piquera ilegal loma chivoEn su apogeo, la piquera y mercado (ilícitos) desdibujan el entorno.

Venceremos llegó a las 3 y 50, con la paz de la madrugada a punto de colapsar. “Usted verá la que se arma aquí”, advirtió una lugareña. Lleva en el rostro la amargura que apenas la deja vivir, desde hace más de año y medio, en su hogar de la calle Serafín Sánchez entre Prado y Aguilera: “Esto no tiene nombre”.

 

Sin el ambiente de impunidad que persiste ante las indisciplinas sociales, tal vez no le habrían usurpado la tranquilidad a quienes residen frente al citado segmento vial, devenido emporio de transgresiones. Todo, obra de una piquera ilícita de autos particulares, enquistada en ese sitio próximo al centro urbano de la ciudad de Guantánamo. Hastiados por tantos desmanes, los vecinos reaccionan.

 

 

Irritados

 

“No hay quien duerma en este lugar a partir de las cuatro de la madrugada -expone Omar Sánchez Renda. A esa hora empiezan a llegar los camiones con productos agropecuarios desde Yateras y Manuel Tames, entonces se oye el fandango y las malas palabras.

 

“Mi casa y la de otros vecinos están al fondo -agrega Sánchez Renda a la entrada de un zaguán-, la basura la situamos en estos sacos, los revendedores los vacían por la madrugada y se los llevan para echar sus compras. ¿Usted ve? -señala un montículo de tierra a mitad de pasillo-: es ꞌcacaꞌ, la taparon ahí, no tienen escrúpulos; mire para allá”…

 

Un sujeto vacía la vejiga en la acera de enfrente. “Ocurre a diario”, dijo alguien a mis espaldas. La voz provenía de la Venus, centro de belleza al que la falta de pudor de los mercaderes le niega la imagen que su nombre sugiere.

 

“Observe”, invita una de las peluqueras, apuntando al “rosario” que amaneció al pie del inmueble: desechos de tomate adheridos a la pared, cáscaras de zapote, fragmentos de hojas y unas sombras húmedas malolientes completan la variedad de “adornos” frente a la peluquería.

 

Igual de difícil es el dilema de otra vecina; no deja de arrojar agua desde el portal de su casa para disipar la fetidez. “Fíjate en esas manchas de orina en las paredes de la cisterna”, dice.

piquera ilegal loma chivo2Los actos impúdicos frecuentan al sitio. Este ocurrió a las 9 am.

En el umbral de la algarabía

 

Dos horas antes del amanecer... “Todo está en calma, pero usted verá lo que viene”, advirtió nuevamente la lugareña…, “escuche”. Los cascos de un caballo golpean el silencio de la madrugada; el animal arrastra un coche y se detiene ante el edificio; un bicitaxis llega en sentido contrario. Empieza la descarga de estridencia y vulgaridades. Adiós, tranquilidad.

 

-Dime, yegua.

 

-Ah, qué lo que hay, tarrú -estallan las carcajadas.

 

El sitio se “inflama” en pocos minutos. Personas, más bicitaxis, vehículos de tracción animal… parecen fantasmas en la oscuridad. No se ve nada; se oye: ruidos, groserías por acá, un reguetón por allá, chiflidos. En el descenso fugaz del bullicio emergió una voz principiante, precoz, quedé contrariado.

 

El alboroto

 

Con la llegada del primer cargamento se revuelve el enjambre, una avalancha de gente bloquea la salida trasera del vehículo.

 

-Échate paꞌ allá.

 

-Consolte, yo cogí mi lugal, aquí me quedo.

 

-¡Oye, te saco!

 

-¡Aaah, te comiꞌte un loco!; cállate y no hable mier… (gajes de gente vulgar).

 

Una voz desde el interior del camión apacigua los ánimos: “Hay mercancía para todos”. La disputa quedó en el terreno verbal, pero: “Un día vi sacar un machete por una discusión aquí mismo”, refiere, tras reclamar el anonimato, el conductor de una camioneta particular estacionada en el sitio.

 

Esas cosas ocurren aquí por la piquera ilegal que ustedes crearon, le digo.

 

-Nosotros no, la crearon los pasajeros, ellos vienen aquí. No quieren ir a la Terminal ni al reparto Dabull, donde están las piqueras establecidas para estos carros.

 

-Ustedes casi no les dejan alternativas, salvo la estatal, que es limitada.

 

-Ya te digo, salimos desde aquí o nos vamos con el carro vacío, no van a la Terminal.

 

¿A la Terminal, a qué?, allí, si se te va la guagua te embaucas; en cambio, de esta piquera salen los carros a cada rato, argumenta Raquel, una guantanamera que viaja dos veces a la semana hacia Felicidad de Yateras.

 

Por su parte, a Jonnis, quien también se traslada con frecuencia a esa localidad, le da igual tomar el transporte en cualesquiera de los puntos; “están más o menos a la misma distancia de mi casa; vengo para Aguilera porque desde aquí salen casi todos los carros”.      

 

Tal parece que del cálculo oportunista escudado en el apremio de los viajeros, nació la piquera clandestina que, por añadidura, le dio paso al trasiego de productos del agro y a depravaciones y escaramuzas obscenas que sufren quienes viven allí.        

 

En la intersección de las calles Prado y Serafín Sánchez procuro hablar con los conductores de un coche repleto de sacos con variedades agrícolas.

 

-¿Tú ereꞌ impectol? -pregunta desafiante el de la derecha.

 

-Soy periodista -le muestro mi credencial-, ¿puedo hablar contigo?

 

-¿Hablal de…?

 

-Quejas de quienes viven al lado de donde tú recibiste esos sacos.

 

-Deja eso -suelta las riendas y reanuda la marcha-, deja a la gente vivil.

 

-Y con la bulla de ustedes ¿acaso viven en paz los vecinos?

 

-Taꞌ avisaꞌo, men. Allá tú si te meteꞌ.

 

Los dos hombres y el coche desaparecen en la próxima esquina, salgo rumbo al camión. El dueño de la mercancía acepta dialogar, pero es desconfiado.

 

-Fotografía no, ni mi nombre.

 

- De acuerdo. Este lugar no es mercado, ¿lo sabes?

 

-Sí. Pero las viandas y demás productos, de Yateras, principalmente, los traen para acá. Todos lo hacen.

 

-¿Todos los que no andan legal quisiste decir?

 

- Más o menos.

 

-¿Por qué los traen para acá si existe un mercado cerca?

 

-Aquí tengo clientes seguros, vendo al por mayor y salgo rápido y bien.

 

-Pero a costa, en parte, de la tranquilidad de quienes viven aquí.

piquera ilegal loma chivo3Este ritual ella lo repite en su casa varias veces al día.

Y a pesar de las multas

 

Miraidis Castillo Moya, vicepresidenta del Consejo de la Administración Municipal en Guantánamo, admitió la necesidad de poner fin, con acciones enérgicas, a la piquera ilegal que desafía a las autoridades, precisamente en un área urbana de ese municipio.

 

Y con acciones, solo de carácter educativas, y algunos operativos conjuntos con la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), han enfrentado las ilegalidades en la citada piquera los inspectores de Transporte: “Aplicar multas o decomisos no es facultad de nosotros”, aclara Idelvis Sanz Canedo, jefa de ese grupo subordinado al Consejo de la Administración Provincial.

 

No obstante, en lo que va de año, otros inspectores, los de la Dirección Integral de Supervisión en el municipio, han aplicado 15 multas por violaciones diversas en el polémico punto, asegura Xiomara Vegué, directora de la entidad. A esas medidas se unen dos acciones de decomisos: un medio de tracción animal y una voluminosa carga de productos del agro.

 

“Algunas de las multas -aclara Vegué- fueron impuestas con carácter de advertencia a infractores no reincidentes” (en esos casos los efectos no son monetarios). Los montos de las otras imposiciones oscilaron de mil a dos mil pesos; el máximo establecido es de cuatro mil 500.  

 

-El problema allí se agudiza, ¿usted comparte esa apreciación?

 

-Totalmente.

 

-¿Entonces por qué las multas impuestas no alcanzan ni la mitad de la cuota máxima establecida?

 

-Decidimos proceder de manera gradual -prosigue-, pero es cierto, faltan acciones más fuertes, allí se reúne gente muy agresiva que ha amenazado a los inspectores; hemos hecho operativos conjuntos con la PNR, pero las ilegalidades persisten y, en el sitio, que encierra potencial de violencia, se han visto menores de edad conduciendo coches.

 

La última revelación de Xiomara me devuelve aquella voz que escuché al principio durante la madrugada anterior. Castigado debiera ser quien involucre a un menor en semejantes trajines. A ese futuro, a esas perlas humanas que Cuba protege con tanto esmero, nadie tiene derecho a enrarecerle el camino. Demasiado cara resulta ya la clandestina piquera de Serafín Sánchez entre Prado y Aguilera.

 

Idelvis Sanz ratificó que la Terminal provincial y la salida nordeste de la ciudad, son los únicos puntos de partida y regreso establecidos para los medios privados de transporte de pasajeros, que viajan del Guaso a Yateras o Manuel Tames...

 

La otra piquera -la improvisada- solo dejará de existir cuando los que están en capacidad de impedirlo, actúen con toda la energía que demanda el caso.

Venceremos espera volver al sitio y encontrar allí los motivos para un relato distinto; entonces, escribirá la crónica de una paz restaurada.

Comentarios   

+2 #1 Kaskara 17-04-2019 16:08
Nada...eso es falta de palos para imponer la disciplina...
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+1 #2 fox 17-04-2019 20:26
Pienso que lo primero es buscar el origen del problema para poder dar solución. Todo guantanamero sabe que tanto el reparto como la terminal son dos puntos totalmente de difícil acceso, pues el transporte local para esos puntos son bastante deficientes. Para quizás algunos que andan montados lo ven como simples puntos donde se debería ir a coger el transporte. Por ende lo que manifiesta el sitio es la necesidad de habilitar un local relativamente céntrico para carga y descarga de pasajeros. Luego de eso a exigir disciplina con sumo rigor.
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0 #3 yudi 18-04-2019 18:40
Felicito al periodista por tratar un tema que afecta al pueblo, como se requiere en estos tiempos. Es cierto que hay buscar la causa del problema,porque están las piqueras oficiales pero nadie las utiliza por lo que hay que valorar la objetividad de las mismas para poder eliminar las ilegalidades, pero a su vez que la vida del guantanamero de a pie sea menos compleja.
La situación del mercado mayorista ilegalmente habilitado no tiene otra solución que mayor actuación de las autoridades facultadas para ello. La indisciplina que se crea en esta arteria que es una de las principales de la ciudad puede causar incluso accidentes de tránsito pues esta es una parada de varias rutas de ómnibus locales y a esto se le añade Jamaica, Tames y Yateras por lo que hay gran concentración de personal, se impone la adopción de medidas con rapidez en favor de los vecinos pero de la seguridad ciudadana en general.
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