chavez lluvia

Hace hoy cinco años Hugo Chávez dejó de existir físicamente, pero su legado está más vivo que nunca. Presidente y comandante, no aró en el mar. Más allá de subjetivas apreciaciones, hay una obra contundente, por la que trabajó sin cansancio. Está a la vista de todo el mundo. Digan lo que digan encumbrados teóricos, los voceros de los grandes poderes hegemónicos, los propagandistas del capitalismo… lo cierto es que ningún presidente había hecho tanto por Venezuela y por la América toda.


Le ofreció a millones de sus compatriotas algo que no puede ser medido: una noción de dignidad. Los guió en la consecución de una patria, que es primero que todo, la consecución del decoro. Los despertó de un letargo casi ancestral, les puso en sus manos las herramientas para construir un futuro. Estaba profundamente comprometido con el bienestar de los olvidados de siempre. Fue un líder brillante, que hablaba mucho pero que al mismo tiempo hacía mucho. Su simpatía, su cordialidad, su extraordinario carisma lo pusieron al frente de una ola renovadora, que cambió las reglas de juego. Pero con el carisma no basta, como la historia ha demostrado una y otra vez. El fenómeno Chávez estaba sustentado en fuertes convicciones, en un sentido humanista de raíz auténticamente cristiana, una bonhomía diáfana, una militancia honesta. Algunos de sus enemigos decían que Chávez seducía. En realidad lo que hacía era convencer. Le hablaba al pobre en su lengua, se condolía y lo instaba a luchar. Desconociendo (o pretendiendo desconocer) la fuerza de los hechos, sus adversarios lo tildaban una y otra vez de dictador. Hay un hecho irrebatible: ningún mandatario del continente se sometió a tantos procesos electorales. Y siempre respetando la voluntad popular, el talante democrático de su pueblo.


Entre tantas facetas de su itinerario político, queda una de particular trascendencia: su decidida vocación latinoamericanista. Hugo Chávez articuló una nueva visión de unidad, que parte del reconocimiento de las diferencias para potenciar el extraordinario acervo común de nuestros pueblos. Fue un líder continental. La premisa de esa integración está en la solidaridad y la complementación. Sus proyectos integracionistas siempre partieron del convencimiento de que había que compartir lo que se tenía, no lo que sobraba. Petrocaribe, la Alianza Bolivariana para la América (ALBA) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC) crearon una plataforma sólida para el tan esquivo proyecto de la unidad latinoamericana. Ahí está su principal legado, que le valió su gran estatura como estadista. Hugo Chávez Frías hizo suyos los sueños de Bolívar y Martí, pero no se conformó con ser un visionario: fue también un soldado.


A cinco años de su muerte, la América nuestra lo honra porque para Chávez América era la patria.

Fuente: Cubsí

Escribir un comentario


Código de seguridad
Refescar

feed-image RSS