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 Este mes, celebró su centenario de existencia un colegio que prestigia la historia local de la ciudad del Guaso y que ha contribuido a la formación de varias de sus generaciones.

salleLa secundaria básica urbana Pedro A. Pérez, fundada el 13 de octubre de 1914, se erige como una institución de referencia provincial en el sector educativo. Foto: Leonel Escalona.

 

Todas la conocen como la Salle, en cambio, pocos saben de los secretos “difuntos” que se esconden en lo profundo de la tierra sobre la que se erige la secundaria básica urbana Pedro A. Pérez, institución celosamente guardada entre rejas de barrotes puntiagudos y muro perimetral, que aparentan dilatar la distancia con las edificaciones que la rodean.

En toda una manzana, que se reserva para sí un espacio en el abrazo de las rectas Carlos Manuel de Céspedes, Jesús del Sol, Prado y Beneficencia respectivamente, cien años no procuran detener el objetivo de su longeva misión, que se ocupa de la continua formación de guantanameros sin importar color, credo o estatus.

Precisamente a ello, se corresponde hoy la enseñanza a sus alumnos de los principios de familiaridad, respeto, honradez, gratuidad y sencillez, heredados de los padres fundadores de este centro, los Hermanos de las Escuelas Cristianas de San Juan Bautista de la Salle, que arribaron a Guantánamo en 1914.

Aunque con otros colores, sus paredes cargan todavía con el recuerdo que fecundó tras su fundación el 13 de octubre de ese mismo año, después de terminada la construcción de este asentamiento, al que se trasladaría el otrora Colegio Sagrado Corazón, que radicaba en una casa de la calle Los Maceo, esquina a Donato Mármol y Bernabé Varona.

Al menos así, lo guarda en sus memorias vívidas y recopiladas Rolando Alejo Pérez, uno de los estudiantes más pretéritos de su plantel, quien agrega que la obra, diseñada por el insigne arquitecto José Luis Leticio Salcines Morlote, se ubica sobre el terreno de un antiguo cementerio, vendido por la iglesia católica por la suma de dos mil pesos.

De esa etapa evoca, de entre muchas historias, cómo la huelga de los maestros de su primer instituto, porque “Batista no quería pagarles el sueldo”, motivó a sus padres a llevarlo para allí; o de cuando tuvo que escribir cinco veces todo un capítulo sobre la formación de los meandros, algo que todavía recuerda y agradece.

salle antiguaEn las fotos, cortesía de Rolando Alejo Pérez, se aprecia el bautizo, por el obispo de Guantánamo, de la primera piedra colocada en lugar de enclave del colegio la Salle, y el develamiento de un busto de José Maceo por el entonces alcalde de la cuidad.

De sus aulas, comenta vanaglorioso Alejo Pérez, salieron preparados muchos de los que luego, integraron o influyeron decisivamente en la formación de profesionales en las más variadas ocupaciones y oficios, por medio de iniciativas como la primera escuela de economía del territorio.

Empero, advierte que, quien “no conoce la historia local, es un árbol sin raíz”, premisa que aprendió de su padre, y que hoy, a sus noventa y tantos años, se aferra al empeño de rescatar, sobre esa idea, las tradiciones de su época, como las fotos colectivas al concluir cada promoción, o encontrar al fin el paradero del busto de José Maceo que una vez, ocupó la siniestra a la entrada de La Salle.

Pero Alejo Pérez no es el único “sobreviviente” con anécdotas bajo la manga, lo es también Joaquín García Rodríguez, presidente de la asociación de antiguos alumnos del renombrado colegio, gremio surgido hace más de seis años.                                                     

“Cientos de médicos, historiadores, escritores, ingenieros y licenciados, se han formado bajo el rigor de la preparación académica que llevó a muchos, a aprehender por los más duros castigos al sol, las tablas de multiplicación hasta el diez”, comenta.

“Haber pasado por aquí“-continúa- fue de lo mejor que nos sucedido en la vida, porque salimos preparados con una educación que va más allá de lo académico; de ahí, el compromiso particular sea el no dejar morir cien años, y los que vendrán de la Salle, en el anonimato”.

Después de la nacionalización de la escuela por el gobierno revolucionario en 1960, una nueva generación de guantanameros ha escrito su historia, que se consolida como una de las más antiguas de su tipo en el país.

A partir de aquí, un siglo más

Para Roberto Carlos Frómeta, del grupo 9no C, y los más de 890 estudiantes que integran la plantilla de la secundaria Pedro A. Pérez, caminar por los pasillos de su escuela se devela cada día como el mítico tránsito que los lleva a tropezarse con el primer embajador de Cuba en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URRS), con un alcalde o un ministro de hacienda de la República, por solo citar algunas de las figuras que de allí salieron.

Este pionero, que desea ser médico o ingeniero químico, forma parte de la nueva cosecha que se recoge en este centro de referencia para el sector en la provincia y el país.

Su investigación, sobre la vinculación a la masonería de “Periquito” Pérez, forma parte de un círculo de interés, existente allí, que estudia la vida y obra de esta trascendental figura del territorio, y que a su vez, pretende fomentar en su colectivo el interés por la historia de su centro y de la ciudad de Guantánamo.

Respecto al tema, Debsy Pérez Ávila, directora del bachillerato, plantea que la misión principal de profesores, instructores de arte y personal de servicio en general, se encamina a rescatar valores como la disciplina, el vínculo con la familia y el hogar, el buen comportamiento y el trabajo con la comunidad.

estudiante salleEl pionero Roberto Carlos Frómeta, fomenta en sus compañeros el interés por el estudio de la historia local, por medio de una investigación sobre el mártir de su escuela y su vinculación con la masonería. Foto: Leonel Escalona.

Inmersos en las transformaciones puestas en marcha a partir del presente curso escolar, exponen resultados favorables en áreas claves del sector, como primeros lugares en concursos nacionales y provinciales, y una retención escolar de más del 98 por ciento.

Otro de los méritos que abrazan orgullosos, se relaciona con el proyecto Luz primaria, único de su tipo en el país, que desde hace algunos años desarrollan de conjunto con la escuela especial 14 de Junio y otras entidades, para vincular a adolescentes con discapacidades auditivas a una rutina normal, y con ello, eliminar las barreras comunicativas que los separan del resto.

Por eso la Salle o la Pedro A. Pérez, después de cien años, sigue dando de que hablar. Desde su privilegiada posición en Carlos Manuel entre Prado y Aguilera, ha visto crecer a esta tierra entre ríos.