Guantánamo posee las áreas naturales mejor conservadas del Caribe insular, y es la provincia con mayor diversidad de especies de palmas, afirmó el doctor en ciencias Milián Rodríguez Lima, Coordinador Nacional de la Sección Científica de Palmas de la Sociedad Cubana de Botánica en conferencia sobre esos árboles, su localización geográfica y clasificación.

Puntualizó que el territorio es la segunda con mayor índice de boscocidad y precisó que alberga 31 de las 96 variedades de palmas que existen en la Isla.

El doctor Milián con más de 25 años dedicados al estudio de las palmas cubanas, aseguró que el 50 por ciento de ellas están amenazadas, en estado crítico y vulnerable, y los principales factores que han incidido en la disminución de sus poblaciones son la actividad indiscriminada del hombre para fines económicos, el aumento de la tala y el cambio de uso de suelo para fines agrícolas.

En declaraciones a Venceremos, el investigador anunció la intención de comenzar un proyecto investigativo para el estudio y ordenamiento de las palmas de la provincia para sensibilizar a decisores y población de la necesidad de la preservación del entorno natural guantanamero, con mayor interés en las comunidades rurales para que sus habitantes participen en esta labor preservativa¨.

Municipios como San Antonio del Sur, Imías y Baracoa albergan especies exclusivas y consideradas endémicas, como la Coccothrinax yunquensis, joya de la biota baracoesa. Maisí, por su parte, posee el centro de diversidad del género al que pertenece la Palma Real, considerada Árbol Nacional de Cuba.

Las palmas es una de las especies de la flora más importante para el hombre en los trópicos por la multiplicidad de usos desde el punto de vista ambiental, social y cultural.

Purificadora del aire y refugio de insectos y aves, la palma también aporta sustento para la vida humana. Algunas de ellas poseen frutos comestibles y proporcionan abrigo, pues el tallo del guano se utiliza para construir paredes rústicas y con sus hojas maduras techar las viviendas campesinas y bohíos. Se aprovechan para la confección de escobas, cepillos y estropajos, y las fibras del yarey se emplean para tejer sombreros, jabas y cestos.

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