aguas de amyoLas lluvias son acogidas por las personas de diferentes formas y pueden provocar en ellas nostalgia, tristeza, alegría y hasta incomodidad, pero si son las de mayo, “otro gallo canta”.

Diferentes generaciones han crecido escuchando alabanzas sobre el quinto mes del año, porque sus aguas hacen crecer a los niños, dan buena suerte, limpian el rostro y lo rejuvenece, son eficaces para combatir el dolor de estómago, desparasitantes, benditas para las cosechas y hasta hacen crecer el pelo.

Esa tradición hace que mayo sea quizás el mes más esperado y preferido en muchas latitudes, mientras su nombre lo debe a Maia, una divinidad de la mitología romana, diosa de la primavera y la agricultura según espacios digitales.

Rabindranath Tagore, poeta filósofo, artista, dramaturgo y novelista, dijo que la lluvia cuando es tenue y fina es cosa de poesía… “las gotas besan la tierra murmurándole”. Pero cuando son intensas y persistentes, otra es la historia.

Metafísicos consideran “una magia recibir el contacto en el cuerpo de esas primeras precipitaciones, pues el agua que se condensó de la tierra, volvió en forma de lluvia bañada por los rayos del sol y, por lo tanto, nos llega con el latido del corazón de la tierra misma en cada una de sus células”.

Son muchos los que sin sombrilla o capa reciben el agua que cae del cielo en el primer aguacero de mayo y con alboroto y risas disfrutan el singular baño.

Las aguas de mayo permiten incrementar los volúmenes de las presas con el consiguiente beneficio para el riego de los cultivos y el abasto a la población. Los ríos se alimentan y ensanchan su cauce con ocasionales inundaciones que reclaman medidas preventivas para la protección de las personas, las cosechas y otras ramas de la economía.

El quinto mes del calendario es pródigo en populares refranes y coplas: guarda pan para mayo y leña para todo el año; agua de mayo, pan para todo el año; en hora buena venga mayo, el mejor mes de todo el año; venir como agua de mayo, y San Isidro el labrador quita el agua y pon el sol, entre otros.

Sin duda, mayo es un mes lindo, adornado por las flores, con el lirio como su símbolo y la esmeralda como su piedra preciosa. En fin, perfecto hasta para enamorar sin mediar palabras, solo con el simple obsequio de una de sus rosas. (ACN)

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