Mariano Álvarez, primer círculo de la provincia. Surgió el 10 de abril de 1961, como parte de la estrategia trazada por Vilma y Fidel en la lucha por la igualdad de la mujer.La incorporación de las mujeres a la vida laboral y política fue desde 1959 un punto clave en las proyecciones sociales de la dirección del país, enfocada en deshacer los prejuicios machistas de la época.
Impulsadas por figuras inolvidables para la nación, como la eterna presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), Vilma Espín, y el Comandante en Jefe Fidel Castro, las acciones a favor de las féminas no se hicieron esperar, y el 10 de abril de 1961 se crearon en la Mayor de las Antillas los círculos infantiles para desarrollar al máximo las potencialidades de los niños hasta 6 años y educar y cuidar a los hijos de las madres trabajadoras.
Aquella idea revolucionaria requirió, desde un año antes, preparar las condiciones para acoger a los pequeños, y la FMC presidió todo el proceso. Para la construcción de las instituciones se recaudaron fondos mediante tómbolas, ventas de objetos artesanales e incluso se comercializó café en los barrios bajo el lema Toma tu tacita de café y da 2 centavos para los círculos infantiles. Muchos colectivos de trabajo aportaron a la consumación de los centros educativos, con equipos, donaciones, adaptación de locales…
Fue el primer trabajo comunitario de las mujeres y el pueblo unidos, enfrentando también los infundios y falsos rumores, pagados por agentes externos que pretendían hacer fracasar la obra y atemorizar a las madres. A pesar de las dificultades, el pueblo logró su cometido.
Los padres brindaron su cooperación en las guardias nocturnas, en la atención a las áreas exteriores, en arreglos de carpintería y electricidad, además, mensualmente participaban en charlas, promovidas para perfeccionar el quehacer muros adentro.
La capacitación del personal también fue prioridad de la FMC y, en 1961 ya cuatro mil mujeres, entre directoras, asistentes y orientadoras de la Salud, estaban listas y formadas para los primeros 300 círculos infantiles, que abrirían sus puertas para favorecer en materia de política social a la mujer y a la familia.
Una experiencia cercana
Con celo, Yolanda Margot cuida el título que la acredita como asistente de círculo infantil.Como expresión del carácter popular e inclusivo de la pujante Revolución, Guantánamo también se sumó a los beneficiados con la creación de los círculos infantiles a principios de los 60.
Testigo de aquel hecho inédito fue la institución Mariano Álvarez, ubicada en Martí entre Narciso López y Jesús del Sol, en el centro de la ciudad del Guaso. Sus paredes resguardan las aventuras de más de seis décadas cuidando generaciones de chiquillos que a diario pasaron (y pasan) por sus salones.
Allí está parte de la historia educativa y del progreso social femenino, así lo reconoce la educadora Yolanda Margot Chaucén Duthil, fundadora de la institución, quien a seis décadas de haber trabajado en sus salones, rememora aquella etapa. Tenía entonces 20 años.
“Empecé el mismo día en que abrió sus puertas, en abril de 1961. Todas las asistentes éramos jóvenes, y aunque ya estábamos graduadas del curso en La Habana, estábamos nerviosas. Todo era nuevo, nos enfrentábamos a una labor difícil: educar, y debíamos cumplirla con la máxima calidad”, detalla.
Chaucén Duthil explica que al principio los grupos de niños se estructuraban en Lactantes, de 45 días a 12-14 meses; Parvulitos, de 12-14 meses a dos años y medio; Párvulos, de dos años y medio a cuatro, y Preescolares de cuatro y cinco años. Ella prefería cuidar a los lactantes, aun cuando requerían de mayor atención.
“Fue una etapa hermosa, y una oportunidad de realización personal para muchas muchachas que carecíamos de empleo. Gracias a la Federación, encabezada por Vilma Espín, nos superamos y fungimos como directoras, asistentes y orientadoras de la Salud en aquellos primeros círculos infantiles creados en el país”.
Han transcurrido 60 años desde que Yolanda Margot transitó por el Mariano Álvarez, “experiencia que guardo entre mis recuerdos más gratos”, dice mientras levanta sus espejuelos y se seca las lágrimas de emoción.
“Hablo del tema -agrega- y es como si viviera nuevamente esa etapa, porque a los pequeños que cuidé les entregué el calor y el amor de una madre. Lo mejor es
Alina Estévez, fue de las niñas que inauguró y adquirieron en la instalación educacional la primera formación. que años después quienes me ven, y me recuerdan, agradecen mi esfuerzo”.
La licenciada en Educación Artística, Alina Estévez Guilarte, hoy directora de Recursos Humanos del Ministerio de Cultura, en La Habana, fue de las primeras niñas en matricular en el Mariano Álvarez, institución guantanamera que contribuyó mucho, desde los primeros años de vida, a su formación, asegura.
Describe -vía Messenger- que su madre, Cecilia Orquídea Guilarte Velázquez, entonces maestra de tercer grado en la escuela primaria Josué País, de la ciudad del Guaso, al enterarse de la apertura del servicio infantil, con tan solo un año y 11 meses de edad, la matriculó en el recién estrenado círculo.
El primer día -le cuentan- su papá la llevó y como suele pasarle a casi todos los niños, se quedó llorando, pero “luego entraba al círculo con la alegría de quien va a recibir un juguete nuevo: los amigos, el conocimiento…”, relata.
De esa época recuerda con mucho cariño a las seños Xiomara y Juana, con quienes mantuvo comunicación por mucho tiempo. “Ellas -asegura- me enseñaron los colores, a cantar, amarrarme los zapatos, comer sola, las figuras geométricas…”.
Alina considera al Mariano Álvarez como un sitio de referencia en el sistema educativo de primera infancia. De ahí que lo escogiese para llevar a su propio hijo (hoy músico de la orquesta de Maikel Blanco y su Salsa Mayor), donde transitó el quinto y sexto años de vida.
“Estar en un círculo infantil fue el mayor de los privilegios. Aprendí valores para toda la vida, los mismos que les inculcaron a mi pequeño: el compañerismo, el respeto, la disciplina… sin duda, esas instituciones son como dijo Fidel, casi tan o más importantes que la universidad”, afirma Estévez Guilarte.
El Mariano tiene 60
Norka Robles García dirige hace cuatro años el Mariano Álvarez Leyva, nombrado así en honor y recordación del combatiente revolucionario del Movimiento 26 de Julio, asesinado por las fuerzas represivas del Gobierno de Batista.
“Esta institución fue la primera de su tipo creada por la Revolución en la provincia -reitera- Aquí cuidamos a las más jóvenes generaciones, y apoyamos la incorporación de las guantanameras al trabajo”.
La base material de vida y enseñanza se acondiciona en la renovada institución que ya cumple 60 años de existencia.
La Máster en Educación Preescolar precisa que los Círculos son componentes esenciales de la enseñanza en el país, pues a través de programas como la Lengua Materna, Nociones Elementales de las Matemáticas, Educación Física, Música, Artes Plásticas, Conocimiento del Mundo de los Objetos, Análisis Fónicos, se prepara a los niños para integrarse al escenario escolar más complejo.
“Al inicio, las cuidadoras eran en su mayoría amas de casa y jóvenes voluntarias, pero al crearse las escuelas para profesionalizar más la enseñanza, ya se cuenta con auxiliares en los cuatro locales dedicados a acoger pequeños. Tenemos licenciadas en Educación Preescolar y hasta Másteres en Ciencias”, dice con orgullo Robles García, mientras muestra los salones, que acogen a 120 niños en total, ahora con nuevas medidas de protección y cuidado debido a la pandemia.
Regalo de aniversario
Desde el 2020, la entidad está sujeta a transformaciones constructivas, por un valor estimado en más de 100 mil pesos. Trabajadores de la Empresa provincial de Aseguramiento y Servicio a la Educación laboraron en la obra que incluyó restauración de locales, reparación de las redes hidrosanitarias y eléctricas, así como el cambio de carpintería de madera por aluminio.
Norka Robles, directora de la institución, resalta la trascendencia de ser el primer círculo creado en la provincia.
Erislandis Hernández Leyva, inversionista en la Dirección municipal de Educación, informó que el programa incluyó, además, el cambio de pintura de aceite por vinil. La remodelación concluyó en los primeros días de abril, en saludo al 60 aniversario de fundación de los círculos infantiles en Cuba.
Al cierre de este trabajo, el colectivo del Mariano Álvarez higienizaba los locales terminados y pulían los detalles para el momento en que vuelvan a tener llenos los salones para continuar con el desarrollo integral de la niñez, esa dignificante misión que le dio origen al círculo infantil junto a los más de mil sitios homólogos existentes en el país, como cantera para el hombre nuevo que necesita la sociedad.
