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tributo1Fotos: Lorenzo Crespo Silveira.

Miles de jóvenes guantanamero rindieron tributo al Lugarteniente General Antonio Maceo y su ayudante Panchito Gómez Toro, en el aniversario 118 de su caída en combateen el callejón de San Pedro a Punta Brava, en el occidente del país.

En el parque que lleva el nombre del Titán de Bronce, en la calle Calixto García esquina a Bartolomé Masó, estudiantes, trabajadores y pueblo en general encomiaron la actitud valiente, estoica y viril del protagonista de la Protesta de Baraguá, al no aceptar la firma del Pacto del Zanjón, hecho que intentaba denigrar la moral de los cubanos que luchaban por su independencia.

El primer secretario de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) en el municipio de Guantánamo Yohandris Pérez Ramírez, recordó fragmentos de la carta enviada a la esposa de Maceo por el Generalísimo Máximo Gómez Báez, jefe del Ejército Libertador, al escribir:

“Con la desaparición física de ese hombre extraordinario, pierde usted el dulce compañero de su vida, pierdo yo al más ilustre y al más bravo de mis amigos y pierde en fin el Ejército Libertador a la figura más excelente de la Revolución”.

“El Titán de Bronce, denominado así por su heroísmo e intransigencia, representa los más altos ideales revolucionarios de nuestra Patria, por su inteligencia, sentido, responsabilidad, modestia y clara visión independentista frente al colonialismo español y los intentos del gobierno de los Estados Unidos de apoderarse de Cuba”, destacó.

“A los jóvenes, en tiempos diferentes, nos toca mantener y defender la libertad por la que murieron Maceo y muchos cubanos a lo largo de la historia y a los que siguen luchando por la paz y en defensa de la justicia para que podamos vivir en un mundo mejor, como hacían los Cinco Héroes cubanos prisioneros del imperio”, precisó el dirigente juvenil.

El acto estuvo presidido por Denny Legrá Azahares, primer secretario del Partido en la provincia, Nancy Acosta Hernández, presidenta de la Asamblea del Poder Popular, y Yocleidis Ramírez Ramírez, primer secretario de la UJC, a igual instancia, y otros dirigentes del territorio.

Al finalizar el acto se inició la tradicional marcha hasta el Panteón de los Mártires Internacionalistas, en el cementerio de la localidad, para rendir merecido tributo a los caídos en Defensa de la Patria, como ocurre hace 25 años, como parte de la Operación Tributo.

El 7 de diciembre de 1896, el Titán de Bronce y sus acompañantes son sorprendidos por la infantería enemiga que descubre sus rastros y los enfrenta, con superioridad de fuerzas y armamentos.

tributo2Denny Legrá Azahares, primer secretario del Partido en la provincia y Yocleidis Ramírez Ramírez, primer secretario de la UJC, a igual instancia, en el tributo a Maceo en el parque citadino que lleva el nombre del Titán de Bronce. Fotos: Lorenzo Crespo Silveira.

Con dos opciones: ordenar la retirada o intentar desalojar al enemigo pertrechado en una cerca desde donde castigaba a las exiguas fuerzas del Lugarteniente General del Ejército Libertador, este escoge la segunda variante, decidido a llevar el combate hasta el final, e inicia un avance paralelo a la línea española para continuar el ataque.

Una cerca de alambres oculta por la hierba altísima, le cierra el paso. Ordena que corten los alambres y que se flanquee también por la derecha. Con la misma mano que sostiene la brida, toca el hombro de Miró y le dice: «¡Esto va bien!».

Sin embargo arrecia el fuego enemigo y Maceo es alcanzado por un proyectil que le penetra por el lado derecho de la cara, cerca del mentón, y sale, con ruptura de la arteria carótida, por el lado izquierdo del cuello. Varios oficiales, con dificultad -pesa más de 200 libras- lo suben al caballo y cae nuevamente al suelo cuando otra bala hace blanco en el tórax y mata a la bestia en su recorrido de salida.

Maceo está muerto y a su lado yacen 12 hombres heridos en aquellos matorrales a merced del enemigo.

Al enterarse de lo sucedido, Panchito Gómez Toro, que por estar herido quedó en el campamento, sale, con un brazo en cabestrillo y prácticamente desarmado, en busca del cadáver de su jefe. En un gesto supremo de devoción y lealtad va a morir a su lado.

Resulta blanco fácil de las armas españolas. Herido, debilitado por la sangre que pierde, trata de suicidarse para que no lo cojan vivo, pero antes quiere escribir una nota a sus padres y hermanos para explicarles la decisión. No puede concluir el mensaje. Uno de los enemigos lo remata con un machetazo en la cabeza.