en pelear desde la corta distancia le condenó. Mediante su superioridad técnica debía pegar desde atrás y no darle ninguna posibilidad a Martínez.

Por cierto, Arlen había peleado dos veces anteriormente contra Lester y en ambas había ganado con ajustado marcador de 3-2, o sea, la guerra avisada mató de todos modos al soldado.

La derrota, como tantas que ha sufrido la delegación cubana en Barranquilla-2018, tiene proporciones históricas. La Mayor de las Antillas no perdía la división de 75 kilos desde Panamá-1970, cuando el mexicano Agustín Zaragoza derrotó a Marcelino Buides. Y para Guatemala, los triunfos durante esta jornada de Juan Reyes en los 56 y Lester Martínez, son los primeros oros de los púgiles chapines desde los VI Juegos cuando fueron sedes en la primavera de 1950. Nada menos que 68 años tuvieron que esperar para repetir títulos en el boxeo de estos eventos regionales.

Cuba ya incumple su objetivo de imponerse en las siete divisiones que llevó representantes a Colombia.

Erislandy Savón: “Le dedico la medalla a mi bebé”

Otro guantanamero puso el oro cubano en la noche barranquillera. Erislandy Savón enfrentó a un rival conocido y complicado. El campeón mundial y bronce olímpico tenía el reto de doblegar al único colombiano que chocó contra los antillanos en la final, Deivis Julio Blanco.

El púgil de 28 años sabía que ante un representante de la nación sede no podía dejar lugar a las dudas. Savón fue de menos a más en el combate que cerró con una categórica superioridad en el tercer round.

“Es un contrario que conozco desde hace mucho y siempre he salido victorioso. La táctica era mantenerlo en la larga distancia, es un contrario que le gusta tirar muchos ganchos y lo mantuve a distancia para poder llegar con mis golpes”, explicó a la prensa todavía con el rostro sudado y la Bandera de la Estrella Solitaria sobre sus hombros.

La base de entrenamiento en la altura mexicana fue esencial en la preparación de los boxeadores insulares, quienes se adaptaron rápidamente al asfixiante calor de la Arenosa.

 

Erislandy, notablemente emocionado, quiso enviar una dedicatoria especial a su esposa embarazada y al hijo que está por llegar. “Siempre pienso en mi pueblo, que me encanta. Mis familiares son mi motor impulsor. Tengo a mi esposa embarazada, le doy gracias a Dios por eso. Le dedico la medalla a mi bebé que aún no sabe lo que es la vida”.

Finalmente, sobre su anhelo incompleto de alzarse en unos Juegos Olímpicos, anunció: “estoy en deuda con el país y conmigo mismo porque todavía no le he dado la medalla de oro en la olimpiada, pero estoy trabajando fuerte para lograr mi principal objetivo”.

 

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