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alfredo correa delegado inrhAlfredo Correa Álvarez, delegado del Instituto de Recursos Hidráulicos en Guantánamo. Foto: Leonel Escalona Furones

La sombra de la sequía, a veces solo un recordatorio en el horizonte, otras una carga pesada que impone sus ritmos terribles, ha acompañado a Alfredo Correa Álvarez, a lo largo de los siete años que ya cumple su gestión al frente del Instituto de Recursos Hidráulicos en Guantánamo.

 

Con una formación técnica, pero rozando el humanismo, la mesa de trabajo del “hombre del agua” en el Guaso es una perfecta simplificación de las diatribas de estos días difíciles. Entre papeles de convenios y partes de lluvia, una hoja resume la significación del agua en la sabiduría oriental.

 

Su propio pensamiento, no está alejado de esos principios. La práctica le ha dado, sucesivamente, la razón.

 

Delegado, definitivamente a usted lo persigue la sequía…

 

Podría pensarse, a fin de cuentas, el promedio de lluvias de los últimos siete años ha sido inferior al histórico y descendido en alrededor de 140 litros por metro cuadrado, según las estadísticas de la empresa de Aprovechamiento Hidráulico.

 

Así que técnicamente estamos en sequía meteorológica desde entonces. Solo dos años superaron su marca histórica, 2011 y 2016, pero no hicieron a la larga mucha diferencia pues la sequía tiene un efecto acumulativo. Los pronósticos a futuro, por otra parte, hablan de una reducción de entre un 30 o un 35 por ciento de la lluvia.

 

Otro dato interesante es la drástica disminución de los niveles de las presas. Si en diciembre de 2008 cerramos con 322 millones 500 mil m3 en nuestras presas, cuando despedimos el pasado año, los embalses tenían casi 180 millones menos.

 

Por esto, sostengo que el principal desafío para el desarrollo sostenible de Guantánamo está relacionado con la seguridad hídrica, vista como la capacidad para garantizar agua en calidad y cantidad suficientes para garantizar la salud humana, el medio ambiente y los procesos de producción y de servicios.

 

Hace dos años, le hice una entrevista muy parecida por los bajísimos niveles de la presa Faustino Pérez, que ponía contra la pared al abasto al 75 por ciento de la población de la ciudad de Guantánamo. Hoy, los problemas se corrieron al sur. ¿Cuál es, en resumen, la situación de la sequía actual?

 

Nuestras presas están a un 22,3 por ciento de llenado, el más bajo de los últimos tiempos, pero con la contradicción de que tres: Los Asientos, Pozo Azul y Faustino se mantienen con más del 50 por ciento, mientras La Yaya está a un 14 por ciento.

 

La sequía golpea en Niceto Pérez, El Salvador, Yateras, Manuel Tames, Caimanera y, por supuesto, Guantánamo, debido a la depresión de las presas y el agotamiento de varias fuentes de abasto en localidades de montaña.

 

¿Qué ocurre con La Yaya? ¿Es cierto que el acopio de agua en la presa no es posible debido a tranques ilegales a lo largo del río?

 

Ocurre, pero en mínimas proporciones. Los dos grandes problemas que enfrenta la presa –que se alimenta del río Guantánamo y cuya cuenca está situada casi completamente en el territorio de Santiago de Cuba- son, la ausencia de lluvias, que afecta a las dos provincias, y las pérdidas en el proceso de conducción.

 

De La Yaya, ubicada en el municipio Niceto Pérez, en un año, se sacan 91 mil m3 y un tercio se pierde por conducción. Para darte una idea, lograr abastecer a Ullao Nuevo y Ullao Viejo con 1,5 millones de metros cúbicos requiere verter entre 15 y 18 mil m3de agua en el río para que se bombeé en una estación de Malabé. Un tercer elemento es el uso irracional.

 

¿Cuál es el escenario futuro de La Yaya, y cuáles, las perspectivas para garantizar la distribución a la población y las entidades priorizadas?

 

Quedan, después de restringir el agua a esas poblaciones que te mencioné, las entregas a la agricultura, la ganadería y la acuicultura, unos 90 días de cobertura para abastecer a Guantánamo y Caimanera y a las industrias…, si no llueve.

 

El INRH se está preparando para el peor escenario posible, que es la ausencia de precipitaciones suficientes en estos meses y La Yaya seca para junio. Ese es el contexto de nuestros planes contra la sequía. Ese es el contexto.

 

¿Qué estamos haciendo? Proteger a la población, quitándole carga a La Yaya. En febrero, redujimos la entrega de Faustino de mil 200 litros por segundo (l/s) a 900 y suplimos la diferencia con el bombeo del río Bano que, junto al ahorro de 3 millones de m3 gracias a una conductora construida en 2015, preserva a esa presa.

 

Aumentamos el control con los grandes consumidores y se orientó abrir expedientes para procesar legalmente a los reincidentes, que además ya tienen que pagar enormes sumas de dinero por el sobreconsumo. Los inspectores, de febrero a marzo, triplicaron el número de multas impuestas a entidades estatales y personas, hasta 75, y deben incrementarse.

 

Como proyectos de inversiones, tenemos tres fundamentales. La primera, una conductora de 5,4 kilómetros que pasará por toda la calle 4 Oeste, desde el río Bano hasta el tanque de Lácteos, en el sur de la ciudad cabecera, y para la cual ya se fabricaron los tres primeros km de tuberías de 630 milímetros de polietileno de alta densidad.

 

Esa obra, que implica una segunda estación de bombeo en ese río que se abastece de la presa Jaibo, hoy a un 36 por ciento de llenado, cuando esté terminada podrá llenar el vacío de La Yaya en el Sur con sus entregas de 300 l/s, de los 400 que demanda esa zona.  

 

Mientras, se planea ahorrar entre 15 y 18 millones de m3 con una conductora de siete kilómetros entre Cayamo y Malabé, y una estación de bombeo, que además mejorará la distribución a las poblaciones de Ullao Nuevo y Ullao Viejo, Mártires de la Gloria y Hatibonico, actualmente en fase de preparación técnica.

 

Para Caimanera, proyectamos una planta de desalinización, que estamos buscando en el mercado, y proveerá a ese municipio de un agua de altísima calidad.

presa yaya sequiaLa presa La Yaya, mayor embalse en la provincia de Guantánamo, está a un 14 por ciento de su capacidad de almacenamiento. Foto: Roxana Romero Rodríguez

¿Quiere decir que si llega el caso extremo de que La Yaya colapse, la ciudad tendrá los 300 l/s del río Bano?

 

Si es en junio, la conductora no llegará a tiempo y serán necesarias otras variantes. Por eso, estamos haciendo un levantamiento de los pozos y las cisternas en el Sur, y coordinando con Ferrocarriles de Cuba para abastecer a Caimanera por tren.

 

Demandamos a la dirección del país carros cisterna y tanques para la población, pero también es importante que las personas de Caimanera y el Sur se preparen, limpien sus cisternas…, en caso de que sea necesario abastecerlos con pipas.  

 

Ante esa situación, voy a repetir la Vox populi que, frente a estas medidas, llama la atención sobre la existencia de tantos e insistentes salideros…

 

Los salideros, que existen, son una responsabilidad de Acueductos y Alcantarillados, y ellos tienen un programa para eliminarlos, pero es necesario entender que esa empresa tiene que lidiar con una infraestructura envejecida y con falta de mantenimiento –a pesar de que cada año se destinan unos 14 millones para mejorarla-, y un crecimiento urbanístico desordenado.

 

Tampoco pueden mezclarse las cosas. Estamos ante una situación crítica, en la que todos tenemos que cumplir con lo que nos toca.

 

El programa de hidrometría es otra buena apuesta, ¿qué plan tienen este año?

 

Deben instalarse unos 6 mil metrocontadores en el sector residencial de varios municipios, y con ello llegar a 12 mil 600 –incluido el ciento por ciento de las entidades estatales-, para una cobertura hidrométrica del 12 por ciento.

 

Además, en mayo, debe empezar un programa para medir los flujos del agua en las conductoras, para lo cual se instalarán equipos de telemedición en los cinco puntos principales de entrada a la ciudad de Guantánamo, que permitirán un control más eficiente del recurso, la detección de salideros, ilegalidades...

 

Ciertamente se ha invertido mucho en la infraestructura hidraúlica. ¿Todas las obras del pasado tienen valor de uso? ¿Qué peso tiene la colaboración internacional con respecto al dinero estatal? ¿Con qué se enfrentará estas nuevas inversiones y otras, ya fuera de las urgencias de la urbe capital?

 

Solo nos falta por dar valor de uso entre las obras terminadas a la conductora centro-norte y el tanque de Lácteos, ambos previstos para el año pasado y atrasados, debido a las necesidades que impuso el huracán Matthew. La primera, debe estar lista este mes, y en el otro se trabaja.

 

Tenemos ayuda internacional, Oxfam aporta 83 mil euros para instalar cinco plantas de tratamiento al agua por ósmosis inversa para Maisí, kits de mantenimiento y 2 mil 400 depósitos de almacenamiento; estamos tratando de acceder a un crédito ruso a partir de Unicef, y a un programa de pequeñas donaciones del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente para la desalinizadora de Punta de Maisí; pero el mayor peso sigue siendo del Estado.

 

La mayor parte de las inversiones ante el déficit de La Yaya, se sustentan sobre el crédito de lo Organización de Países Exportadores de Petróleo, OPEP, para la rehabilitación de la ciudad de Guantánamo que era el que estaba previsto para montar toda la infraestructura hidráulica del Consejo Popular San Justo.

 

¿Y San Justo?

 

Esto que le digo, fue presentado ante el Comandante Ramiro Valdés hace algunas semanas, porque al margen de los planes que se tengan, la realidad es que no podemos “secarnos”. De todas maneras, cada día que pasa buscamos nuevas fuentes de financiamiento.

 

Las desalinizadoras de agua son una alternativa fuerte ante la seca en el país, ¿Cuántas se proyectan para la provincia? ¿Se realizan los estudios para evaluar su impacto medioambiental y cómo reducirlo?

 

En Cuba hay tres líneas de trabajo ante las escasas precipitaciones: uso racional de la infraestructura existente, reciclaje del agua y producción de agua, a través de lluvias provocadas y desalinizadoras. Las proyecciones más cercanas aquí son sendas plantas para Maisí y Caimanera.

 

Para evaluar su impacto, visitamos las existentes en el país, y valoramos usar el concentrado, que es esa agua con alto contenido de sal que se devuelve al mar tras el proceso de ósmosis inversa, para producir hipoclorito de sodio. La tecnología para elaborar ese producto a partir de sal común existe, pero tenemos que contactar con los fabricantes para que digan la última palabra.

 

Correa, estamos hablando de una sequía prolongada, de planes, sin embargo no se declara oficialmente, ¿Cómo se explica?

 

Eso está en proceso, pero no depende de nosotros.