embalse sequia

Con 138 millones de metros cúbicos (m3), de los cuales son disponibles solo 108 millones, están los embalses de Guantánamo, provincia que por primera vez en los últimos 12 meses, reporta menos del 40 por ciento de su capacidad de llenado.

En igual fecha de 2018, en medio del denominado período seco (noviembre-abril), persistía al igual que ahora una intensa sequía, pero no tanto como la actual, puesto que el porcentaje se elevaba al 47, y en la represa Faustino Pérez la situación no era tan crítica.

Las escalas ubicadas en la represa popularmente conocida como La Esperanza reflejaban casi 20 millones de m3  y   cobertura de agua para 200 días, muy superior a la que cuenta ahora, en que en el vaso del reservorio, alimentado por el río Guaso, existen solo 12 millones de m3 y reservas para apenas tres meses.

Especialistas opinan que esa adversidad puede superarse en mayo, un mes tradicionalmente lluvioso en Guantánamo,  pero del cual nos separa más de un mes, realidad que según Juan Carlos Dalmau, vicepresidente de la Asamblea Municipal del Poder Popular, “obliga a ahorrar el preciado líquido, tanto a las entidades estatales como a la población”.

Y en el ínterin sigue mermando las reservas de  la “Faustino”, de la Yaya (mayor del territorio) y  Jaibo que le sigue en capacidad y supera en tres por ciento a la media del territorio cubano más al Este de Las Habana.

La Yaya, ubicada en el municipio de Niceto Pérez es capaz de almacenar de una sola vez 160 millones de m3, pero para incrementar su volumen depende de un tercero, puesto que es alimentada por las lluvias que descienden sobre el río tributario, Guantánamo, el cual, contra lo que su nombre indica, nace en el santiaguero municipio de Songo-La Maya.

Sigue siendo escasa la humedad en la cuencas de los ríos que abastecen a las principales obras almacenadoras del territorio, y fuera de ellas, y a esa realidad no escapan tampoco los embalses localizados en el  municipio de San Antonio del Sur, 60 kilómetros al Este de la Villa del Guaso.

Allí las represas Los Asientos y Pozo Azul, guardan, respectivamente, poco más de un tercio y de la décima parte del volumen previsto, circunstancia que impidió humedecer los cultivos del valle de Caujerí, mayor emporio hortícola de “San Antonio” y de la provincia.

También conspiró ese factor contra la cosecha de tomate, principal renglón de esa porción de tierra en que es posible cosechar hortalizas en primavera y verano, y perjudicó el trasvase de las aguas del río Sabanalamar (virtualmente en estiaje)  hasta la Pozo Azul, una inversión valorada en 17 millones de pesos y que aun no arroja los resultados que se esperan de ese emporio hortícola, visitado por Fidel a principios de julio de 1977 y el 17 de mayo de 1981.

El citado embalse, junto a los Asientos tiene la compleja misión de garantizar al agua para irrigar las áreas de tres cooperativas de producción agropecuaria, seis de crédito y servicios y dos unidades básicas de producción cooperativa, que aún aguardan por su tributo.

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