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Con apenas seis meses de explotación y aún sin concluir totalmente, el vial Yumurí–Jobo Claro atesora el mérito de propiciar la más fluida comunicación terrestre de la historia entre los municipios de Baracoa y Maisí.

Decenas de vehículos, quizá cientos, transitan diariamente por el majestuoso tramo de apenas 4,5 kilómetros de extensión, construido para evitar el paso por la peligrosa loma de La Boruga y propiciar el acceso a Maisí desde Baracoa, de ómnibus, rastras y otros medios de porte mayor, impedidos de hacerlo antes por lo angosto y las cerradas curvas de la mencionada cuesta.

De ahí que sea la transportación segura de pasajeros y mercancías el principal impacto de la nueva carretera, en cuya construcción trabajaron obreros de seis provincias del país, quienes tuvieron que mover alrededor de 800 000 metros cúbicos de tierra y roca, y excavar tramos de montaña conformados por piedras costeras de gran dureza, luego aprovechadas en el relleno del vacío de las pendientes y en la conformación del terraplén.

Ramón Castañeda, intendente de Vialidad en Maisí, dijo que una vez concluida la pavimentación de las cunetas con hormigón hidráulico, al trecho solo le resta la colocación de las barandas de protección, concluir la construcción de una alcantarilla y reforestar el área de bosques afectada.

«En mi larga experiencia como especialista en obras de ingeniería, nunca había trabajado en una tan difícil y peligrosa como esta, en que muchas veces los buldóceres y otros medios pesados laboraron al filo del abismo», aseguró Frank González, jefe técnico de la obra.

El vial Yumurí-Jobo Claro constituye una de las construcciones de mayor complejidad e importancia de las ejecutadas aquí, después del paso del huracán Matthew, dentro de las que destaca el vial Neblina-Cayo Güín, vía alternativa para comunicar a Baracoa con Moa.

Fuente: Periódico Granma