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acumnbre celac 2016Con la mirada puesta en la concertación política y la integración regional, la Declaración Política de Quito constituye uno de los documentos fundamentales adoptados en la IV Cumbre de la Comunidad de Estados La­ti­noamericanos y Caribeños.

En medio de un complejo escenario, donde América Latina y el Caribe siguen apostando por la unidad en medio de la diversidad, el documento aprobado recoge la mayoría de los temas de interés para los países de la región y ratifica la necesidad de consolidar nuestras posiciones co­munes y avanzar hacia la integración, basada en profundas raíces históricas.

El texto, conformado por 81 párrafos, confirma la voluntad de fortalecer a la Celac como el mecanismo de concertación política regional sobre la base de los principios de la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional.

Uno de sus postulados más significativos es que ratifica el compromiso regional con la pro­clama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, suscrita en La Habana por los mandatarios de los países de la región, el 29 de enero del 2014, durante la II Cumbre.

Sobre esa base, el documento condena todos los intentos de quebrantar la soberanía, la independencia política y la integridad territorial de los estados de la Celac, la imposición de medidas coercitivas unilaterales, la trata de personas y todas las formas de delitos cibernéticos.

En ese contexto, la Declaración Política de Quito reitera el más profundo rechazo al bloqueo económico, comercial y financiero que impone Estados Unidos contra Cuba desde hace más de cinco décadas.

De manera explícita, demanda que se le pon­ga fin a esa política, a la vez que insta al Pre­si­dente de los Estados Unidos a que utilice sus amplias facultades ejecutivas para modificar sustancialmente la aplicación del bloqueo.

Fue de particular importancia que por primera vez una Cumbre de la Celac se refiera en su Declaración Política a la devolución a Cuba del territorio que ocupa la Base Naval de Estados Unidos en Guantánamo, asunto que es un elemento relevante dentro del proceso de normalización de las relaciones entre ambos países.

Con respecto a la cuestión de la migración, el texto adoptado en Quito, insta a los países receptores de migrantes a poner fin a las políticas que dan tratamiento selectivo a estas personas sobre la base de su país de origen.

En cuanto a este tema específico, también por primera vez, la Celac adoptó una Declaración Especial que insta a aquellos países que aplican políticas selectivas hacia los migrantes, como la denominada política de pies secos-pies mojados, a ponerles fin debido a las dificultades que generan para las naciones de la región.

El contenido de la Declaración Política de Quito es amplio y diverso, pero ante todo, centra su atención en los temas más urgentes y necesarios para una región que sigue siendo la más desi­gual del planeta.

Derechos humanos, democracia, paz y seguridad, medidas coercitivas, desarrollo sostenible, cambio climático, medio ambiente, trabajo, cooperación y Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, con un llamado a su uso estrictamente pacífico, figuran entre los temas contenidos en el documento aprobado tras intensas jornadas de deliberaciones entre los coordinadores nacionales y expertos.

Otros medulares asuntos como el financiamiento para el desarrollo, la cultura, drogas, hábitat, la reforma de las Naciones Unidas, la relación del mecanismo con los socios extrarregionales, la participación en foros internacionales y la descolonización, incluido el reconocimiento de Puerto Rico como una nación latinoamericana y caribeña, están recogidos en un sustancioso texto que expresa plena conciencia acerca de los desafíos que tiene ante sí la Celac, en medio del contexto geopolítico regional y la situación internacional.

La Declaración Política de Quito expresa la necesidad ineludible de la Comunidad de Es­tados Latinoamericanos y Caribeños de actuar unidos y cohesionados, para consolidar su proceso integracionista, enfrentar los efectos de la crisis económica internacional y preservar a América Latina y el Caribe como una Zona de Paz, que no se traduce solamente en la ausencia de la guerra, sino en una real presencia de justicia, de dignidad y de oportunidades para todos.

En la Ciudad Mitad del Mundo, otra vez representantes de las 33 naciones independientes de la región fijaron posiciones para articular una estrategia conjunta que propicie una verdadera concertación política, más allá de las diferencias y realidades de cada uno de los países.

Sin dudas, el documento aprobado en la capital ecuatoriana es expresión de la voluntad política de los Gobiernos de respetar la igualdad soberana de los Estados, el derecho a la autodeterminación, la integridad territorial y la no intervención en los asuntos internos de cada país.

Cuba, en la voz de su Presidente Raúl Castro, dejó claro en la Cumbre fundacional en Caracas, en el 2011, que "la Comunidad de Estados La­ti­noamericanos y Caribeños es nuestra obra más preciada. Simbólicamente, consolida el concepto de una región unida y soberana, comprometida con un destino común. En términos estratégicos, nos brinda el instrumento político requerido para aunar voluntades, respetar la diversidad, resolver diferencias, cooperar por el bien de nuestros pueblos y solidarizarnos los unos con los otros. Su éxito dependerá del carácter y la sabiduría de sus miembros, que somos las 33 naciones independientes situadas entre el Río Bravo y la Pa­ta­gonia".

La Declaración Política de Quito, adoptada el pasado 27 de enero durante la IV Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Ca­ribeños, es un documento comprometido con la creación de un futuro común, sin injerencias externas, que subraya el valor de la Celac como espacio de diálogo, concertación y defensa de la soberanía.

El camino está trazado, confiemos en la sabiduría de quienes rigen los destinos de nuestros pueblos de América Latina y el Caribe.