infancia niños

¡Qué plácidos momentos los de la infancia!, cuando bajo el amparo de la inocencia surgen las más atrevidas peripecias, aunque el mundo resulte demasiado grande y el tiempo muy corto para jugar con los amigos.

 

Cómo olvidar aquellos días donde todo sucedía por primera vez: la compra del juguete preferido, la llegada a la escuela, la caída del diente de leche que luego “se llevó el ratón Pérez”, el resfriado, el pinchazo de la enfermera, el beso en la mejilla. Esos recuerdos que repasamos siempre con picardía y añoranza.

 

Con el primer día de junio, que trae consigo un poco de nostalgia al recordarnos ese tiempo de vida que por ley natural no volverá, se instituye una fecha escogida para celebrar el Día Internacional de la Infancia -donde calles, plazas, parques, cines y teatros, se llenan de ternura y júbilo.

 

Esta jornada, incentivada por la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) en 1954, es el momento para promover la fraternidad, la comprensión, el bienestar y los derechos de los niños y las niñas mediante actividades deportivas, artísticas y recreativas, y luchar por aquellos que sufren de vulnerabilidad en el mundo, víctimas de conflictos, la violencia y la desatención.

 

En medio de esa realidad, los cubanos acogemos la fecha con el orgullo de sabernos afortunados, pues los pequeños que nacen en este archipiélago cuentan con el privilegio y la garantía de la atención gratuita a la salud, el acceso a la educación, identidad propia, y un hogar, derechos que otros como ellos, no saben que existen.

 

En Cuba se les inmuniza contra 13 enfermedades que en otros países cobra la vida de miles; reciben alimentación especial con cereales, leche, compota o yogurt; cuentan con círculos infantiles, ludotecas, parques, palacios y otras instalaciones, como parte de un programa social que se mantiene y mejora, pese a los gastos que genera en el presupuesto estatal.

 

Igualmente, desde las instituciones educativas, los menores participan en iniciativas, incluso aquellos que están en centros especiales y tienen alguna discapacidad. Bailes, fiestas, competencias, trabajo en áreas verdes, concursos, y vínculo con las nuevas tecnologías forman parte de su cotidianeidad.

 

Los que están en hospitales pediátricos y salas especializadas, también reciben el mismo afecto y esmero, por medio de lecturas, juegos, presentaciones de payasos terapéuticos, solo para ellos.

 

Cada Primero de Junio es fecha de festejos, porque la Revolución Cubana es celadora de estos príncipes enanos, fuerza vital de la nación en cuyas manos yace el futuro y la esperanza del país.

 

En este día especial, que nuestro regalo sea, ayudarles a crecer felices y sin miedos, mientras recibimos en compensación el amor y la bondad que emanan de cada sonrisa, abrazo o expresión desinteresada de cariño que nos recuerda esa ingenuidad que tuvimos, y nos hace sentir vivos.

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