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Cuando el Comandante en Jefe Fidel Castro firma la Ley de Reforma Agraria en la Comandancia de La Plata el 17 de mayo de 1959, hace hoy exactamente 60 años, se cumplía una de las principales promesas planteadas por él en La Historia me Absolverá, su alegato que contiene el Programa del Moncada.

Con la entrega de los títulos de propiedad de la tierra a los campesinos que la trabajaban, iniciado poco después precisamente por Baracoa cuando hizo a Engracia Blet dueña de su finca, la Revolución satisfacía también una de las demandas expuestas en el Congreso Campesino en Armas, celebrado en Soledad de Mayarí Arriba en plena insurrección, presidido por el entonces Comandante Raúl Castro Ruz , jefe del Segundo Frente Oriental Frank País.

El 17 de mayo de 1946 el campesino Niceto Pérez García fue asesinado por orden de latifundistas en El Vínculo, por defender la tierra que cultivaba, en territorio del actual municipio guantanamero que lleva su nombre. La fecha, Día del Campesino Cubano, reúne significados de redención de la causa agraria por la tierra.

La actualidad de la rememoración de la firma de la Ley de Reforma Agraria seis décadas después de un acto de justica de tal naturaleza, se muestra al presente con luz más clara en relación con la puesta en vigor por el gobierno del imperio del Título III de su injerencista ley Helms-Burton, que pretende exigencias, ante tribunales norteamericanos, sobre propiedades de antiguos dueños, entre ellas de la tierra, alegando falsedades y falacias.

El máximo de tierra por propietario fijado por aquella ley revolucionaria fue de 30 caballerías (402,6 hectáreas) que debía ser explotada y de no hacerlo así, en un plazo de dos años se aplicaría la expropiación forzosa, como se hizo al dictarse la segunda Ley de Reforma Agraria que redujo este límite a cinco caballerías (67,1 hectáreas).

La Constitución de 1940 había proscrito el latifundio expresamente y estableció la expropiación forzosa por causa de utilidad pública e interés nacional, aunque ninguno de los gobiernos de la llamada república cubana hizo las leyes complementarias, pero el Gobierno Revolucionario sí lo ejecutó.

Al acabar con el latifundio sobre esos principios, la Ley de Reforma Agraria inició la nacionalización de grandes propiedades, incluso estadounidenses, entre mayo de 1959  y octubre de 1960, dictaminando entre otras medidas la Ley 851 del 6 de julio de 1960, que estableció también los mecanismos de indemnización.

El artículo 29 de la Ley de Reforma Agraria reconoció el derecho constitucional de indemnización a los propietarios expropiados, fijando el valor de la compensación tomando como base la declaración del dueño en el amillaramiento municipal y en cuanto a los edificios, animales, etc., por tasación, expone la aludida publicación .

Nuestra Ley de Reforma Agraria “estaba encaminada a potenciar la economía agropecuaria del país, eliminando la posesión improductiva de la tierra y, en particular, el latifundio”, y siempre las autoridades cubanas dieron disposición a la indemnización como argumenta un economista investigador citado.

Los campesinos guantanameros se pronunciaron contra la ley Helms-Burton y su Título III, al celebrar el aniversario 60 de la firma de Ley de Reforma Agraria, 56 de la creación de la Asociación de Agricultores Pequeños (Anap) y 73 del asesinato del líder campesino Niceto Pérez.

Gerardo Alejo Pérez, Vanguardia Nacional de la Anap, dijo entonces que la Revolución desterró para siempre los vejámenes a que los campesinos fueron sometidos y les entregó títulos de propiedad de la tierra. Condenó al gobierno de los Estados Unidos por la Ley Helms Burton y aseguró que “el campesinado redoblará los esfuerzos para producir los alimentos necesarios que garanticen el sostén del pueblo, como indicó el Comandante en Jefe”.