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logo primero de mayoLa primera celebración en Guantánamo del Primero de Mayo como Día Internacional de los Trabajadores se realizó en esa fecha del año 1924, según actualizan investigaciones históricas locales.

El acto, realizado en el entonces teatro Campoamor, de esta ciudad (donde hoy existe la heladería Coppelia), reunió a trabajadores de los diferentes gremios locales y concluyó con un discurso pronunciado por el dirigente del movimiento obrero local Nicomedes Quiala Álvarez (Pigindi), explica la historiadora Ana Valdés Milián.

El nombre de este organizador de las tempranas luchas de los trabajadores guantanameros, desde la segunda década del siglo XX, aparece grabado en relieve pétreo en uno de los laterales del monumento de la Plaza de la Revolución Mariana Grajales, de la capital provincial, por su destacada actuación.

Pigindi recordó en sus palabras el asesinato de los mártires de Chicago, obreros de Estados Unidos que osaron reclamar mejoras para sus condiciones de vida y laborales en las postrimerías del siglo XIX, en cuyo homenaje se declaró en 1889 al primero de mayo como Día Internacional de los Trabajadores.

Igualmente saludó la Revolución Socialista de Octubre en Rusia y el establecimiento del primer estado de obreros y campesinos, apenas siete años antes, en 1917; y reclamó la necesidad de los trabajadores guantanameros de continuar luchando por la jornada de ocho horas y otros reclamos de justicia social y mejoras en las condiciones laborales.

Azucareros, cocheros, elaboradores de madera, hojalateros, panaderos, tipógrafos, trabajadores de la prensa, carretilleros, barberos, torcedores y ferroviarios de las Delegaciones 10 y 11 de Guantánamo, todavía entonces organizados en gremios, habían constituido previamente un Comité Pro Primero de Mayo, también reseñado por la prensa local de la época.

Con esta sociedad gremial, predecesora de los sindicatos, la celebración marcó un hito de unidad, madurez y significación en el movimiento obrero local, que desde finales del siglo XIX, había seguido un curso ascendente en lo organizativo e ideológico, explica la investigadora, que recogió testimonios de veteranos sindicalistas desde los años 80 del siglo pasado.