guantanamo blogueros plazaLa primera parada guerrillera fue para rendirle tributo a Mariana Grajales, en el bicentenario de su nacimiento. Fotos: Lorenzo Crespo Silveira

Hay que comenzar por lo primero. Acaba de concluir, en Guantánamo, el séptimo encuentro de la Guerrilla de Blogueros, un grupo de trabajadores de las redes sociales que un día, hace casi tres años, decidieron hacer físicos los lazos que ya los unían en el mundo de las computadoras y de Internet.

Para definir la Guerrilla, el periodista camagüeyano Raúl del Pino, del blog Las reflexiones de Raúl, dijo que era un grupo de personas de pensamientos muy diferentes que se las habían arreglado para ser grandes amigos.

Julio César, Koka, coordinador de la página Blogosfera Cuba, y “padre fundador” de la iniciativa, añadió que las intenciones eran las de “compartir en campaña, en condiciones de guerrilla, y subir lomas, descubrir el país que amamos”.

Un espíritu que los llevó, primero, al pico Turquino, el 14 de julio de 2012, luego al Nicho, en Cienfuegos, y al proyecto Korimakao de la Ciénaga de Zapata, donde, recuerda Arnaldo Mirabal editor del blog Revolución, “aunque pueda sonar a cliché, todo lo que existe es obra erigida por las fuerzas triunfantes en 1959”.

Luego, los acogió el centro Martin Luther King, de La Habana, un alto para reflexionar y soñar con la anuencia de René González, Rosa Miriam Elizalde, Ricardo Alarcón y el siempre inspirado reverendo Raúl Suárez, a lo que siguió Tope de Collantes en Sancti Spiritus, el pinareño Viñales, Camagüey y, finalmente, nuestra esquina de Cuba.

Y en el centro de todo, el blog o bitácora personal que, para entender de lo que estamos hablando, es una página web, generalmente de carácter personal, con una estructura cronológica que se actualiza regularmente y que se suele dedicar a tratar un tema concreto.

La Blogosfera, entonces, es el universo de esos pequeños mundos. Y la cubana, un grupo, una comunión de pensamientos, formas de escribir, profesiones, pasiones diferentes y casi siempre encontradas a los que los une un profundo amor por nuestro país y la preocupación por su presente, su pasado y su futuro.

Y eso, Cuba mirada desde la Revolución, marca la diferencia con otros blogs y otros escribientes.

Día uno. Caimanera.

Llegaron en guaguas, en avión, a pie o en transportes locales. Unos arribaron un día antes, otros sin tiempo para otra cosa que no fuera quitarse el polvo del camino desde Pinar del Río, La Habana, Matanzas, Camagüey, Santiago de Cuba…

La primera parada, la Plaza de la Revolución Mariana Grajales Coello, la única con nombre de mujer en una isla donde ellas han sido madres de héroes, hermanas de héroes, esposas de héroes y heroínas ellas mismas. Una ofrenda floral fue el agradecimiento de los visitantes.

Con el cielo augurando lluvia, viajamos a Caimanera. Veintitrés kilómetros hasta el municipio más cercano a los 117 kilómetros cuadrados ocupados por la ilegal Base Naval estadounidense, la cual acapara casi todas las atenciones cuando se teclean las 10 letras denominativas de la provincia de Guantánamo en Internet.

Fue de los primeros asombros: las instalaciones militares perfiladas en un horizonte extrañamente cercano, las postas de un lado, y del otro, la pasarela evidente en la bahía en calma. Y, para muchos, un sueño cumplido.

blogueros en caimeraCaimanera fue una experiencia única para los casi 40 blogueros que asistieron al evento. Fotos: Lorenzo Crespo Silveira

Día dos. Desafiando La Farola

La tropa amaneció en la sala de la cosmonáutica del Museo Provincial que recoge objetos del vuelo conjunto Cuba-URSS, el cual llevó al espacio al cubano Arnaldo Tamayo y al soviético Yuri Romanenko a bordo de la nave Soyuz 38, cuyo módulo de descenso se conserva en el espacio expositivo.

Más tarde, fueron recibidos en lo alto de la Loma de Boquerón, actual municipio de Manuel Tames, por unas 500 figuras en piedra que a golpe de trincha y cincel, han moldeado por casi 40 años dos generaciones de Ángel Iñigo.

De regreso, partieron hacia Baracoa, pasando por San Antonio del Sur e Imías, donde descubrieron la singular flora de la franja costera sur conocida como semidesierto cubano.

Ya en las faldas de La Farola, fue el susto y la maravilla. Los ojos siguiendo las curvas, las pendientes que hacen palpitar el corazón un poco más rápido, el farallón removiendo el vértigo, el recordatorio abrasador de que los “interminables” kilómetros del viaducto guantanamero son de los más peligrosos, empinados y abruptos de Cuba.

Hubo quien no quiso ver, pero la mayoría abrió los sentidos. La obra de la Revolución a nuestros pies, en forma de una carretera de hormigón de seis metros de ancho que, en los sitios donde la plataforma de roca no es lo suficientemente ancha, se sustenta sobre el precipicio, apoyada en vigas de hormigón enclavadas en la ladera.

Hubo quien tuvo miedo de mirar, pero la mayoría vio mucho más que naturaleza en el paisaje sin igual de La Farola.

Día 3. El Yunque

El Yunque es un campismo y una elevación. El campismo, está a los pies de aquella. O casi. Sus 21 habitaciones ocupan parte de las márgenes del río Duaba, en medio de la comunidad de Santa Rosa, Consejo Popular de Mabujabo, y fueron la base de las operaciones blogueras desde el jueves en la noche hasta el domingo.

La elevación se yergue en una escarpada que, vista desde el ángulo habitual de las postales -ese yunque de herrero que Cristobal Colón describió en el Diario de Navegación-, parece imposible.

No es fácil, empero, la senda de seis kilómetros desde la Base del campismo hasta la cima de esa “montaña alta y cuadrada que parece isla”, como la describiera Cristóbal Colón, ascenso que se realiza con un guía de la Empresa de Flora y Fauna, y pasa por el Duaba, y por las plantaciones de cacao de una finca campesina, y sigue rumbo a la empinada, hasta que la domina totalmente y la vista, para el intrépido que ha llegado hasta el final, se vuele espectacular.

Subir lomas hermana hombres y engendra blogs, agradecimientos, recuerdos. Allá arriba, impresionó la ciudad, el mar, el verde a los pies, pero también el busto de Antonio Maceo que, dicen quienes lo vivieron, tuvo el efecto reparador de un buen abrazo.

Día 4. La vida en Paso del Toa

Cuando la Guerrilla llegó a Paso del Toa, Consejo Popular de Cayo Güin, ya la comunidad esperaba. Como plato principal estaba servido un Festival de Juegos Tradicionales de la Montaña.

Los juegos, advierte Antonio Arcia, profesor de Recreación Física del Combinado Deportivo cuatro y coordinador de la actividad, “responden a las características de la zona y explotan las habilidades de la gente”.

Halar el tronco, la yagua, pelar el coco con la coa en punta; agarrar y ensartar cangrejos, competencia de balseros con mujer incluida, de habilidades de lucha libre sobre un colchón flotante, de relevos en el agua, de encontrar el tesoro escondido en  el lecho del río…, ante los ojos, los lentes atentos.

En medio de todo, con más jolgorio del habitual, sucedió allí mismo el Estanquillo Patria, una iniciativa que cada vez favorece algún sitio de las serranías cubanas con libros, revistas, periódicos que cada uno trae en su mochila, al lado de las botas, las sábanas y los cepillos de dientes. Carga preciosa que, esta vez, quedó en la pequeña biblioteca de la comunidad.

El mediodía del adiós llegó como un zarpazo, y en casi nada los recibió la Primada. Allí, los guerrilleros acomodaron el paso, y visitaron la sede de un proyecto audiovisual, talleres de artistas plásticos, saborearon el chocolate, el helado y el cucurucho les aguijoneó las mochilas.

La noche llegó como un regalo. Sentados en el piso, mientras la música de sábado retumbaba a lo lejos, la Guerrilla invirtió el catalejo. Harold Cárdenas, de La Joven Cuba, presentó un número de su revista digital Magazine Cuba, que recoge una muestra del trabajo de los blogueros con el gancho efectivo de la fotografía.

Luego, se debatió sobre el sitio Blogosfera Cuba, que desde hace más de dos años busca ser un coleccionista de lo mejor que se publica en las páginas personales. Está vivo, defendieron muchos, aunque por delante está el asunto del voluntarismo, la necesidad de buscar algún tipo de financiamiento y la urgencia de motivar la participación de todos.

Y se habló de la Guerrilla que no puede, por nada, hacer concesiones ni renunciar al espíritu que la vio nacer y por eso, la próxima será en Granma, para ascender por el camino más largo el Pico Turquino, una manera de volver a la semilla porque, así como los ven, en julio cumplen tres años.

Día 5. El adiós

Baracoa, cuando parecía imposible que guardara algo más, los sacudió con playa Duaba y el oleaje fuerte que seguramente recibió a Maceo y a Flor aquel primero de abril, así como Imías los obsequió con la Playita, pues ni el cansancio de las subidas y bajadas pudo contra el deseo de llegar hasta el sitio del desembarco de Martí y Gómez, allá en Cajobabo.

Siguió el adiós o el hasta pronto, porque para la Guerrilla, si es bueno lo vivido, es mejor lo contado…

Comentarios   

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