foto 1 manglaresDirigir la reforestación hacia la protección de los manglares con la construcción y mantenimiento de zanjas hidrorreguladoras, es tarea cotidiana en los trabajadores de la Unidad Silvícola de Caimanera.

De encomiable puede calificarse la labor del colectivo integrado por 10 trabajadores de piel bronceada por el ardiente sol y el salitre, quienes protagonizan, en zonas aledañas al poblado de Caimanera, una de las acciones más importantes de la Tarea Vida: el fomento y recuperación del mangle en el litoral de la bahía de Guantánamo.

Tales faenas en una de las radas de bolsa más extensas del planeta, asociadas a un plan del Estado cubano para el enfrentamiento al cambio climático desde una visión multidisciplinaria, son de vital importancia para la preservación de la biodiversidad, pues los manglares constituyen refugio ideal donde habitan y se reproducen peces, moluscos, crustáceos, reptiles, aves y mamíferos.

 

Hacia el logro de esos objetivos encamina su labor una de las mejores brigadas de obreros de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Silvícola, de Caimanera, durante 2017 y 2018. “Hasta el momento la tropa cumple su plan anual de siembra ascendente a 30 hectáreas (ha)”, subrayó la ingeniera Virgilia Hechavarría Duverger, especialista principal de la entidad.

 

Desde su creación, el 8 de noviembre de 1998, la UEB perteneciente al Grupo Agroforestal Guantánamo ha impulsado la plantación o reconstrucción de unas 600 hectáreas de mangle rojo (Rhizophora mangle) y negro (Avicennia germinais), cuyas formaciones boscosas embellecen el paisaje natural del costero municipio de Caimanera.

 

Consolidar la tarea, reconocida por su importancia ambiental y económica, es el empeño de los trabajadores silvícolas, devenidos entusiastas protectores del entorno, quienes en cada jornada laboral de 7:00 a 11:30 antes meridiano desafían las severidades de un clima con altas radiaciones solares, bajo las cuales recorren decenas de kilómetros de caminos e inhóspitos terrenos cenagosos.

 

Zanjar, palabra mágica

 

“En Caimanera, a diferencia de otros sitios del país, los indicadores de salinidad son muy altos en los humedales. Por ello, en el fomento del mangle, aquí la palabra mágica es zanjar”, explica Ernesto Granado Ortiz, fundador del colectivo y secretario general de la sección sindical.

 

La reconstrucción y mantenimiento de extensos tramos de canales hidrorreguladores mantienen la longevidad de las plantaciones, pues el agua marina circula fresca, sin obstáculos, cuando hay marea alta, momento de inundación en los campos, y también cuando el torrente se retira hacia la bahía en la marea baja.

 

En ese sentido, Granado Ortiz agrega que “hasta el momento se logra una supervivencia por encima del 98 por ciento en las áreas de intervención, entre las que se incluyen zonas aledañas al campo de béisbol del poblado cabecera, Cerro Paila, Punta Cerones y Cerro Guayabo, cerca del poblado de Paraguay, en el municipio de Guantánamo.

 

La siembra es directa, pues las semillas y posturas empleadas no se desarrollan en viveros”.

 

Tales resultados se sustentan en el eficiente manejo silvícola, la calidad de las simientes usadas y la constante desobstrucción de las zanjas de drenaje, benefactoras de los manglares que captan el dióxido de carbono y liberan considerables cantidades de oxígeno.

 

De igual forma, se registran mejorías en el clima de la zona costera y atenuaciones en la penetración de la sal hacia los suelos del valle de Guantánamo, lo que influye positivamente en los resultados agrícolas y redunda en mayor protección contra las penetraciones del mar e inundaciones costeras.

 

Resultan palpables los resultados del colectivo en la conservación y crecimiento del ecosistema a corto, mediano y largo plazos, con incrementos en los índices de boscosidad, pese a que los trabajadores carecen de palas idóneas para zanjar, y no pueden reponer las necesarias botas de goma que no tienen la calidad requerida para las citadas labores.

 

“Tampoco disponemos de medios propios para trasladarnos hacia los terrenos, por lo que en ocasiones solicitamos el apoyo de los camiones de la Empresa Salinera, pero debemos regresar a pie hacia Caimanera, porque el fango, el salitre y el constante sudor se apoderan de nuestra ropa e implementos de trabajo”, revela Ríder Navarro Rojo, uno de los operarios.

 

Pese a las crecientes dificultades objetivas, los trabajadores no desmayan en el titánico afán de recuperar los bosques de manglares. Sus ingresos personales exceden los 500 pesos al mes, monto que se incrementa a partir de labores en la conservación de los suelos, actividad que acrecienta el prestigio de un colectivo destacado en la fraterna emulación del Sindicato de Trabajadores Agropecuarios y Forestales.

foto 2 manglaresLos operarios trabajan con palas y botas de goma sin la calidad requerida para las rudas labores en los humedales.

Promisorio renacer

 

Datos facilitados por la delegación del Ministerio de la Agricultura en la provincia indican que durante el 2017 se reconstruyeron en el territorio 100 ha de mangle, se reforestaron 40 y se manejaron cuatro surgidas por el método de regeneración natural.

 

Este año se prevé plantar 58 ha, de cuya cifra se materializaron 33 al cierre de junio. El proyecto dispone de un monto ascendente a un millón 120 mil pesos en los presupuestos del Programa Nacional de Mantenimiento y Conservación de los Suelos y el Fondo Nacional de Desarrollo Forestal.

 

Otras áreas de intervención radican en el sector costero de la Reserva de la Biosfera Cuchillas del Toa y el Elemento Natural Destacado Yara-Majayara, donde se reforestaron cinco ha.

 

En la provincia casi un tercio de los manglares están afectados por causas que apuntan a la contaminación provocada por los vertimientos de residuales químicos procedentes de la actividad agrícola, ganadera y los asentamientos humanos.

 

Influyen, además, la disminución del aporte de nutrientes a los ecosistemas debido al represamiento de ríos y canales, la interrupción de la circulación del agua y muerte del manglar ocasionada por la construcción de viales y otras obras, así como la tala indiscriminada y alteraciones en la línea de costa.

 

Es por ello que el promisorio renacer de las poblaciones de manglares es un asunto de máxima prioridad para la Tarea Vida en Guantánamo y el resto del país, pues constituyen una suerte de escudo protector contra la erosión ocasionada por la acción combinada de los vientos y el oleaje provocados por los huracanes y otros eventos hidrometeorológicos.

Escribir un comentario


Código de seguridad
Refescar

feed-image RSS