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Especialistas, técnicos y guardaparques de la Unidad de Servicios Ambientales Alejandro de Humboldt, de Guantánamo, trabajan en la recuperación de ecosistemas degradados...

Especialistas, técnicos y guardaparques de la Unidad de Servicios Ambientales (UPSA) Alejandro de Humboldt, de la provincia de Guantánamo, priorizan acciones encaminadas a la recuperación de ecosistemas degradados por anteriores exploraciones para la explotación minera.

La rehabilitación avanza con éxito en predios antes pertenecientes a la Empresa Moa Nickel S.A, en entornos de la Altiplanicie del Toldo, al sureste del municipio de Moa de la vecina región de Holguín, específicamente en la cuenca del río Piloto, que desemboca al Jaguaní, principal afluente del Toa.
El biólogo Gerardo Begué-Quiala, Máster en Ciencias, señaló a la prensa que en un trienio los ambientalistas han restaurado 18, 4 hectáreas dañadas en esa zona, comprendida en lo que es hoy el Parque Nacional Alejandro de Humboldt, y las labores incluyen la conservación de suelos, formación de fajas hidrorreguladoras y reforestación con especies autóctonas, como el ocuje y el roble.
Puntualizó que la rehabilitación del lugar forma parte de un empresa que inicialmente evaluó impactos residuales de prospecciones mineras, ejecutadas en las décadas del 70 y 90 del pasado siglo, las cuales incluyeron perforaciones térreas para constatar la calidad y cantidad del yacimiento presente.
Este paraje antes poblado por bosques húmedos de gran porte arbustivo, a la sazón fue también expuesto a la tala, para la creación de amplias trochas que facilitarían las operaciones, pero que afectaron significativamente los ecosistemas implicados y su biodiversidad, sobre todo la de la flora, acotó Begué-Quiala.
Por su parte, el ingeniero agrónomo y forestal Rolando Villaverde, también vinculado a la restauración de la zona, explicó que en 2012 la primera fase evaluativa del actual programa identificó más de 20 hectáreas desprovistas de vegetación, y el 13,5 por ciento de la superficie total de suelo afectada por procesos avanzados de degradación y erosión.
Subrayó que de manera natural estas áreas tardan largo tiempo para recuperarse, y lo hacen con plantas oportunistas resistentes a los impactos, como el cordobán y los helechos, lo cual limita la variedad, donde otrora convivían de 20 a 30 especies diversas.
Comentó que el programa ambientalista abarcará un período de cinco años –hasta 2017- y en total se aspira restaurar alrededor de 29 hectáreas, lo cual salvaguardará y garantizará la permanencia de bienes y servicios ecosistémicos de incalculable valor económico, ecológico y social.
Ambos especialistas coincidieron en que independientemente de la importancia de la zona por albergar millones de toneladas de níquel, su mayor relevancia está dada por pertenecer a un área protegida exclusiva, Patrimonio Mundial de la Naturaleza, de valía para la biodiversidad, el agua potable y otros primordiales recursos.