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 guantanamo duaba monumentoMonumento que recuerda el sitio del desembarco de Flor Crombet, Antonio y José Maceo. Foto: ArchivoEl primero de abril de 1895 llega a playa Duaba, Baracoa, la goleta Honor con su preciada carga de 23 expedicionarios encabezados por los generales Flor Crombet, Antonio y José Maceo para incorporarse a la Guerra Necesaria, organizada por José Martí desde el exilio.

El Maestro había planteado a Flor organizar la expedición en Costa Rica, llevarla hasta Cuba y entregársela en ese momento al Titán de Bronce, quien una vez en tierra ordenó no cortar los cables telegráficos al servicio de los españoles, para dar a conocer la presencia suya y de sus compañeros en el campo de ba­talla, aun corriendo el riesgo de que los peninsulares movilizaran contra ellos todos sus efec­tivos en la zona.

¡Ha llegado el general Antonio!, aclamaron los baracoenses, liderados por el jefe mambí Félix Ruenes.

Había transcurrido apenas una hora del de­sembarco, cuando una fuerza española de me­dio centenar de hombres salió a la captura de los mambises. Enterado del movimiento enemigo, Antonio Maceo organizó la defensa en el sitio conocido como Alto del Pino, y con 13 fusiles rechazó a los colonialistas, a quienes les causó 14 bajas, de ellas cuatro muertos.

Esa acción victoriosa se esparció como pólvora por todo el país, que glorificó el regreso de Maceo a la Patria. El Titán envió un mensajero al general mambí Periquito Pérez para contactar con él y decidió que Ruenes y sus hombres permanecieran en predios baracoenses en espera de otros desembarcos de revolucionarios.

Perseguido permanentemente por los es­pa­ñoles, el general Antonio marchó con su tro­pa por las montañas hacia Guantánamo. Emprendieron la marcha abriendo trochas a ma­chete, por el tupido monte sin caminos, has­ta que el 8 de abril, tras ser sorprendidos por fuerzas enemigas en la comunidad yaterana de La Alegría, quedaron divididos en tres grupos.

Uno de ellos, el que integraban José, Flor y otros combatientes, chocó dos días después con los indios de Yateras (tropa local al servicio de la metrópoli española), acción en la que cae el gallardo Flor y José lo­gra escapar lanzándose por un precipicio, que a punto estuvo de quitarle la vida.

No es hasta el 18 de abril en que Antonio Maceo pudo hallar a las tropas de Jesús Rabí, fecha también en que su hermano José se en­cuentra con las huestes de Pedro Agustín Pé­rez, líder del levantamiento del 24 de febrero en Guantánamo.

Con la llegada de los generales An­tonio y José Maceo a las fuerzas mambisas, no solo Oriente, sino todo el espacio de la Cu­ba insurrecta comienza a organizarse, refleja el historiador Hugo Crombet Bravo (nieto del general Flor) en su libro La expedición del Honor.

“En Oriente, revela la investigación, la gen­te se incorporó más al Ejército Li­ber­tador. A los pocos días se contaba con poderosos contingentes armados y en perfecta preparación pa­ra desarrollar combates de envergadura”.

El arribo de la goleta Honor a costas cubanas aseguró que la insurrección armada contra el colonialismo español, reiniciada el 24 de febrero de ese año, alcanzara mayores dimensiones, a tal punto de extenderse por buena parte de Cuba.

Diez días después del desembarco por Dua­ba, el 11 de abril de 1895, arribaban por pla­yita de Cajobabo, en el actual municipio guantanamero de Imías, José Martí, Máximo Gó­mez y un puñado de patriotas