Oscar Lopez 580x364El independentista Oscar López Rivera tuvo un emotivo reencuentro con su pueblo natal, San Sebastián del Pepino, en el centro montañoso de Puerto Rico, tras pasar 36 años encarcelado en Estados Unidos.

‘Yo amo a este pueblo, lo amo con todo el corazón, soy pepiniano de pura cepa’, exteriorizó sobre el lugar que dejó a los 15 años para establecerse en Estados Unidos, y aunque regresó alguna vez, su encarcelamiento en 1981 por luchar por la independencia de Puerto Rico, le impidió ver los cambios que experimentó.

López Rivera, quien arribó este sábado en compañía de su hija Clarisa, rodeado de miembros de su seguridad, afirmó que en este pueblo aprendió el sentido de la solidaridad, su constante cuando llama a defender la Universidad de Puerto Rico (UPR), cuyo futuro está en juego.

El combatiente puertorriqueño también a condenar el cierre de 179 escuelas, tal como ha determinado el gobierno de Ricardo Rosselló Nevares y reafirmó su compromiso con la lucha de independencia de su patria puertorriqueña.

‘Yo sé dos cosas en este mundo, sé trabajar y sé luchar (por lo que) a mis 74 años espero todavía tener suficiente energía para hacer las dos cosas en que creo’, expresó.

López Rivera llegó el pasado 9 de febrero a esta isla del Caribe de 3,5 millones de habitantes, para cumplir poco más de tres meses de arresto domiciliario en la residencia de su hija Clarisa en el sector de Santurce.

Habló de ‘crear una carpa amplia donde quepamos todos y todas las que aman la patria, porque necesitamos amar la patria para lograr que Puerto Rico sea la nación que tiene el potencial de ser’.

Hoy la UPR está amenazada, le debemos mucho a esa universidad, dijo al llamar a defenderla ante la amenaza de su destrucción por el recorte escalonado de su presupuesto en unos 512 millones de dólares.

‘Nos incumbe a todos y todas luchar para que esa Universidad no se cierre, no caiga, para que esa Universidad logre ser la mejor en el Caribe; logre ser una de las mejores universidades en el mundo porque tiene el potencial de serlo’, manifestó ante la presencia de familiares, incluido su hermano José, el alcalde Javier Jiménez y el presidente del Comité Puertoriqueño Pro Derechos Humanos, Eduardo Villanueva.

El alcalde del oficialista Partido Nuevo Progresista (PNP) recibió con muestras de respeto a López Rivera y compartió con miembros de los Cadetes de la República del Partido Nacionalista de Puerto Rico, que lideró Pedro Albizu Campos.

Jiménez recordó que la lucha por la excarcelación de López Rivera unió a distintos sectores del país, más allá de ideologías, para lograr ese objetivo.

El independentista boricua, quien viajó a la ciudad de Chicago para reencontrarse con sus compatriotas, consideró que la subordinación del gobierno puertorriqueño a la junta de control fiscal es criminal, por lo que hay que rechazarla.

Ante los pobladores de su terruño natal, López Rivera se mostró centrado y contundente en sus planteamientos, en un salón municipal que resultó pequeño para la cantidad de personas que acudieron.

Este visita de López Rivera a su patria chica, al pueblo donde vio la primera luz, resultó relámpago, como lo fue su visita a Chicago, por lo que prometió regresar ya con más tiempo porque, tal como estableció, ‘a disfrutar de Pepino’.

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