biblioteca baracoa Myleydys Acosta Lezcano, bibliotecaria baracoesa Foto: Richard López Castellanos

En los años 30 del siglo XX ya se leía en bibliotecas de Baracoa. Las instituciones funcionaron lo mismo en un colegio religioso que en sociedades de instrucción y recreo como El Liceo, La Perla y El progreso. No fueron las únicas, aunque sí tenían membrecías selectas, por ser privadas.

La posibilidad de que la lectura fuera un servicio para todos cristalizó el 10 de noviembre de 1937, por iniciativa de los periodistas locales Antón Morales Torres y Manuel Borges Font. Gracias a ellos nace la biblioteca pública Puño y Letra con un fondo de 43 libros, diarios del territorio, manuscritos y otros materiales de documentación.

Aún así, leer no parecía muy seguro, pues la nueva institución carecía de edificio propio y era frecuente el cambio de sede. En auxilio, los sindicatos y el Ayuntamiento prestaban sus espacios, pero con límite de tiempo.

Mucho después, el 28 de enero de 1968, se funda la Biblioteca Pública Raúl Gómez García donde hoy se encuentra. Habían transcurrido casi diez años de proceso revolucionario y el propósito de que el libro impreso estuviera al alcance de las manos respondería a un proyectado Programa Nacional por la Lectura.

Medio siglo a la vista

Cincuenta años de vida, en cualquier contexto, invitan a considerar el tiempo. Hoy lo hace Noelvis Péres Morales, actual directora de la biblioteca de la Primera Villa de Cuba.

"Hace casi cuatro años estoy al frente de la institución y su pasado es como su presente", dice, y explica que el camino recorrido desde el día inicial solo ha reafirmado la función social del centro donde labora.

"He tenido la suerte de recibir el legado de trabajadores abnegados en un sector tan complejo como el cultural", añade, y agradece a las fundadoras, las jubiladas y las jóvenes bibliotecarias que promocionan el provecho de un libro por disímiles rincones del territorio baracoeso.

La directora menciona en especial a la jubilada María Court Hernández, una personalidad de la cultura local que dirigió la biblioteca durante más de 15 años y la llevó a un período floreciente de iniciativas, acciones, esfuerzos y reconocimientos a todos los niveles en el país.

"María, aún enferma, sigue con nosotros, pues participa en las principales actividades que realizamos para el público y hasta disfruta de regalar una interpretación al piano, su mayor aliado como instrumento en las clases de música que impartía a niños y adolescentes".

En el corazón de los barrios

El trabajo de extensión de la biblioteca situada en el Centro Histórico de la Ciudad Primada está a cargo sobre todo de mujeres. Ellas suman 22 de los 26 empleados a cargo de, por ejemplo, las llamadas bibliotecas de barrio, la manera más asequible y útil de ganar lectores en las comunidades.

Eso hace la técnica en bibliotecología Doralis Roses Lobaina, en Jobo Dulce, Consejo Popular Cabacú. A su casa van a pedir libros prestados personas de toda edad, en especial niños de escuelas primarias que buscan obras de aventuras, y amas de casa que persiguen novelas y se extravían en los vericuetos de Cien años de soledad.

Igual tarea tiene la especialista en programación Yarinka Milhet Guilarte, pero en torno a la calle República, del Consejo Popular La Asunción, como hacen otras en las zonas de Joa, Bohorque, La Cuava y Saibá con volúmenes que renuevan cada tres meses, entre lo que se hayan La Edad de Oro, El diario del Che en Bolivia y Una pica en Flandes.

Otras experiencias son las cajas viajeras, vistas como módulos facilitados a los promotores culturales para actividades de promoción; minibibliotecas en hogares de 33 zonas montañosas; buró de préstamo o sala de lectura en centros de trabajo, empresas y el Establecimiento Penitenciario de Paso de Cuba.

A favor y en contra

Cuando los métodos de trabajo en el colectivo del mayor recinto de literatura de este municipio parecían agotarse, un singular proyecto mostró lo contrario. Myleydys Acosta Lezcano y colegas, improvisadas titiriteras, comenzaron a montar obras de teatro a partir de textos desconocidos por la mayoría y presentados con buen resultado como narraciones orales en vecindarios y centros laborales.  

Mucho más reciente es la atención del técnico Leonar Blet con libros en Braille a miembros de la Asociación Nacional de Ciegos y Débiles Visuales, una sociedad que él mismo integra y con la que se siente en deuda de gratitud.

Opuesto a lo anterior, el fondo de títulos en la institución satisface a medias. En compensación se han recibido materiales de instituciones como Casa de las Américas, la editora Tablas-Alarcos, el Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello, el Instituto de Historia de Cuba y el Centro de Estudios Antonio Maceo Grajales, de Santiago de Cuba.

También han colaborado personalidades notables de la intelectualidad cubana como Fernández Martínez Heredia, que envió un módulo de sus títulos, y personas que entregaron volúmenes únicos de sus propias librerías.

Variantes de un camino

Si se piensa en retos para la Biblioteca Municipal de Baracoa, se puede aludir a internet y al desafío de inclinar a favor la balanza del desarrollo tecnológico. Es paradójico que se haya instalado una sala de navegación en el lugar y que la baja velocidad de conexión apenas permita utilizar las computadoras.

También asociado a las nuevas tecnologías, muchas personas prefieren emplear su tiempo libre en juegos instalados en máquinas y móviles, cuando no optan por obtener información e incluso leer en la pantalla de un monitor en sus casas.

Mientras tanto, cada año se trata de actualizar el fondo de obras con títulos de la Feria Internacional del Libro de Cuba y compras a la librería Rubert López para las diferentes salas, y en especial para la extensión bibliotecaria.

Por lo demás, no hará falta hacer mucho para mantener el prestigio de la institución si la actual rutina laboral de sus trabajadores permanece constante. Allí, a diario, toma vuelo la frase de Stéphan Mallarmé de que el propósito del mundo es un libro.

Fuente: Radio Baracoa

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