Imprimir

tabaquismo en cubaImagen ilustrativa

Diego fuma, porque “se siente mayor”; Laura, porque aprendió con su novio; en la casa de David todos fuman, y Yeni se siente seductora y elegante cuando tiene un cigarro en la mano. Todos son adictos al tabaco, pero lo más curioso: ninguno sobrepasa los 16 años.

 

La pubertad es una etapa crucial de la vida del ser humano, en la que se producen grandes cambios físicos, psicológicos y sociales: crecimiento corporal, desarrollo sexual, inicio de la capacidad reproductiva, necesidad de independencia, la búsqueda de la identidad, la elección de una ocupación y la tendencia a reunirse con grupos.

 

Con la socialización entre similares, los adolescentes suelen exponerse a factores y conductas de riesgo que aumentan la probabilidad de aparición de actitudes equivocadas que pueden repercutir en la vida presente y futura, entre ellas, el mal hábito de fumar.

 

El tabaquismo es una enfermedad crónica incluida en el grupo de las adicciones, causa mundial de defunciones prevenibles pues provoca diversas patologías y la muerte prematura.

 

Varios son los efectos nocivos del humo del tabaco, pues porta la nicotina, que crea la dependencia; el monóxido de carbono, gas incoloro y altamente tóxico que puede causar la muerte al respirarse en niveles elevados; los gases irritantes que afectan el aparato respiratorio; y muchas otras sustancias potencialmente cancerígenas como el benzopireno.

 

Según especialistas entre los factores que llevan a los adolescentes convertirse en fumadores está la influencia de amigos, padres y otras personas adictas al cigarro, con quienes conviven; e incluso hay quienes alegan practicar el malsano vicio como método para controlar el peso corporal, buscar sensaciones, aliviar el estrés…

 

En realidad, ¿qué encuentran?: detrimento de la imagen corporal (mal aliento, manchas dentales, uñas amarillas…); disminución del rendimiento físico, falta de independencia (sentimiento de control por los cigarrillo).

 

En fin, lo que comienza como una moda que los hace lucir “cool” frente a los demás, termina poco a poco convirtiendo a las personas en seres indeseables por el permanente aspecto desagradable que llevan.

 

Prevenir estos comportamientos desde edades tempranas es primordial, por ello los adultos, dígase padres y educadores, deben prestar más atención y buscar nuevas alternativas para que llegue el mensaje sobre la importancia de abstenerse al tabaco, sobre todo en los estudiantes de secundaria, pues hoy día es común ver algunos “echando una cacha´ita” para pasar el rato.

 

La población adolescente, suele preocuparse poco por la salud en general y aún menos si es a largo plazo,  por lo que en este aspecto, es importante inculcarles enseñanzas a partir de la incidencia real del cigarro en el aspecto estético, deportivo, económico y la vida misma, así como aludir a los síntomas y problemas de salud como el asma y las enfermedades cardiovasculares, que resultan incompatibles con el humo.

 

El hogar es el primer escenario de socialización de la persona y allí surgen los comportamientos, actitudes y valores básicos que perfeccionará durante su vida, por lo que se convierte en un elemento clave en el desarrollo o la prevención de conductas como el tabaquismo.

Pero solo al trabajar juntos se podrá logar erradicar este mal que tanto afecta a los jóvenes, quienes así aprenderán bien la lección que dicta el spot televisivo de las drogas: mejor no empezar.