fidel banderas

Las ideas de Fidel deben seguir siendo el centro de la reflexión y la actuación de los revolucionarios cubanos.

 

En primer lugar, el propio ejemplo personal del Comandante en Jefe, no sólo lo que dejó dicho.

 

Ser Fidel implica luchar con optimismo para actuar como él lo hizo: con sacrificio, valentía, tesón; ser consecuente con lo que se piensa, estar siempre insatisfecho con lo hecho para perfeccionarlo, elevar la cultura, mostrar siempre inteligencia cultivada...

 

A ese legado debemos ser siempre fieles, al rememorar al fundador y guía de la Revolución Cubana, cuando se cumple el primer año de su desaparición física.

 

La pertinente urgencia de tales aseveraciones, para todos los cubanos y en todas las circunstancias, es centro de muchos pensamientos en estos días.

 

Esencial y trascendente es que haya iniciativas para profundizar en el estudio las ideas de Fidel en diferentes momentos y espacios de la sociedad.

 

Porque las ideas de Fidel siempre están vivas y su vigencia y utilidad prácticas no se limitan a momentos conmemorativos.

 

Como han hecho diversos colectivos en estos días, es oportuno el intercambio de experiencias acerca de cómo se integra el pensamiento del Líder de la Revolución en el quehacer diario del trabajo político-ideológico en todas las instituciones de la sociedad.

 

Corresponde a pedagogos y a estudiantes de todas las enseñanzas, desde la primaria hasta la Educación Superior, a los jóvenes trabajadores, al quehacer cotidiano de las organizaciones de masa.

 

Ejemplo de ello lo dio recientemente la Universidad de Guantánamo, al realizar el primer evento nacional El pensamiento de Fidel Castro en la contemporaneidad, donde el énfasis se puso en su función para la formación de las actuales y futuras generaciones de profesionales.

 

Es una pauta válida para los diferentes sectores de la sociedad, participantes en la formación del presente y futuro de la Patria.

 

Corresponde pronunciarse en relación con el concepto de Revolución dado por Fidel y sus dimensiones en ese proceso formativo; el humanismo fidelista, síntesis del pensamiento martiano y marxista-leninista, su ideal socialista como pilar del proceso, sus concepciones éticas y morales, y su ejemplo personal en el ejercicio y defensa de los principios revolucionarios, como inspiración para los profesionales en formación y en la lucha contra la subversión.

 

Hay que continuar atesorando los aportes de Fidel en el desarrollo de una cultura medioambiental, incorporar sus valores en los pedagogos para que la clase sea su principal tribuna, y que se enseñe la Historia desde la obra de Fidel, protagonista y analista de ella.

 

En ese sentido, las ideas de Fidel se proyectan al futuro de la Patria, y siempre será necesario estudiar, profundizar, volver a ellas como fuente inagotable de sabiduría para defender las conquistas y edificar un socialismo próspero y sustentable.

 

Es permanente el actuar de Fidel como fundador de la ideología de la Revolución Cubana, su praxis como vínculo entre José Martí, Ernesto Che Guevara y el Marxismo-leninismo, el estratega fundamental de la última etapa de la Guerra de Liberación Nacional, el protagonista de las principales transformaciones y logros de la Revolución Cubana, su dimensión en el contexto internacional y la trascendencia que su pensamiento comporta para las nuevas generaciones de cubanos.

 

Muchas más enseñanzas suyas están en la palestra del presente y el futuro cubanos. Por existir y por el legado, los agradecidos lo acompañan.

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