Las sonrisas, travesuras y encanto de los niños llenan de vida el lomerío guantanamero.
En las zonas rurales de la provincia los he sorprendido con la lente de mi cámara en medio de sus juegos deportivos, “chapoteo” en los ríos o cualquier otra actividad.
Por eso en las siguientes fotos recojo una pequeña muestra de la vida de los infantes en la serranía, a pesar de la lejanía y difícil acceso hasta esos lugares, que son beneficiados desde 1987 con el programa Plan Turquino.
Las fotos captan en toda su magnitud la felicidad de los infantes, la sonrisa inocente y traviesa, el cariño sin límites, la inteligencia y sinceridad que profesan, la seguridad con que crecen gracias a la responsabilidad compartida entre la familia y el Estado, garantes de su bienestar.
Allá en la loma, sentenció una vez el Comandante en Jefe “… cada mes, cada día, cada hora, cada minuto, es el mes, el día, la hora y el minuto del niño”.