jacob zurl06 580x390Zurl posa junto a su bicicleta. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate.

I

Jacob Zurl (Austria, 1988) habla despacio. Lleva puesto un abrigo ligero. Tiene “miedo”. Un “miedo” leve. Quizás se le note un poco.

Conoce frases esenciales en el español para turistas como “Hola” y “casa particular”.

Llegó dos semanas atrás a La Habana y hace pocas horas viajó al oriente del país para comenzar su recorrido en bicicleta (una Carbon Frame diseñada en Austria, con ruedas diferentes para enfrentar las condiciones de las rutas) desde la Punta de Maisí hasta el Cabo de San Antonio.

Conversamos hace cuatro días en la Habana Vieja.

“Comenzaré mi recorrido el próximo día 19 de abril, a las 7:00 de la mañana y espero terminar el día 21 en la tarde”.

Serán 1400 kilómetros en una non-stopping ride. “Sé que es un proyecto difícil. La distancia no es el problema”, asegura. “Ya antes la he recorrido sin parar, pero están las condiciones de las calles, la humedad…”. Hace una pausa larga. Mira el abrigo. Continúa.

“Un recorrido sin detenciones no significa que no pararé en algún momento. Habrá varias situaciones en que tendré que detenerme para orinar; si la luz del semáforo está en rojo… Un recorrido sin paradas significa que desde la arrancada hasta la llegada el tiempo está corriendo y si, por ejemplo, comienzo a sentirme mal porque la humedad es muy alta o tengo problemas en la noche, quizás pueda hacer una parada por 15 o 20 minutos para un masaje. No será una carrera por etapas, ni dormiré ocho horas y comenzaré al otro día, como ocurre en las tradicionales vueltas ciclísticas. Pienso recorrer la isla en un tiempo de 55 a 60 horas posiblemente”.

“Tenía 18 años y mi tío abuelo muere. Tenía una casa grande con muchas cosas, entre ellas, una vieja bicicleta. La cogí, hice mi primer recorrido y me sentí muy bien porque fue la primera vez que pude ir por mí mismo hacia algún lugar. Ya tenía la licencia de conducción pero no tenía auto y con la bicicleta es realmente posible recorrer 50 kilómetros en no muy buenas condiciones”.

“Encima de una bicicleta puedes ver muchas cosas. Te introduces en la naturaleza. Cuando vas en un auto, las cosas que te rodean pasan muy rápido y a veces no las puedes reconocer. Siempre estuve fascinado por grandes tours”.

II

“Para este proyecto me he preparado en mi país. También he entrenado en el tiempo de invierno, cuando casi no es posible andar en bicicleta allí, y he buscado la alternativa de ir a Gran Canaria para entrenar también”, explica.

Insiste en la importancia de los kilómetros recorridos, las distancias, los paisajes.

En 2014, Zurl recorrió en 38 horas y 40 minutos el Himalaya a través de la autopista Leh-Manali. Atravesó más de 500 km con una altura promedio de 4000 metros.

A cualquier ciclista, esa distancia le tomaría semanas.

Explica que cuando comenzó a planear el proyecto de recorrer el Himalaya fue muy difícil conseguir apoyo, gente que le garantizara servicios.

“Ahora realizo giros turísticos por esa zona y vuelvo a compartir con las personas que conocí allí en 2014”.

“El Himalaya es un lugar muy espiritual. En la noche puedes ver cada estrella. No hay más luces. Te sientes muy pequeño porque no hay nada más durante 400 kilómetros o algo así”.

“No es posible empezar en el ciclismo y decir que el próximo año vas a hacer algo tan complejo como esto. Necesitas largos años de preparación para estar en forma e intentar cosas así. Necesitas, además, una mente fuerte, un entrenamiento duro en el gimnasio, para la espalda y el abdomen y una correcta alimentación”.

Cuenta que en su primera semana en Cuba salió a dar recorridos en su bicicleta y que compartió con varios ciclistas cubanos que se interesaron por su proyecto. Prefería, dice, irse al este de la ciudad. “Quise ver con antelación las calles por donde iba a pasar después”.

Afirma que en Europa las ciudades como esta tienen un gran metro, muchos trenes y automóviles y no es muy fácil pedalear. “En La Habana hay tráfico, por supuesto, pero nada comparable con otras ciudades en el mundo. Es muy bello pedalear por el malecón. Cuando quieres ir muy rápido, puedes ir al este de La Habana, a donde llegas en quince minutos”.

III

En todo el trayecto comerá alimentos altos en calorías y frescos como papas y arroz. Los llevará en bolsas plásticas. Se los suministrarán mientras va en el recorrido.

“Mi equipo es muy pequeño. Estarán mis padres, mi novia y Daniel, quien está filmando todo el proyecto. También habrá un carro de apoyo”.

Daniel es Daniel Gaertner. Austríaco. Maneja varias cámaras a la vez. No sé cómo puede. Me enseña una credencial de prensa expedida por el MINREX el 13 de abril y con fecha de vencimiento del 2 de mayo.

“En una hora comeré comida con altas calorías y en la otra, comida normal, que es también buena para el estómago. Hay que alternar. También tomaré bebidas que me den energía; llevaré, plátanos o mangos, si se puede”.

IV

Diciembre de 2015. Según la revista Canadian Cycling y otras publicaciones, Zurl vendrá a Cuba a recorrerla de una punta a otra.

“En 2014 mis padres visitaron Cuba y me dijeron que era un gran país, que era una gran aventura estar aquí. Fue entonces cuando, luego del recorrido por el Himalaya, comencé a preparar mi nuevo proyecto y pensé que sería grandioso venir hasta acá, donde la vida es completamente diferente”.

Llegó. Vio mucha gente bailando, cuenta. Demasiada música alta, sonríe. “Las personas no bailaban porque estaban borrachas como en Europa, solo lo hacían porque les gustaba. No importaba si eran las once de la mañana o las diez de la noche”.

Asegura que desde un incio quería estar en la Habana Vieja, para ver el día a día de la gente. En su perfil en Facebook publicó varias fotos: un señor mayor con un tabaco en los labios; otro hombre arreglando adoquines; un perro con espejuelos; dos vendedoras; alguien con un dulce. El álbum se llama Cuban people = enjoyment of life.

Se fue al oriente para comenzar. En Santiago de Cuba comenzó a sentirse cansado. “Tenía mucho frío. Medí mi temperatura y llegaba a 40 grados celsius. Tuve que ir a un hospital allá y estuve ingresado por una semana. Fue muy triste para mí porque vine a intentar un record y me fue imposible realizarlo”.

“Ya conocía de la calidad del sistema médico cubano. Tenía mi propia habitación en el hospital. Todos los días doctores y enfermeras iban a visitarme”.

Hay una imagen de aquel tiempo. Aparece acostado en una cama. Con la mano entre las piernas. Un termómetro cerca. Un pan. Otra mano en la cabeza. “Winter 15/16 – Im Krankenhaus Santiago de Cuba” (Invierno 15-16 – en el hospital en Santiago de Cuba).

“Siempre me dije que volvería. En Austria la gente me preguntaba si no tenía miedo de volver a contraer el dengue en mi regreso al Caribe. Les dije a todos que también era un riesgo que corrían los habitantes de esos países y lidiaban con ello”.

“El viaje alrededor de Cuba será una aventura en la que no sé qué sucederá. Trataré de dar lo mejor de mí y me encontraré en situaciones complicadas”.

Me explica con gestos el “miedo” sutil: lleva puesto un abrigo ligero y son las once de la mañana.

V

Casi al final, dos pinceladas:

1.- “Siempre tendré que estar muy concentrado porque las calles no están tan malas, pero hay grandes huecos en algunas y con uno solo basta para terminarlo todo”.

2.- El día que conversamos (14 de abril, día feriado) me comenta que su celular no está funcionando:

– ¿Estarán trabajando hoy en ETECSA, para ver si voy y lo arreglo?

– Supongo que deban estar trabajando.

– Mejor voy mañana.

 Fuente: Cubadebate

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