Las guantanameras cayeron 70-79 frente a Capitalinas en el quinto y decisivo juego final de la LSB para damas.
En Guantánamo el baloncesto es pasión y tradición. Son muchos los seguidores del deporte de las canastas y por eso cada año cuando llega la Liga Superior de Baloncesto (LSB), las gradas de la sala polivalente Rafael Castiello siempre tienen “vida”.
Cuando los equipos femenino o masculino andan bien, la Castiello puede retomar su apodo de “la caldera de San Justo” por la gran cantidad de público que obliga a cerrar las puertas por capacidad.
Llenar a tope la sala techada de la Ciudad Deportiva de Guantánamo fue precisamente uno de los grandes logros del equipo que representó a la tierra del Guaso en la LSB para damas de 2019.
Es imposible olvidar la conga, el baile, las cornetas, los coros, los bailes y las iniciativas del público extremo-oriental en apoyo a su team en la semifinal frente a Sancti Spíritus y la final contra Capitalinas.
Por otro lado y tan importante, el propio segundo puesto resulta meritorio, sobre todo si tenemos en cuenta la juventud de este conjunto guantanamero, que nos hace pensar en cosas grandes para temporadas venideras.
Antes de iniciar el evento ni ellas mismas pensaban poder llegar a la discusión de la corona, entre otras cosas por la inexperiencia de su plantilla y la ausencia de varias jugadoras claves; pero se crecieron y fueron acumulando victorias hasta ganar un cupo a la semifinal, donde lograron barrer en tres partidos a las espirituanas, campeonas de 2018.
Las del Guaso lograron ganar en los dos primeros choques de la final.
Ya en la final, todo parecía de abrir y cerrar el telón en paso breve frente a Capitalinas, por mucho el mejor equipo de la lid con una nómina que combina experiencia, fuerza y buen tamaño –en la etapa regular ganaron 18 y cayeron en una solitaria ocasión, coincidentemente con las del Alto Oriente.
Eso se pensó y para nada fue. Ellas no creyeron en “Goliat” y en complicidad con su público y sumando una refuerzo de lujo como la pinareña Anisleydis Galindo –seleccionada como la mejor atleta del play off-, plantaron batalla y sonrieron en los dos primeros partidos en casa, cuando las habaneras -acostumbradas a jugar a gradas vacías en su Ciudad Maravilla,- se perdieron ante la presión de la “caldera de San Justo” y la combatividad de las guantanameras.
Cuando las acciones se mudaron a la capital del país, la cosa cambió. Las del Oeste volvieron a su juego fuerte y efectivo y las del Este sucumbieron en tres choques seguidos y de esa forma vieron escapar una corona que aunque difícil, se llegó a tener a la mano.
Mucho he escrito por estos días de lo que, en mi modesta opinión nos provocaron esas pérdidas consecutivas. Más allá de la propia inexperiencia de varias atletas a estas instancias, nuevamente los rebotes nos fueron esquivos, la defensa no siempre hiló fino y la ofensiva por momentos no lograba sumar puntos, por errores tácticos, por desespero, creo sin objetividad, que hasta por mala suerte.
En el último y decisivo partido fue mejor la cara mostrada; una despedida digna, con las botas puestas. Marcador 79-70 favorables a Capitalinas, pero en juego donde por destellos, las de Guantánamo creyeron en el triunfo, se pusieron las pilas y lograron amenazar el pronosticado resultado.
Individualmente por las del Guaso, brilló la vueltabajera Anisleydis Galindo, que conquistó el corazón de muchos con su excelente aporte. Las pequeñitas Dainelis Mosqueda y Beatriz Cruz se crecieron y mostraron que el talento no cree en tamaños.
Siendo un juego colectivo, también contribuyeron al excelente desempeño el resto de las chicas, y me da por mencionar a las que más acción vieron: Bárbara Martínez, Melissa Despaigne, Yakira Guibert, María Isabel Montero y también Yunieski Bouly, aunque esta última, siendo la principal estrella del conjunto y la líder durante casi todo el torneo, debió, con el trono en el horizonte, evitar esa dolorosa expulsión en el segundo juego, que la alejó del tabloncillo en ese y el siguiente partido –en el cuarto no hizo mucho, aunque fue la mejor en el quinto.
De seguro las muchachas dirigidas por Adrián Laffita Malé no andan conformes. Ver la posibilidad de subir de nuevo lo más alto del podio sorprendentemente tan cerca y quedarse un escaño por debajo, duele. Creo que cuando hagan el análisis objetivo, se darán cuenta que este año cumplieron con creces, se fueron por arriba de pronósticos, le plantaron cara a las mejores y pusieron a soñar a medio Guantánamo.
Eso es puro mérito, que merece aplausos sinceros. Este es solo el inicio de una nueva era.
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