7eae31d93b556a3f2826ca0deccccade LEl mérito de la agresividad del presidente de EE.UU. contra Rusia y China es haber logrado que los dos países que aspiran a un mundo en el que predomine la paz hayan creado un frente contra su opresiva política.

Aunque pareciera al principio imposible, el mérito de la agresividad del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, contra Rusia y China es haber logrado que los dos países que aspiran a un mundo multipolar, en el que predomine la paz —contrario a lo que pretende el magnate norteamericano—, hayan creado un frente contra su opresiva política, esencialmente la proteccionista.

Al cúmulo cada vez mayor de sanciones contra Rusia, tratando de ahogarla en todos los sentidos, Trump tener emprendió una virtual guerra comercial con China, de la que muchos aseguran Estados Unidos saldrá maltrecho.

Una de las grandes virtudes que ha tenido esta maniaca obsesión de Trump, alentada por sus halcones del gabinete, es el haber acercado a dos líderes de la talla de Vladimir Putin y Xi Jinping, presidentes respectivos de Rusia y China, con el aditamento especial de que entre ellos se ha establecido una química en grado óptimo, lo cual establece una confianza mutua algo no muy fácil de lograr, cuando tienen en sus manos dos de las más importantes naciones del planeta, tanto por tamaño, población, recursos naturales y poderío militar y económico.

Dentro de unos das se reunirán por la vez 31 en seis años, luego que en la más reciente cumbre en Moscú firmaron una serie de acuerdos comerciales y una declaración conjunta en la que visibilizaron su posición común en temas globales clave. Con ello dieron un nuevo impulso a un vínculo bilateral que Putin describió que está a un nivel sin precedentes.O sea, la relación bilateral ha cobrado más importancia que nunca para ambos, con Rusia aislada de Occidente y en plena guerra comercial entre Washington y Beijing.

Xi, invitado de honor en el Foro Económico de San Petersburgo, el evento empresarial ruso más importante, aseguró que “paso a paso hemos sabido llevar nuestras relaciones al más alto nivel de su historia. No hay límites para el perfeccionamiento de nuestras relaciones. Serán solo mejores y mejores”.

Rusia y China han destacado su apoyo a los gobiernos de Venezuela e Irán, rechazado el bloque norteamericano contra Cuba y denunciado la bélica actuad de un Donald Trtump que incumple acuerdos de todo tipo, incluso de carácter nuclear, llevando al mundo al borde del abismo.

Firmeza ante las agresiones imperiales

El líder chino sigue mirando el futuro con optimismo, pese al anuncio del Fondo Monetario Internacional de rebajar las perspectivas de crecimiento de China, del 6,3% al 6,2%, por los efectos de la guerra comercial, y apuntó que su gobierno estudia cómo responder de manera efectiva a unos golpes estadounidenses que han elevado hasta el 25% los aranceles sobre productos chinos por 200 000 millones de dólares y que amenazó con extenderlos sobre los 300 000 millones restantes, además de haber cerrado el acceso al mercado estadounidense a Huawei, el gigante tecnológico chino.

Por el momento, Beijing ha contestado con nuevos aranceles sobre 110 000 millones de dólares de sus importaciones de EE.UU., y anunciando una “lista negra” de empresas que veten a compañías chinas por razones ajenas al interés comercial.

Con las relaciones entre Moscú y Washington cada vez más perjudicadas por las demostradas falsas acusaciones de injerencia en las elecciones estadounidenses del 2016, Putin ha aceptado la ayuda de Xi, quien le ve como un “amigo del alma”, como le definió en una entrevista a la agencia estatal rusa Tass.

El aumento de sus relaciones con China van aparejadas a un incremento de la inversión, por lo cual ambos dirigentes firmaron una serie de acuerdos en materia de energía, defensa, aviación, agricultura, tecnología y comercio electrónico. Uno de ellos, entre Huawei y compañías de telecomunicaciones rusas para el desarrollo de una red 5G en Rusia. Otro, entre Alibaba, la mayor empresa de comercio online de China, con empresas rusas. Alianzas para “contrarrestar las restricciones infundadas al acceso a los mercados de productos de tecnologías de la información, con la excusa de garantizar la seguridad nacional”, dijeron ambos líderes en una declaración conjunta, en clara referencia a EE.UU.Además, impulsados por el riesgo de nuevas sanciones sobre Rusia, acordaron desarrollar un sistema para utilizar rublos y yuanes en su comercio bilateral y reducir todo lo posible el uso del dólar.

El año pasado, China se convirtió en el mayor socio comercial de Rusia, con intercambios por unos 100 000 millones de dólares En comparación, el comercio de Estados Unidos con Rusia fue de 27 500 millones de dólares. Y aunque la inversión directa de China en Rusia está por debajo de la de EE.UU. o la Unión Europea, importantes proyectos han impulsado las relaciones entre Moscú y Beijing en los últimos tiempos. Como el gasoducto Power of Siberia, que está previsto que empiece a bombear gas a China en diciembre. También el firmado por la gasista Novatez para vender una participación en su proyecto de gas licuado en el Ártico a empresas chinas.

Acuerdos que dan más peso a una alianza que ha resultado muy beneficiosa para ambos, señala Serguéi Lucían, de la Academia de Ciencias de Rusia. Putin y Xi avanzan así la senda por la que caminan desde el 2014, cuando las sanciones occidentales contra Rusia por respetar esta la decisión soberana de los habitantes de Crimea de reincorporar la península a la Federación Rusa, librándose de la presencia ucraniana. Todo esto sin contar el plano militar, que requerirá un comentario aparte.

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