Los nacidos después de 1976 -año del proceso de consulta popular que permitió aprobar la Constitución de la República de Cuba vigente-, no tenemos referencia alguna de ejercicios de debate del proyecto de Carta Magna como los que hoy se viven en barrios y centros laborales.
La actual reforma constitucional resulta la oportunidad para ejercer la condición de ciudadanos y ser partícipes de cambios trascendentales a partir del análisis del documento que regirá todo el ordenamiento jurídico cubano. Algo así como “tomar las riendas del país” con nuestras propias manos, y que desde la Teoría sociopolítica se suele considerar como la forma de “ejercer la democracia”.
Contribuir en la construcción colectiva del actual Proyecto de constitución constituye deber de todos para lograr que resulte un texto inclusivo, en el cual se refrende el criterio de la mayoría, que además le corresponde cumplir la nueva Ley de Leyes resultante y velar porque otros lo hagan.
El paso trascendental que hoy vivimos no es cuestión de ligerezas, mucho menos de hablar por presumir de intervenir en la reunión, se trata de un ejercicio de aportación que exige de lecturas inteligentes y exhaustivas, que permitan trasladar planteamientos concretos desde las discusiones con relación a sus 224 artículos.
Cada persona, ahora devenida en constituyentista, debe leer el proyecto, estudiarlo, pedir explicaciones, opinar sobre sus párrafos, así como informarse de antecedentes de este proceso en el mundo. Conocer es clave para que la consulta popular resulte efectiva y elaborar “una letra que concilie voluntades”.
Discrepar en las reuniones no es negativo, plantear dudas, mucho menos. Adicionar, suprimir o modificar es una oportunidad de cada cubano dentro o fuera del país, siempre que se haga con responsabilidad, con propuestas claras y precisas, sobre la base del respeto y en pos del bienestar colectivo.
Los planteamientos emanados en esas reuniones, conformarán el futuro texto definitivo que verá nuevamente la Asamblea Nacional del Poder Popular y que someteremos a referéndum.
A la hora de opinar se puede hablar de todo, mas en la práctica muchos debates se han centrado en determinados aspectos, desestimando otros temas trascendentales que deben ser abordados en toda su magnitud.
Contenidos tan esenciales como los Derechos, deberes y garantías, la Estructura del Estado, los Fundamentos económicos, demandan del razonamiento en profundidad, pues se trata de aspectos novedosos que acercan a Cuba a las dinámicas mundiales del ejercicio de gobierno y adecuan la Norma, a las condiciones del perfeccionamiento del sistema económico y social.
La dimensión del análisis de la futura Ley Suprema de la República, necesita de un ciudadano activo, preparado, dispuesto a aprovechar cada espacio para plantear asuntos que considera medulares en el texto político –jurídico que regirá la vida de las actuales y futuras generaciones, y que con seguridad debe favorecer el progreso de Cuba.
Cada sitio de encuentro donde aún no se discute el Proyecto, debe convertirse en un espacio de socialización y debate, incluso antes de la reunión oficial, de manera que como ciudadanos podamos garantizar que la Constitución, fruto del consenso popular, esté hecha a la medida de los cubanos.